En mi nota de ayer “El sindicato de la Crónica” no mencioné a la Mtra. Oralia Esparza, antigua compañera de trabajo en la universidad, persona muy capaz y estimable. Y es que, como no se me ha informado absolutamente nada de la constitución de este consejo de la crónica, no sabía que la Mtra. Esparza estaba en él. Para ella, mis respetos.
Un artículo aparecido hoy, menciona que no le reconozco autoridad al cabildo para crear dicho consejo. Para mí, el verdadero problema no radica en la autoridad, sino en la forma en que la ésta se ejerció. Tan sencillo como que si el cabildo planeaba crear un consejo de la crónica, debería haber consultado al asesor idóneo, al Cronista Oficial de Torreón. Asistir y orientar al cabildo en materias de interés para la historia, la crónica o el patrimonio material y documental, es quizá la función más trascendente del Cronista en funciones. Esta omisión, calculada o no, es más que lamentable.
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