No eran los soldados, sino el pueblo torreonense el que saqueaba el 15 de mayo de 1911
El día 30 de abril recibí una atenta invitación del Dr. Manuel Lee Soriano, Presidente de la Unión Fraternal China de La Laguna, A.C., la cual agradezco encarecidamente. Se trata de una participación para asistir a la ceremonia cívica que hoy 15 de mayo tendrá lugar para honrar la memoria de los 301 torreonenses de origen chino que fueron masacrados en nuestra ciudad por las fuerzas revolucionarias maderistas el 15 de mayo de 1911, hace exactamente 97 años.
Nunca se debe borrar de la memoria de nuestros conciudadanos que, el ser humano, sin el control de su propia conciencia, puede convertirse en la bestia más despiadada. Ya lo vivimos hace 97 años. La muerte de los torreonenses chinos es un hecho del pasado del cual todavía queremos lavarnos las manos. Afortunadamente, hace 97 años hubo humildes peones que tuvieron compasión de quienes eran cazados y muertos de la manera más cruel, protegiéndolos a riesgo de sus propias vidas. Algunas personas de buena posición social también ofrendaron su sangre en aras de la defensa de las vidas torreonenses. Mención especial merece el señor Sternau, coopropietario del Hotel Carlos Sternau, quien fue colgado por los maderistas a causa del tiroteo defensivo que varios españoles sostuvieron desde el hotel.
Entonces, hoy celebremos no solamente la memoria de quienes murieron sin razón y sin justicia hace 97 años. Celebremos también una promesa: que por la fuerza de nuestra decisión y solidaridad ciudadana, jamás vuelva a ocurrir algo semejante en Torreón ni en La Laguna. Nunca más una minoría, cualquiera que sea su rasgo distintivo, reciba daño en su integridad física. Que los errores del pasado nos enseñen a vivir dignamente el presente y el futuro.
Nunca se debe borrar de la memoria de nuestros conciudadanos que, el ser humano, sin el control de su propia conciencia, puede convertirse en la bestia más despiadada. Ya lo vivimos hace 97 años. La muerte de los torreonenses chinos es un hecho del pasado del cual todavía queremos lavarnos las manos. Afortunadamente, hace 97 años hubo humildes peones que tuvieron compasión de quienes eran cazados y muertos de la manera más cruel, protegiéndolos a riesgo de sus propias vidas. Algunas personas de buena posición social también ofrendaron su sangre en aras de la defensa de las vidas torreonenses. Mención especial merece el señor Sternau, coopropietario del Hotel Carlos Sternau, quien fue colgado por los maderistas a causa del tiroteo defensivo que varios españoles sostuvieron desde el hotel.
Entonces, hoy celebremos no solamente la memoria de quienes murieron sin razón y sin justicia hace 97 años. Celebremos también una promesa: que por la fuerza de nuestra decisión y solidaridad ciudadana, jamás vuelva a ocurrir algo semejante en Torreón ni en La Laguna. Nunca más una minoría, cualquiera que sea su rasgo distintivo, reciba daño en su integridad física. Que los errores del pasado nos enseñen a vivir dignamente el presente y el futuro.
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