Escudo de Torreón

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lunes, enero 19, 2009

Un último zapatazo



Por fin termina la era oscurantista de Bush. Pocos presidentes estadounidenses han dejado un recuerdo más amargo que éste. Toda su presidencia, desde sus inicios, se basó en la duda. ¿Fue un presidente legítimo? ¿Puede ser legítimo un presidente que no gana por el voto directo del pueblo, sino por el indirecto de las camarillas electorales, y en última instancia, por el fallo de la Suprema Corte de Washington?

Nunca un presidente de Estados Unidos se había establecido y afirmado como si fuera un monarca absoluto. Solamente los emperadores romanos más perturbados pretendieron hacer que el mundo se plegara a sus deseos y definiciones, por encima de la libertad, del derecho (Jus Gentium), de la filosofía y del bien común. Nunca un presidente estadounidense había causado tantos daños económicos a nivel global, ni había sido tan soberbio como para querer redefinir la realidad del mundo entero, a partir de sus propios intereses y conveniencias.

Llama la atención que mientras Bush sale de la Casa Blanca, los israelíes salen de Gaza. Cualquier político de medianos alcances puede ver con claridad una relación entre socios. Israel le causó el mayor daño posible a los palestinos, porque Bush lo permitió. Sin Bush en la presidencia, y con la comunidad de naciones en contra, Israel hace hoy una graciosa retirada. Claro, quizá el nuevo presidente, Barak Obama, no vaya a ser tan permisivo en estos asuntos, así que Israel tenía que “aprovechar” la protección de Bush.

Ojalá exista un verdadero cambio de actitud en la Casa Blanca, y no un simple relevo de estafeta.

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