Escudo de Torreón

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domingo, enero 21, 2007

La casa de "la francesa"

La ciudad de Torreón, aunque relativamente joven, cuenta con algunos edificios centenarios o casi centenarios. Para nuestra fortuna, existen documentos que nos hablan de los orígenes de algunos de ellos y de quienes los habitaron. De otros, solamente contamos con noticias inciertas o leyendas. Una tercera categoría cuenta con documentos históricos y a la vez con leyendas que los califican y explican a partir de la percepción popular.



Uno de esos edificios que poseen historia y leyendas es el que se encontraba ubicado en la esquina de la calle González Ortega y avenida Allende de Torreón, y es el que ilustra nuestro artículo. El frente, con arcos, miraba hacia la alameda, y los balcones y las caballerizas, hacia la calle. Para mayor referencia, la parte baja de esta casa sirvió muchos años como Oficialía Tercera del Registro Civil de Torreón.

Se trataba de una casa habitación construida por don Eulogio Valdés Barro para su familia la señora Lázara Carrillo de Valdés e hijos en los años finales de la era porfiriana,. Don Eulogio era un próspero hombre de negocios cuya casa comercial operaba bajo la razón social de Eulogio Valdés Barro y Hnos. Comerciantes en ganadería de Torreón, con sucursales en Gómez Palacio, Dgo., en San Pedro y en Matamoros, Coah.

Como cualquier otra casa de la región, ésta conoció épocas de alegría y también de tristeza. De esta casa partió hacia la parroquia del Carmen el cortejo fúnebre del joven Salvador Valdés Carrillo, hijo de don Eulogio y de doña Lázara. La fecha, un lúgubre día de 1920. Hasta aquí llega la historia documentada.

La leyenda le atribuyó a esta casa un oscuro sino. Se decía que en ella había ocurrido una tragedia. Que en alguna fecha incierta del pasado una señora francesa había sido asesinada (Todavía a principios del siglo veinte, el habla popular designaba como francesesa los quienes lo eran por nacionalidad, o bien a las personas que por ser rubios y de ojos claros parecían serlo). Que al tratar de robarla, unos malvados ladrones la mataron a sangre fría sin lograr su cometido. Que desde entonces el alma de la señora penaba por todo lo que había sido su casa. Que la difunta sabía dónde estaban enterrado el oro que buscaban los ladrones y la aparición lo custodiaba noche y día asustando a quien se acercara al sitio.

Otra leyenda relacionada con esta casa no es tan terrible. Se dice que muy abajo de sus cimientos existe todavía un canal embovedado que venía desde el viejo edificio de la aduana (ahora convertido en banco, Juárez y González Ortega), cruza la alameda y sigue hacia el norte. Que a veces lleva agua y que eso explica la terrible humedad de las casas y edificios del rumbo.

En la actualidad subsiste el núcleo de la casa original, aunque dividido y remozado en distintas secciones.

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