Escudo de Torreón

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miércoles, diciembre 21, 2011

Más antecedentes africanos




El Censo de la Parroquia de Viesca de 1848, incluyó, entre otros, al Rancho del Alamito. Entre sus habitantes empadronados en dicho año, encontramos a José María Córdoba, de 37 años, casado con Clara Martínez, de 28 años. Entre sus hijos que vivían con ellos, estaban Gabina Córdoba, de 10 años de edad, un hijo adoptivo, Félix Córdoba, de 8 años, Luciana, de 6 años, Victoriana, de 2 años. Con ellos vivía también Eusebia Martínez, doncella (señorita) de 16 años de edad.

Durante la era colonial y el siglo XIX, los ranchos laguneros constituían polos económicos y sociales que brindaban trabajo y cobijo a los jornaleros que decidían laborar en ellos. Desde el siglo XVII, la economía comarcana era agroindustrial, ganadera y minera. Los ranchos y haciendas pertenecientes a los marqueses de Aguayo, en Coahuila, y a los condes de San Pedro del Álamo, en Durango (ambas familias estaban enlazadas por matrimonio) formaban un sistema económico y social que permitía la continua circulación de jornaleros, de acuerdo a las labores que se fueran requiriendo en los diversos ranchos del circuito.

Los antepasados de José María Córdoba, al igual que muchos de los habitantes de estos ranchos laguneros, iban y venían por la Comarca, de acuerdo a la demanda y oferta de mano de obra. Se trataba de una especie de inmigración interna, por motivos de trabajo. Veamos este caso en particular. Revisemos el acta de matrimonio de José María Córdoba y de Clara Martínez. Actualizo el lenguaje en su grafía, para que no cause dificultad la lectura.

Al margen “ José María Córdoba con Clara Martínez” Al centro “En el año del Señor de mil ochocientos treinta y seis; en nueve de mayo, hechas las tres canónicas moniciones, que fueron primera, domingo diez de abril, segunda, domingo diecisiete de dicho, y la tercera domingo veinticuatro del mismo, y no habiendo resultado impedimento alguno, instruidos en la doctrina cristiana, y preparados con los santos sacramentos de confesión y comunión, yo el ciudadano bachiller Marcelino Fuentes de Sierra, cura propietario, vicario y juez eclesiástico de Mapimí, por palabras de presente desposé, velé y di bendiciones nupciales al ciudadano José María Córdoba, soltero de veintitrés años de edad, originario de la ciudad de Cinco Señores y residente en San Felipe de esta jurisdicción hace nueve años, hijo de los ciudadanos José de la Cruz Córdoba, que vive, y María Guadalupe Martínez, difunta, legítimamente casados, con María Clara Martínez, doncella de veintidós años de edad, originaria de la Hacienda de La Loma y residente en Avilés, ambos de esta jurisdicción, hija de los ciudadanos José Antonio Martínez y María Sebastiana Rivera, legítimamente casados, habiendo antes preguntado y obtenido ambos su mutuo consentimiento, guardando en todo el rito de nuestra santa madre iglesia, siendo testigos al acto de su desposorio Aniceto Córdoba, Cecilio Elizalde y otras varias personas, y por que conste lo firmé. Marcelino Fuentes de Sierra”.

El señor José María Córdoba, de acuerdo a su partida matrimonial, nació en Nazas, Durango (“Cinco Señores”) en 1813. Se había trasladado a San Felipe en 1827, y en 1848 lo encontramos en El Alamito, con familia, Su esposa, María Clara Martínez, nació en la Hacienda de La Loma en 1814, y residía en Avilés (la hacienda frente a Lerdo, Durango) en 1836. En 1848, estaba avecindada con su esposo e hijos en el Rancho del Alamito.

¿Qué sabemos de José de la Cruz Córdoba, padre de José María? Pues sabemos que era originario del Álamo (Durango) precisamente la Hacienda de la cual los condes recibieron la nominación de su título de “condes del Álamo”, entonces en la jurisdicción de Peñón Blanco, Durango. Fue bautizado el 16 de mayo de mayo de 1786, de calidad “mulato”, hijo legítimo de Domingo Córdoba y de Juana Josefa de Olivas. Sus padrinos fueron unos pastores de dicha hacienda. En 1812 residía en San Juan de Casta. Casó varias veces.

En 1848, José de la Cruz Córdoba, que declaraba tener 62 años de edad, residía en El Alamito con su esposa Gertrudis Martínez, de 43 años de edad. Con ellos vivían sus hijos Guadalupe, de 20 años, Estéfana, de 18; Ricardo, de 16; Epifanio, de 14; Emeterio, de 12; Victoria, de 10; Teófilo, hijo adoptivo.

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