Escudo de Torreón

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viernes, octubre 07, 2011

Don Félix Edmundo Corona de la Fuente

A los 25 años de edad


En sus 45 años de matrimonio


Nació en Monterrey, N.L. el 7 de octubre de 1911. Fueron sus padres don Félix Edmundo Corona Toledano, ingeniero de ferrocarriles, y doña María Antonia de la Fuente Treviño, distinguida señorita nacida en Monterrey.

Habiendo perdido a su madre a los 6 años de edad, destruido también el negocio familiar “El Siglo XX” de Monterrey (incendiado por los revolucionarios) Félix Edmundo, sus hermanos y su padre se mudaron a Saltillo, tierra de sus ancestros maternos. En efecto, entre ellos se encontraban el capitán Alberto del Canto, y otro capitán, Domingo de la Fuente. O bien, viticultores como don Juan González de Paredes, o don Andrés de la Fuente Flores, su bisabuelo.

Por algún tiempo, su familia se hospedó en el chalet del ingeniero Garbett. Ahí adquirió un particular gusto por los “bisquets”, y fue desde ese chalet que contempló, atemorizado, el incendio del teatro García Carrillo en 1918. En Saltillo, Félix Edmundo asistió al Colegio Roberts (metodista) cuando ocupaba su local en la avenida Victoria, y posteriormente, cuando se cambió al edificio de ladrillo de estilo Georgiano que se encuentra frente a la alameda de aquella ciudad.

También fue alumno del Ateneo Fuente y pasó un tiempo en la escuela Narro. Finalmente, decidió apoyar económicamente a su padre y hermanos, e ingresó en 1928 a la Compañía Constructora Latino Americana, S.A. y la firma de “Ingenieros y Contratistas “Martin” S.A. de Saltillo, las cuales desarrollaban trabajos en la compañía petrolera inglesa “El Águila”, particularmente en la pavimentación de la refinería de Azcapotzalco, en la ciudad de México. Otra gran obra fue la de la construcción de la carretera México-Laredo, por la Sierra Madre Oriental.

Fue con los ingenieros ingleses que aprendió todos los secretos de la pavimentación asfáltica. Estos ingenieros habían depositado en Félix Edmundo una gran confianza, en vista de su integridad moral y profesional, y de su capacidad de aprendizaje. En poco tiempo, aquél joven regiomontano tenía a su cargo una cuadrilla entera de recios trabajadores ex cristeros.

A mediados de los años treinta, Félix Edmundo vino a Torreón por motivos profesionales. Fue aquí que conoció a la que sería su esposa, la señorita María Concepción Páez Martínez, originaria de la ciudad de San Luis Potosí. Como a muchos otros inmigrantes de la época, la oportunidad de prosperar en la Comarca Lagunera atrajo a la familia Páez Martínez. Las tierras familiares se habían perdido, o estaban en proceso de perderse (en la hacienda de Las Tuzas, jurisdicción de Alaquines, S.L.P.) así que había que comenzar de nuevo.

Durante los años cuarenta, Félix Edmundo prestó sus servicios profesionales en la Junta de Mejoras Materiales de Torreón.

Con la Constructora del Norte, S.A. de C.V., Félix Edmundo trabajó en la pavimentación de la tercera zona de la ciudad de Torreón, así como en la construcción de las carreteras San Pedro-Saltillo, Piedras Negras-Allende, Torreón-Matamoros, Coahuila, Gómez Palacio-Bermejillo.

Con la “Constructora Mexicana” de Monclova, Félix Edmundo intervino en la costrucción de las carreteras Camargo - La Perla (100 kms.); Monclova – Monterrey (100 kms.), construcción de los puentes de la carretera a Monterrey; pavimentación de la ciudad de Monclova; camino Monclova – Torreón; camino Candela – Estación Candela; pavimentación de las poblaciones de San Buenaventura, Allende y Piedras Negras, en Coahuila.

Posteriormente, Félix Edmundo se dedicó a trabajar de manera independiente en Torreón, con su compañía de pavimentaciones.

Su aporte a la adaptación de la pavimentación asfáltica a las condiciones de Torreón, así como a la innovación tecnológica en este campo, no fue pequeño. Un buen testimonio de esta realidad aparece en su artículo sobre innovación tecnológica en la pavimentación de la colonia Estrella de Torreón, el cual fue publicado en la revista “Ingeniería Internacional Construcción. Una revista internacional de la Reuben H. Donnelly Corporation”, número de febrero de 1966, p. 42.

En su feliz y longevo matrimonio con doña María Concepción Páez Martínez, procreó cinco hijos e hijas: Enrique Edmundo, Félix Edmundo, Elba Olimpia, Sergio Antonio (este cronista) y María Concepción Gabriela.

Quienes le trataron personal o profesionalmente, recuerdan a don Félix, mi padre, como el hombre más moralmente íntegro y honrado que jamás conocieron. El más respetuoso de la integridad física de los seres vivos. Don Félix Edmundo Corona de la Fuente murió tranquilamente, el 30 de abril de 1999. El día de hoy cumpliría su centésimo aniversario. Esta nota es un pequeño recuerdo que le dedicamos mi madre que le sobrevive, sus hijos, nietos y bisnietos.

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