Como vimos en el artículo de esta Crónica, de fecha del 11 del presente mes de junio, el Juez de Distrito del Estado de Coahuila, licenciado Donato R. Cárdenas, libró orden de aprehensión el 12 de agosto de 1912, contra Benjamín Argumedo y otras personas, como responsables de la matanza de súbditos chinos y saqueo de sus intereses ocurridos en Torreón en mayo de 1911.
El lagunero Argumedo cometió esos ilícitos como miembro del ejército revolucionario Maderista. Apenas dos años después de la orden de aprehensión, en octubre de 1914, Argumedo se encontraba en Tlaxcala con el propósito de levantar en armas contra el gobierno, a los habitantes de aquél conservador estado de la federación, bajo el grito de guerra “Religión y Fueros”.
Le acompañaban los ya entonces motejados como “traidores” ex generales huertistas Higinio Aguilar y Juan Andrew Almazán, de quienes se decía que eran célebres por sus asesinatos y fechorías en la era de Victoriano Huerta.
Llevaban con ellos una partida de unos mil quinientos hombres de caballería y 800 de infantería. En su compañía iban el terrateniente Eulogio G. Gillow y Zavalza, arzobispo de Oaxaca y el cura del Terrenate. Probablemente estos señores pensaban que su presencia daba legitimidad al levantamiento.
El gobierno de Tlaxcala envió al general Pedro Morales a combatirlos, logrando una brillante victoria a pesar de la inferioridad numérica. Los parajes de la batalla fueron Tecoac, el mismo donde tlaxcaltecas y españoles lucharon a muerte; Tepeyahualco y Terrenate, el 30 de septiembre de 1914.
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