Los grandes museos exhiben valiosos objetos tridimensionales con los cuales constituyen lo principal de sus colecciones. Se trata, en la mayoría de los casos, de objetos originales. Estos objetos suelen estar insertos en un contexto museográfico que les da sentido, y que los hace inteligibles al visitante.
Estos objetos son únicos e insustituibles, y los museos son responsables por la preservación de los originales que albergan.
Por ningún motivo, ni siquiera por motivos de ingreso económico, un museo debe aplicar a sus visitantes reglas diferentes: los objetos que conforman las colecciones no deben ser tocados sino por los restauradores (y eso, debidamente equipados) sea quien sea el espectador, o la edad que éste tenga, o el ingreso que éste pueda representar para la institución.
Es más que sabido que todo ser humano porta gérmenes en sus manos. Nuestra piel actúa como “guante” de protección contra los gérmenes. La piel en conjunción con nuestro sistema inmunológico nos mantiene sanos e inmunes.
Al tocar con las manos desnudas una antigüedad como una pintura o un mueble, le transmitimos los gérmenes que portamos. Nunca debemos olvidar que muchos objetos antiguos tienen componentes orgánicos que son susceptibles de menoscabo o deterioro ante el embate de dichos microorganismos vivos y activos. Un óleo tiene como base un lienzo de origen vegetal, sobre el cual se aplicaron pigmentos de origen mineral en una base de aceite vegetal (ordinariamente de linaza). Por lo general, tiene un bastidor y un marco de madera.
Estos objetos son únicos e insustituibles, y los museos son responsables por la preservación de los originales que albergan.
Por ningún motivo, ni siquiera por motivos de ingreso económico, un museo debe aplicar a sus visitantes reglas diferentes: los objetos que conforman las colecciones no deben ser tocados sino por los restauradores (y eso, debidamente equipados) sea quien sea el espectador, o la edad que éste tenga, o el ingreso que éste pueda representar para la institución.
Es más que sabido que todo ser humano porta gérmenes en sus manos. Nuestra piel actúa como “guante” de protección contra los gérmenes. La piel en conjunción con nuestro sistema inmunológico nos mantiene sanos e inmunes.
Al tocar con las manos desnudas una antigüedad como una pintura o un mueble, le transmitimos los gérmenes que portamos. Nunca debemos olvidar que muchos objetos antiguos tienen componentes orgánicos que son susceptibles de menoscabo o deterioro ante el embate de dichos microorganismos vivos y activos. Un óleo tiene como base un lienzo de origen vegetal, sobre el cual se aplicaron pigmentos de origen mineral en una base de aceite vegetal (ordinariamente de linaza). Por lo general, tiene un bastidor y un marco de madera.
En fin, los museos deben asumir en serio las reglas que deben imperar en todos ellos. Por ningún motivo se debe permitir que los visitantes toquen las obras exhibidas con las manos desnudas. Los visitantes seremos los primeros en agradecerlo.
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