Mucho me temo que hay laguneros que insisten en convertir a Torreón en el anacrónico santuario de la xenofilia, o dicho en castellano cotidiano, del malinchismo.Se ha generalizado el término “etnia” como si se refiriera exclusivamente a los grupos extranjeros.
Según nuestro Gran Diccionario Usual de la Langua Española, y transcribo “Etnia: conjunto de personas que comparten un mismo idioma, una religión, una cultura y un origen propios”. Es decir, los mexicanos católicos que hablamos castellano y que compartimos una manera de ver la vida, constituimos una etnia. O si prefiere un criterio más estrecho, los viejos pobladores españoles y tlaxcaltecas constituían dos etnias fundamentales en el proceso de poblamiento de la Comarca Lagunera.
Nada tengo contra los extranjeros o contra sus descendientes. Dos bisabuelos míos vinieron a México como inmigrantes. Mi suegra es de nacionalidad española. Tengo muchos amigos extranjeros. Pero no se puede tolerar un error tan garrafal como es el pensar que debemos celebrar las “etnias” y que éstas son exclusivamente “extranjeras” porque entonces asumimos que los mexicanos no tuvimos mérito alguno en la formación de nuestra comunidad torreonense.
Hasta los más pobres campesinos de La Comarca pueden proceder de linajes de cientos de años, linajes cuyos miembros lucharon incontables veces contra los salvajes y que occidentalizaron esta región al colonizarla.¿A ellos, que llevaron el peso de la conquista, colonización y configuración de nuestra Comarca Lagunera, a ellos no los vamos a recordar? Españoles, tlaxcaltecas, mexicas, tarascos, negros de Guinea, todos ellos contribuyeron a forjar nuestra realidad actual.
Los mexicanos nos sentimos orgullosos de ser quienes somos, y festejemos en este primer centenario de Torreón nuestro común origen, junto con todos los laguneros que no tienen la dicha de proceder, como nosotros, de aquellos bravos conquistadores que nos legaron una patria. Todos somos torreonenses, celebremos todos hombro con hombro, en paz y armonía, con mucho orgullo, sin menospreciar a nadie.
Según nuestro Gran Diccionario Usual de la Langua Española, y transcribo “Etnia: conjunto de personas que comparten un mismo idioma, una religión, una cultura y un origen propios”. Es decir, los mexicanos católicos que hablamos castellano y que compartimos una manera de ver la vida, constituimos una etnia. O si prefiere un criterio más estrecho, los viejos pobladores españoles y tlaxcaltecas constituían dos etnias fundamentales en el proceso de poblamiento de la Comarca Lagunera.
Nada tengo contra los extranjeros o contra sus descendientes. Dos bisabuelos míos vinieron a México como inmigrantes. Mi suegra es de nacionalidad española. Tengo muchos amigos extranjeros. Pero no se puede tolerar un error tan garrafal como es el pensar que debemos celebrar las “etnias” y que éstas son exclusivamente “extranjeras” porque entonces asumimos que los mexicanos no tuvimos mérito alguno en la formación de nuestra comunidad torreonense.
Hasta los más pobres campesinos de La Comarca pueden proceder de linajes de cientos de años, linajes cuyos miembros lucharon incontables veces contra los salvajes y que occidentalizaron esta región al colonizarla.¿A ellos, que llevaron el peso de la conquista, colonización y configuración de nuestra Comarca Lagunera, a ellos no los vamos a recordar? Españoles, tlaxcaltecas, mexicas, tarascos, negros de Guinea, todos ellos contribuyeron a forjar nuestra realidad actual.
Los mexicanos nos sentimos orgullosos de ser quienes somos, y festejemos en este primer centenario de Torreón nuestro común origen, junto con todos los laguneros que no tienen la dicha de proceder, como nosotros, de aquellos bravos conquistadores que nos legaron una patria. Todos somos torreonenses, celebremos todos hombro con hombro, en paz y armonía, con mucho orgullo, sin menospreciar a nadie.
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