A partir de hoy, el municipio recogerá la propaganda utilizada por los partidos políticos para promover a sus candidatos. A un mes de las elecciones, el Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal no ha calificado la transparencia del proceso de sufragio del dos de julio próximo pasado ni ha proclamado ganador para el cargo de presidente de la República. En cambio, en un tenso compás de espera, estudia y conoce de las impugnaciones que el Partido de la Revolución Democrática y el Partido Acción Nacional han realizado ante dicho tribunal.
Para añadir presión a sus demandas, López Obrador convocó el domingo 30 de julio a una “tercera asamblea informativa” en el Zócalo, y al parecer logró reunir más de un millón de personas. No dan buena impresión estos aspavientos poselectorales, ya que López Obrador pareciera querer influenciar la decisión del TEPJF con desplazamientos multitudinarios, bloqueos de tráfico y campamentos permanentes. Cuando los generales romanos deseaban “influir” en las decisiones del senado, bastaba con que llamaran a sus legiones hacia la capital. Su presencia solía ser muy “persuasiva”.
Sería una muy buena señal de madurez política si López Obrador deja de alardear y de jugar con un fuego que se le puede salir de control. Es tiempo de que piense en su compromiso con el bien común, el bien de todos los mexicanos, no solamente el de los que votaron por él.
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