En días pasados, recibí un ejemplar de “México Bicentenario. Un balance crítico” del conocido político torreonense Humberto Roque Villanueva, quien, de su propia iniciativa, a través de un amigo común, puso en mis manos este texto autografiado.
Se trata de una edición tamaño media carta, con 139 páginas. Es una edición impecable, de la casa editorial Miguel Ángel Porrúa. Se trata de un ensayo interpretativo, a través del cual el autor analiza y pesa la diversidad de experiencias políticas y culturales que dieron origen a México como nación independiente, e incluso comparadas con las que surgieron en otros virreinatos de la América Española. Analiza asimismo, la problemática nacional, cuyos desafíos requerirán, sin duda alguna, del espíritu y visión de nuestros próceres, los fundadores de nuestra patria.
Profundo conocedor del tema, el autor muestra y valora, entre otros muchos casos, el innegable papel de Agustín de Iturbide en la consecución de la independencia nacional. En este tema en particular, y más al tratarse de un miembro del Partido Revolucionario Institucional, Roque Villanueva demuestra ser historiador antes que político. Muy lejos está de la tozuda “rancheridad” (término usado por mi buen amigo Jaime Muñoz Vargas) de algunos miembros de nuestro cabildo, empecinados en ignorar el papel de Iturbide y que le niegan, por capricho, con ocasión del Bicentenario del Inicio de las Guerras de Independencia, el nombre de una calle.
El texto de la cuarta de forros del libro, resulta muy ilustrativo sobre la naturaleza de esta obra:
“En la víspera del Bicentenario del inicio de la Independencia se abre un excepcional espacio para analizar diversas experiencias políticas y culturales, con el propósito de contribuir a renovar la percepción sobre este acontecimiento fundacional.
Desde las culturas prehispánicas hasta el inicio de la independencia se aprecia un panorama de conflicto y superación que habría de concretarse en el Plan de Iguala y definitivamente en la proclamación de la República Federal en 1824. A partir de ese momento el camino de México no estaría exento de dificultades y dolorosos acontecimientos, pero ya nadie dudaría de la existencia de una nación orgánicamente constituida e independiente.
El contraste entre los ideales y programas de nuestros primeros libertadores y el México de nuestros días, da pie para elaborar un primer balance entre lo propuesto y lo alcanzado. En esta perspectiva, un crecimiento económico vigoroso en buena parte del siglo XX, se ve debilitado por resultados insuficientes en materia de distribución del ingreso y de reducción de la pobreza.
Los retos de una globalización exigente pero ineludible, y la conflictiva vecindad con Estados Unidos, completan el escenario. En estas condiciones, el ejemplo de nuestros próceres será el mejor aliciente para llevar a cabo las ingentes tareas que aguardan al México Bicentenario”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario