Si los laguneros de Coahuila y Durango tuviéramos que recordar una fecha que nos trajera a la memoria la antigua unidad de nuestra Comarca, esta sería sin duda alguna el 21 de mayo.
El 21 de mayo de 1785, Carlos III, rey de España, firmó nombramiento de gobernador de la Nueva Vizcaya en favor de don Felipe Díaz de Ortega, caballero de la Orden de Carlos III. Este nombramiento es importante para los laguneros porque incluía el decreto de segregación de la Nueva Vizcaya, de las alcaldías mayores de Santa María de las Parras y de Saltillo, para incorporarlas a la Provincia de Coahuila.
En virtud de dicho decreto, por primera vez en su historia, la Comarca Lagunera —que poseía una fuerte identidad propia por razones históricas y porque sus habitantes compartían una cultura agropecuaria ribereña— quedaba dividida entre dos jurisdicciones provinciales (estatales, diríamos ahora). La familia más importante de la región, la de los marqueses de Aguayo, se encontró con que, en virtud de tal decreto, sus tierras como marqueses pasaron a Coahuila, pero las que poseían como condes (de San Pedro del Álamo) quedaron en Nueva Vizcaya (Durango). A partir de entonces, sus bienes de producción estarían sometidos a dos autoridades, a dos criterios fiscales y a dos políticas diferentes, a veces antagónicas.
Si quisiéramos recordar a un monarca español como promotor de la unidad lagunera, ese tendría que ser Felipe II. En 1594, el rey de España llamaba a nuestra comarca la “Provincia de La laguna”. Fue bajo su reinado que se constituyó la Alcaldía Mayor de la Nueva Vizcaya, llamada “De Parras, Laguna y río de las Nazas” por los tres partidos o jurisdicciones que la conformaban. La de Parras, la de San Pedro de la Laguna, y la de San Juan de Casta (León Guzmán). Hay que notar que estos partidos tenían un carácter eminentemente hidrológico y correspondían a lo que llamamos cuenca media y baja del río Nazas, y baja del Aguanaval. La capital religiosa, política y cultural de los tres partidos era Parras. Con el paso del tiempo y las nuevas fundaciones, esta alcaldía fue perdiendo su dimensión original.
Para el 21 de mayo de 1785, fecha del decreto de separación, la Alcaldía Mayor de Parras abarcaba desde las afueras de Saltillo hasta las tierras que están entre el Nazas y la Sierra de Raymundo o Mapimí. Es decir, incluía lo que ahora conocemos como Gómez Palacio, Dgo. El curso del río Nazas como límite estatal no fue definido sino hasta fines del siglo XIX.
El 21 de mayo de 1785, Carlos III, rey de España, firmó nombramiento de gobernador de la Nueva Vizcaya en favor de don Felipe Díaz de Ortega, caballero de la Orden de Carlos III. Este nombramiento es importante para los laguneros porque incluía el decreto de segregación de la Nueva Vizcaya, de las alcaldías mayores de Santa María de las Parras y de Saltillo, para incorporarlas a la Provincia de Coahuila.
En virtud de dicho decreto, por primera vez en su historia, la Comarca Lagunera —que poseía una fuerte identidad propia por razones históricas y porque sus habitantes compartían una cultura agropecuaria ribereña— quedaba dividida entre dos jurisdicciones provinciales (estatales, diríamos ahora). La familia más importante de la región, la de los marqueses de Aguayo, se encontró con que, en virtud de tal decreto, sus tierras como marqueses pasaron a Coahuila, pero las que poseían como condes (de San Pedro del Álamo) quedaron en Nueva Vizcaya (Durango). A partir de entonces, sus bienes de producción estarían sometidos a dos autoridades, a dos criterios fiscales y a dos políticas diferentes, a veces antagónicas.
Si quisiéramos recordar a un monarca español como promotor de la unidad lagunera, ese tendría que ser Felipe II. En 1594, el rey de España llamaba a nuestra comarca la “Provincia de La laguna”. Fue bajo su reinado que se constituyó la Alcaldía Mayor de la Nueva Vizcaya, llamada “De Parras, Laguna y río de las Nazas” por los tres partidos o jurisdicciones que la conformaban. La de Parras, la de San Pedro de la Laguna, y la de San Juan de Casta (León Guzmán). Hay que notar que estos partidos tenían un carácter eminentemente hidrológico y correspondían a lo que llamamos cuenca media y baja del río Nazas, y baja del Aguanaval. La capital religiosa, política y cultural de los tres partidos era Parras. Con el paso del tiempo y las nuevas fundaciones, esta alcaldía fue perdiendo su dimensión original.
Para el 21 de mayo de 1785, fecha del decreto de separación, la Alcaldía Mayor de Parras abarcaba desde las afueras de Saltillo hasta las tierras que están entre el Nazas y la Sierra de Raymundo o Mapimí. Es decir, incluía lo que ahora conocemos como Gómez Palacio, Dgo. El curso del río Nazas como límite estatal no fue definido sino hasta fines del siglo XIX.
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