Durante la última semana del año, ha predominado el clima frío en Torreón y en la comarca. Nada menos ayer veíamos el curioso espectáculo que se ofrecía con un cielo muy cristalino y azul como fondo. Un rápido avance de nubes que procedían del norte, muy bajas y cargadas de humedad, mientras que a muchísima mayor altura, grandes nubes, también densamente cargadas de humedad, se dirigían al norte. Es decir, dos grandes masas de aire, una polar y la otra tropical, se dieron cita sobre la Comarca Lagunera. El resultado fue una gélida y fina llovizna, y en algunos sitios, como Ceballos (Durango) nieve.
Como ha sucedido siempre en Torreón, su clima es imposible de predecir. Durante la semana, después del frío navideño, sentimos la llegada de una gran masa de aire tropical . Durante algunas horas nos olvidamos el frío del invierno. Pero volvieron las masas de aire polar, y todo indica que, aunque el 31 de diciembre de 2006 será un día soleado, tendremos una nochevieja fría.
Y ya que comentamos el clima, mencionaré el enorme desconcierto que me produjo la tolvanera o viento negro, como algunos llamaron al fenómeno, del 12 de junio de 1985. Como a las cinco de la tarde celebrábamos la piñata del segundo cumpleaños de mi hijo en algún local de la colonia Torreón Jardín, cuando, al mirar hacia el norte, quedé atónito. Por toda la línea del horizonte avanzaba una especie de enorme, altísima nubosidad negra que tenía un movimiento interno como de oruga de tractor. Parecía venir rodando sobre sí misma en dirección de la ciudad. Se necesita ser lagunero para entender qué clase de tolvanera lo puede dejar a uno atónito, o hacer que la gente se arrodille en las calles, presa del terror.
Yo traía mi cámara fotográfica —una Minolta de mis días de estudiante de comunicación— y hubiera sido de lo más simple obtener algunas fotografías muy ilustrativas del fenómeno que describo. Pero en ese momento solamente pensé en la seguridad de los pequeños que celebraban a cielo descubierto. Jamás había visto algo semejante, y por el movimiento rotatorio del fenómeno, pensé que se podía tratar de un tornado o inicio de tornado. Por lo tanto, me olvidé de las tomas fotográficas y me dediqué a buscar refugio para los niños y sus papás.
Mientras hacía esto, pasó a gran altura sobre Torreón una especie de rapidísima corriente de aire, a la vez que a caía un polvo muy fino y se dejaba sentir un fuerte olor a cieno.
Solamente alcanzaron a resguardarse algunos niños bajo las mesas cuando llegó un fortísimo golpe de viento y tierra que venía a ras del suelo. En cuestión de segundos bajó la temperatura ambiente. El viento y el súbito descenso de la temperatura mataron todas las plantas de los invernaderos del centro de investigación en el cual yo laboraba por entonces.
A partir de ese momento, el extraño fenómeno se convirtió en lo que pudo ser la peor tolvanera del siglo XX en la Comarca Lagunera. Afortunadamente, no pasó de eso.
Como ha sucedido siempre en Torreón, su clima es imposible de predecir. Durante la semana, después del frío navideño, sentimos la llegada de una gran masa de aire tropical . Durante algunas horas nos olvidamos el frío del invierno. Pero volvieron las masas de aire polar, y todo indica que, aunque el 31 de diciembre de 2006 será un día soleado, tendremos una nochevieja fría.
Y ya que comentamos el clima, mencionaré el enorme desconcierto que me produjo la tolvanera o viento negro, como algunos llamaron al fenómeno, del 12 de junio de 1985. Como a las cinco de la tarde celebrábamos la piñata del segundo cumpleaños de mi hijo en algún local de la colonia Torreón Jardín, cuando, al mirar hacia el norte, quedé atónito. Por toda la línea del horizonte avanzaba una especie de enorme, altísima nubosidad negra que tenía un movimiento interno como de oruga de tractor. Parecía venir rodando sobre sí misma en dirección de la ciudad. Se necesita ser lagunero para entender qué clase de tolvanera lo puede dejar a uno atónito, o hacer que la gente se arrodille en las calles, presa del terror.
Yo traía mi cámara fotográfica —una Minolta de mis días de estudiante de comunicación— y hubiera sido de lo más simple obtener algunas fotografías muy ilustrativas del fenómeno que describo. Pero en ese momento solamente pensé en la seguridad de los pequeños que celebraban a cielo descubierto. Jamás había visto algo semejante, y por el movimiento rotatorio del fenómeno, pensé que se podía tratar de un tornado o inicio de tornado. Por lo tanto, me olvidé de las tomas fotográficas y me dediqué a buscar refugio para los niños y sus papás.
Mientras hacía esto, pasó a gran altura sobre Torreón una especie de rapidísima corriente de aire, a la vez que a caía un polvo muy fino y se dejaba sentir un fuerte olor a cieno.
Solamente alcanzaron a resguardarse algunos niños bajo las mesas cuando llegó un fortísimo golpe de viento y tierra que venía a ras del suelo. En cuestión de segundos bajó la temperatura ambiente. El viento y el súbito descenso de la temperatura mataron todas las plantas de los invernaderos del centro de investigación en el cual yo laboraba por entonces.
A partir de ese momento, el extraño fenómeno se convirtió en lo que pudo ser la peor tolvanera del siglo XX en la Comarca Lagunera. Afortunadamente, no pasó de eso.
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