Hoy, 27 de septiembre de 2006 se cumplen 185 años de la entrada triunfal de Agustín de Iturbide y sus fuerzas libertadoras a la Ciudad de México. En un día como hoy, México surgió ante la comunidad de naciones como país independiente. Hace i85 años se llevó a cabo el solemne desfile del ejército trigarante y de los viejos soldados insurgentes que habían sobrevivido. La magna empresa quedó consumada gracias al talento de Iturbide como diplomático y a su enorme prestigio como militar de alto rango.
El acta de independencia con la que se erigió México ante el mundo como país libre y soberano se escribió y firmó en la ciudad de México al siguiente día, el 28 de septiembre de 1821.
De esta acta se envió una copia al Partido de Parras, cuya jurisdicción comprendía por entonces prácticamente toda la Comarca Lagunera de Coahuila. El 6 de octubre de 1821, la Soberana Junta Provisional Gubernativa dio algunas instrucciones para la jura de la independencia, particularmente para aquellos lugares alejados a la ciudad de México.
Decretos:
1.- Que el juramento y solemne proclamación de la independencia de este Imperio se verifique en esta capital el día veinte y siete del corriente octubre (1821) y en las demás ciudades que no la hayan proclamado, dentro de un mes después de recibida la orden que se les comunique.
2.- Que para el día señalado concurran en la mañana a los ayuntamientos para mayor solemnidad del acto, dos individuos nombrados por cada uno de los tribunales y corporaciones de la ciudad respectiva y presididos los ayuntamientos por el jefe político donde lo haya, y por el alcalde donde no, otorguen individualmente el juramento debido bajo esta fórmula:
“¿Reconocéis la soberanía de este Imperio representada por su Junta Provisional Gubernativa?” “Sí, reconozco”. “¿Juráis obedecer sus decretos, observar las garantías proclamadas en Iguala por el Ejército del Imperio Mexicano con su Primer Jefe, los tratados celebrados en la villa de Córdoba, y desempeñar fielmente vuestro encargo en servicio de la nación?” “Sí, juro”. “Si así lo hiciereis, Dios os ayude, y si no, os lo demande”.
3.- Que antes de hacer este solemne juramento, se lea en los ayuntamientos la acta de la Soberana Junta de este Imperio declaratoria de su independencia, el Plan de Iguala y Tratados de Córdoba.
4.- Que en la tarde del día prefijado, se haga con la mayor solemnidad posible por las calles que elijan, el paseo a pie previo a la proclamación hasta llegar a la plaza mayor, donde en un tablado elevado y adornado al intento, se haga por el alcalde de primera elección, a nombre del pueblo, la proclamación en la forma y con la magnificencia que se hacían antes las juras de los reyes.
5.- Que el día siguiente haya una magnífica función para dar gracias al Todopoderoso.
6.- Que los ayuntamientos se manejen con toda la economía que no dañe la magnificencia de un acto tan augusto.
7.- Que en el tiempo intermedio los Tribunales, Oficinas y Corporaciones otorguen en su mismo tenor privada y particularmente, el juramento debido bajo la fórmula expuesta, a manos de sus presidentes o jefes, quienes lo deberán prestar de antemano en un mismo día ante el jefe político después que éste lo haya prestado en las de la Regencia del Imperio.
8.- Que de los actos solemnes del juramento y proclamación que se hicieren en consecuencia de las disposiciones precedentes, se remitan testimonios a la Regencia del Imperio y ésta los pase a la Soberana Junta, quedando en la Secretaría del Despacho la correspondiente noticia para exigir los que faltaren. Tendrálo entendido la misma Regencia para disponer lo necesario a su cumplimiento y hacerlo imprimir, publicar y circular. México 6 de octubre de 1821, primero de la independencia de este Imperio.[ii]
Durante la mayor parte del siglo XIX, la cabecera del Partido y las poblaciones de su jurisdicción celebraron los días 15, 16 y 27 de septiembre como días patrios. El 15 y 16 en honor a los iniciadores del movimiento insurgente de 1810, y el 27 por ser el aniversario de la consumación de la independencia y cumpleaños de Iturbide.[iii]
Nunca hubo dudas del extraordinario papel que Agustín de Iturbide había desempeñado en la consumación de la independencia. El Himno Nacional Mexicano —en su versión larga u original— le dedicaba una mención muy honorífica. A finales del siglo XIX, el gobierno federal le dedicó una medalla o proclama de plata en el primer centenario de su nacimiento.
La naciente villa y ciudad de Torreón le dedicó al libertador Iturbide una de sus principales avenidas, la que daba a la estación de ferrocarril y a la estación del ferrocarril eléctrico o tranvía, la cual corría de oriente a poniente.
Todavía en 1948 esta avenida llevaba el nombre del libertador, pero en ese año, el general parrense Manuel H. Reyes Iduñate, militar admirador del Varón de Cuatro Ciénegas solicitó al cabildo de la ciudad el cambio de nombre por el de avenida Venustiano Carranza. El cabildo aceptó y se verificó el cambio.[iv]
Algunas iniciativas de la época de los setentas han tratado de cambiar la historia a base a decretos.
Como ciudadano sin afiliación política y como académico interesado en el triunfo de la verdad, me parece que ya es tiempo de que en México se respete y venere la memoria de todos aquellos héroes que lucharon por el bien de la nación, independientemente de cuál haya sido su posición política. Ni fueron héroes solamente los liberales, ni tampoco lo fueron únicamente los conservadores. Y existieron otros muchos héroes que no pertenecieron a estos bandos políticos o ideológicos, gente de quien ni siquiera se recuerda su nombre.
Aunque no me gusta poner ejemplos del extranjero, debo mencionar que en los Estados Unidos de Norteamérica son reconocidos y venerados como héroes aquellos que lucharon en los bandos yanqui y confederado. No solamente se recuerda el valor y el heroísmo de los vencedores, se incluye a los vencidos. Finalmente, todos eran norteamericanos y dignos de elogio, y más aún por el valor civil de sostener sus convicciones a pesar de la oposición. ¿No debiera ser la memoria histórica mexicana igualmente incluyente?
Torreón, a punto de cumplir su primer centenario como ciudad, tiene una deuda histórica con Iturbide, extraordinario militar y consumador de nuestra independencia nacional. No existe en la actualidad una sola calle o monumento que recuerde su gesta gloriosa, principio de nuestra nación.
[ii] Archivo Histórico del Colegio de San Ignacio de Loyola de Parras [María y Matheo]. Expediente 456. Copia en la Universidad Iberoamericana Laguna.
[iii] Ibíd. Expediente 462.
[iv] Archivo Municipal “Eduardo Guerra” . Actas de Cabildo. Acta 745. Fojas 105-v a 107-v. 28 de octubre de 1948.
El acta de independencia con la que se erigió México ante el mundo como país libre y soberano se escribió y firmó en la ciudad de México al siguiente día, el 28 de septiembre de 1821.
De esta acta se envió una copia al Partido de Parras, cuya jurisdicción comprendía por entonces prácticamente toda la Comarca Lagunera de Coahuila. El 6 de octubre de 1821, la Soberana Junta Provisional Gubernativa dio algunas instrucciones para la jura de la independencia, particularmente para aquellos lugares alejados a la ciudad de México.
Decretos:
1.- Que el juramento y solemne proclamación de la independencia de este Imperio se verifique en esta capital el día veinte y siete del corriente octubre (1821) y en las demás ciudades que no la hayan proclamado, dentro de un mes después de recibida la orden que se les comunique.
2.- Que para el día señalado concurran en la mañana a los ayuntamientos para mayor solemnidad del acto, dos individuos nombrados por cada uno de los tribunales y corporaciones de la ciudad respectiva y presididos los ayuntamientos por el jefe político donde lo haya, y por el alcalde donde no, otorguen individualmente el juramento debido bajo esta fórmula:
“¿Reconocéis la soberanía de este Imperio representada por su Junta Provisional Gubernativa?” “Sí, reconozco”. “¿Juráis obedecer sus decretos, observar las garantías proclamadas en Iguala por el Ejército del Imperio Mexicano con su Primer Jefe, los tratados celebrados en la villa de Córdoba, y desempeñar fielmente vuestro encargo en servicio de la nación?” “Sí, juro”. “Si así lo hiciereis, Dios os ayude, y si no, os lo demande”.
3.- Que antes de hacer este solemne juramento, se lea en los ayuntamientos la acta de la Soberana Junta de este Imperio declaratoria de su independencia, el Plan de Iguala y Tratados de Córdoba.
4.- Que en la tarde del día prefijado, se haga con la mayor solemnidad posible por las calles que elijan, el paseo a pie previo a la proclamación hasta llegar a la plaza mayor, donde en un tablado elevado y adornado al intento, se haga por el alcalde de primera elección, a nombre del pueblo, la proclamación en la forma y con la magnificencia que se hacían antes las juras de los reyes.
5.- Que el día siguiente haya una magnífica función para dar gracias al Todopoderoso.
6.- Que los ayuntamientos se manejen con toda la economía que no dañe la magnificencia de un acto tan augusto.
7.- Que en el tiempo intermedio los Tribunales, Oficinas y Corporaciones otorguen en su mismo tenor privada y particularmente, el juramento debido bajo la fórmula expuesta, a manos de sus presidentes o jefes, quienes lo deberán prestar de antemano en un mismo día ante el jefe político después que éste lo haya prestado en las de la Regencia del Imperio.
8.- Que de los actos solemnes del juramento y proclamación que se hicieren en consecuencia de las disposiciones precedentes, se remitan testimonios a la Regencia del Imperio y ésta los pase a la Soberana Junta, quedando en la Secretaría del Despacho la correspondiente noticia para exigir los que faltaren. Tendrálo entendido la misma Regencia para disponer lo necesario a su cumplimiento y hacerlo imprimir, publicar y circular. México 6 de octubre de 1821, primero de la independencia de este Imperio.[ii]
Durante la mayor parte del siglo XIX, la cabecera del Partido y las poblaciones de su jurisdicción celebraron los días 15, 16 y 27 de septiembre como días patrios. El 15 y 16 en honor a los iniciadores del movimiento insurgente de 1810, y el 27 por ser el aniversario de la consumación de la independencia y cumpleaños de Iturbide.[iii]
Nunca hubo dudas del extraordinario papel que Agustín de Iturbide había desempeñado en la consumación de la independencia. El Himno Nacional Mexicano —en su versión larga u original— le dedicaba una mención muy honorífica. A finales del siglo XIX, el gobierno federal le dedicó una medalla o proclama de plata en el primer centenario de su nacimiento.
La naciente villa y ciudad de Torreón le dedicó al libertador Iturbide una de sus principales avenidas, la que daba a la estación de ferrocarril y a la estación del ferrocarril eléctrico o tranvía, la cual corría de oriente a poniente.
Todavía en 1948 esta avenida llevaba el nombre del libertador, pero en ese año, el general parrense Manuel H. Reyes Iduñate, militar admirador del Varón de Cuatro Ciénegas solicitó al cabildo de la ciudad el cambio de nombre por el de avenida Venustiano Carranza. El cabildo aceptó y se verificó el cambio.[iv]
Algunas iniciativas de la época de los setentas han tratado de cambiar la historia a base a decretos.
Como ciudadano sin afiliación política y como académico interesado en el triunfo de la verdad, me parece que ya es tiempo de que en México se respete y venere la memoria de todos aquellos héroes que lucharon por el bien de la nación, independientemente de cuál haya sido su posición política. Ni fueron héroes solamente los liberales, ni tampoco lo fueron únicamente los conservadores. Y existieron otros muchos héroes que no pertenecieron a estos bandos políticos o ideológicos, gente de quien ni siquiera se recuerda su nombre.
Aunque no me gusta poner ejemplos del extranjero, debo mencionar que en los Estados Unidos de Norteamérica son reconocidos y venerados como héroes aquellos que lucharon en los bandos yanqui y confederado. No solamente se recuerda el valor y el heroísmo de los vencedores, se incluye a los vencidos. Finalmente, todos eran norteamericanos y dignos de elogio, y más aún por el valor civil de sostener sus convicciones a pesar de la oposición. ¿No debiera ser la memoria histórica mexicana igualmente incluyente?
Torreón, a punto de cumplir su primer centenario como ciudad, tiene una deuda histórica con Iturbide, extraordinario militar y consumador de nuestra independencia nacional. No existe en la actualidad una sola calle o monumento que recuerde su gesta gloriosa, principio de nuestra nación.
[ii] Archivo Histórico del Colegio de San Ignacio de Loyola de Parras [María y Matheo]. Expediente 456. Copia en la Universidad Iberoamericana Laguna.
[iii] Ibíd. Expediente 462.
[iv] Archivo Municipal “Eduardo Guerra” . Actas de Cabildo. Acta 745. Fojas 105-v a 107-v. 28 de octubre de 1948.
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