Escudo de Torreón

Escudo de Torreón

sábado, enero 01, 2011

1 de enero de 2011


Puerta de Torreón

Ayer, 31 de diciembre de 2010, la ciudad mostró más vida y movimiento. Se notaba el ambiente festivo en el aire. Sin la presencia de masas de aire polar, las temperaturas estuvieron agradables. También por la noche hubo bastante movimiento, seguramente personas que se trasladaban para celebrar en grupo la nochevieja.

Un momento que me pareció sobrecogedor fue la tradicional “balacera” de las 12 de la noche, al momento de cambiar del año. Desde que yo recuerdo, siempre las ha habido. Pero anoche resultó ser un atronador concierto de disparos al aire, mezclados con los estallidos de los cohetes. Por momentos recordé las escenas televisivas de la CNN de los bombardeos a Bagdad durante la llamada “Guerra del Golfo”.

En fin. A todos los lectores de este Blog de Crónica, les deseamos seguridad, paz, bienestar y toda clase de éxito para este año nuevo de 2011, y para siempre.

Retomando la temática de mi último artículo sobre la situación en México hace medio siglo (al 31 de diciembre de 1960), quiero retomar la pregunta que planteaba al final del mismo “¿ha sido el incontenible crecimiento de la población uno de los factores clave para entender las recurrentes crisis económicas de nuestro país?”

En 1960, México contaba con 34 millones 923 mil 129 habitantes. De acuerdo a las cifras preliminares del INEGI en torno al censo de población mexicana en 2010, ésta ha crecido a 112 millones 322 mil 757 habitantes. Es decir, en los últimos 50 años, el número de mexicanos se ha triplicado. Lamentablemente, ni la producción alimentaria ni la oferta de trabajo ha sido multiplicada en la misma proporción.

Efectivamente, en 1960 se había alcanzado la autosuficiencia en la producción de maíz y trigo. Existía una clase media con calidad de vida aceptable y con la posibilidad de acumular excedentes a través del ahorro. Cualquier secretaria podía comprarse un coche volkswagen con una parte de su sueldo, pues el crédito era accesible, muy bajo en intereses y con largos plazos de pago.

¿Cómo fue que creció de tal manera la población mexicana? Pensamos que no es muy difícil responder a esta pregunta. En las áreas rurales del país, los brazos adicionales siempre han sido fuente de riqueza. Mientras más hijos nacieran de una pareja, mejores condiciones de vida obtendría la familia en su conjunto. Los hijos eran una buena inversión en el mediano y largo plazo. Y México contaba con un fuerte apoyo al campo en 1960. De una o de otra manera, la agricultura ejidal era negocio.

En las áreas urbanas, el clero alentaba a las parejas católicas, a “tener todos los hijos que Dios les mandara” a la vez que se condenaba el control natal. La comodidad de vida de entonces alentaba a los católicos a crear familias numerosas.

La introducción masiva de antibióticos en México al terminar la Segunda Guerra Mundial, y casi simultáneamente, la aparición de vacunas contra las enfermedades de la niñez, fueron innovaciones en la vida sanitaria del país que impactaron de manera dramática, al disminuir las tasas de mortalidad infantil.

Sin embargo, las crisis económicas como las de los sexenios de los presidentes Echeverría, López Portillo y Zedillo, o medidas equivocadas en torno a la política agraria, como la del presidente Salinas, han agravado la problemática de la población mexicana. Pareciera que en nuestro país, la llamada “Ley de Murphy” ha cobrado plena vigencia. Se trata de un enunciado que no tiene otra intención que el de hacer reír, pero pareciera que en México, las peores cosas suceden en los momentos más inoportunos, como un disparado crecimiento de población cuando apenas habíamos alcanzado la autosuficiencia alimentaria, o acabar con el productor ejidatario por razón de un “tratado de libre comercio” cuando era bien sabido que la suficiencia alimentaria constituye un problema de seguridad nacional, y que la tasa mexicana de natalidad era tan alta.

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