Escudo de Torreón

Escudo de Torreón

miércoles, abril 29, 2009

La vida sigue...



A pesar de la comprensible alarma que han causado los medios masivos en torno a la epidemia de fiebre porcina que afecta actualmente a la República Mexicana, la vida cotidiana en Torreón continúa con tranquilidad. Uno sale a las calles, y se nota que la vida sigue su curso. Solamente un 10% de los transeúntes o menos, portan el cubrebocas. Quizá sea así porque en Torreón, oficialmente, no tenemos un solo caso comprobado de influenza porcina. Solamente hay casos sospechosos, y no muchos. Puede ser también que el desabasto de cubrebocas no permita que más gente lo use. Desde la mañana del lunes, había grandes filas de personas que esperaban comprar este artículo, por ahora agotado.

En los centros comerciales, la proporción de gente que usa el cubrebocas aumenta quizá hasta el 40%. Muchas otras personas que no pudieron o no alcanzaron a comprar uno, se lo han fabricado con filtros, pañuelos o telas limpiadoras desechables. El cubrebocas es un índice visible y mesurable, de las precauciones que las personas toman en relación a esta epidemia. No podemos saber si toman otras de las providencias recomendadas, como el lavado de las manos, porque estas conductas no son perceptibles a simple vista.

Como ya comentamos, las actividades educativas se encuentran detenidas por ahora. Los museos se están sumando a las medidas preventivas, cerrando sus puertas. El domingo, el Santos jugará -como local- contra el San Luis, a puertas cerradas.

Todas estas medidas tomadas por el gobierno federal, estatal y municipal, son más que adecuadas. En la actualidad, es mucho más lo que sabemos sobre el comportamiento de las enfermedades que lo que se conocía en 1918, cuando la llamada “Influenza Española” azotó nuestra ciudad de una manera despiadada. Gracias a las medidas preventivas, y a los medicamentos existentes, Torreón nunca volverá a padecer los efectos de una epidemia como aquélla.

Esta influenza fue apellidada “española” porque el primer lugar donde se le documentó, fue en España, pero de hecho era de origen asiático. Según los científicos expertos que reconstruyeron su genoma, la de 1918 fue una influenza de origen aviar que mutó y se hizo transmisible entre humanos, algo muy parecido al brote del lejano oriente en 2005.

La Organización Mundial de la Salud esperaba, desde 2005, el surgimiento de una nueva cepa de virus de influenza, aunque no podía saber dónde ni cuándo se iba a producir. Es característico de los virus estarse mutando y recombinando para formar nuevas variantes. Por todo el mundo existen comunidades que conviven con animales domésticos como lo son los pollos y los cerdos. El libre intercambio de virus de origen humano con los de origen animal, permite que de vez en cuando, los virus incluyan factores humanos y animales en su estructura. Y si a eso se le suma la enorme capacidad de desplazamiento global propio de los tiempos modernos, entendemos el riesgo de una pandemia. De ahí la constante vigilancia de la O.M.S.

El caso mexicano es muy interesante para la ciencia, por tratarse de un virus nuevo. El análisis genético del virus implicado en los brotes mexicanos, ha mostrado que posee segmentos típicos de virus influenza humanos, además de porcinos y aviares norteamericanos. Además presenta secuencias de virus porcinos euro-asiáticos. Esta cuádruple combinación genética es la primera vez que se describe en el mundo. Y aunque los primeros casos documentados parecen estar en México (desde el 18 de marzo de 2009), no necesariamente se trata de una mutación que haya tenido lugar en nuestro país.

Sin embargo, para nuestro alivio, se trata de un virus que es altamente sensible a los medicamentos disponibles en México. Es decir, si se atiende a tiempo, no causará mayores problemas. Por lo tanto, debemos tomar las precauciones que nos indican los medios de comunicación: usar los cubrebocas al salir a la calle, principalmente en sitios con aglomeración; lavarse con frecuencia las manos con agua y jabón, sobre todo si tocó superficies expuestas al público (agarraderas en vehículos, puertas, pasamanos de escaleras). Todo aquello que pudiera tener saliva de otros, debe ser evitado o purificado.

Los síntomas de la influenza porcina son los mismos de una gripe común, pero con fiebre muy alta (más de 38 grados), estornudos, tos dolores musculares y cansancio extremo. Si se presentan estos síntomas, lo más seguro es ir al Centro de Salud, clínica o sanatorio sin demora, para el diagnóstico e inicio del tratamiento. Bien atendida, esta gripe es como cualquier otra. Si se descuida, puede ser mortal.

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