Mientras que los diarios reportan la cifra diaria de muertos por violencia en La Comarca, la vida cotidiana de la ciudad de Torreón continúa. Mucha gente va a los servicios religiosos en los templos. El jueves es el día de la tradicional visita a los siete templos (o las “siete casas” como muchos dicen). En la catedral se consagra el crisma (aceite) de las unciones sacramentales.
En el centro de la ciudad, los trabajos de remozamiento continúan a paso muy lento. La verdad, nunca me había sentido tan deprimido al ver el centro de nuestra ciudad como me sucedió hoy que tuve la oportunidad de caminar por ese rumbo. Pareciera que se le vino la edad encima.
En el centro de la ciudad, los trabajos de remozamiento continúan a paso muy lento. La verdad, nunca me había sentido tan deprimido al ver el centro de nuestra ciudad como me sucedió hoy que tuve la oportunidad de caminar por ese rumbo. Pareciera que se le vino la edad encima.
Salvo algunos edificios, todos los otros se ven viejos y muy descuidados. Es seguro que las ventas en el área han caído muy por debajo del promedio. Uno tiene la impresión de encontrarse en una ciudad mediterránea del Medio Oriente, durante período de guerra. Uno pensaría en Beirut, con las calles abiertas por zanjas, con sus edificios viejos que alguna vez, hace ya mucho tiempo, fueron nuevos.
En el interior del mercado, la vida se ve un poco más animada. Las ventas de pescado siguen siendo buenas, quizá no tanto como antes. La gente devota, la que sigue guardando la costumbre de hacer vigilia, compra ahí guachinango, mero, cazón, bagre y otras especies, en filete, en partes o por pieza. La antigua y muy conocida pescadería del “Güero” se ha subdividido en varios locales, todos ellos expendedores de los mismos productos, crudos o cocinados, y comida de vigilia. Como siempre, los pescados y mariscos que se venden ahí, son los más frescos y menos refrigerados.
En el interior del mercado, la vida se ve un poco más animada. Las ventas de pescado siguen siendo buenas, quizá no tanto como antes. La gente devota, la que sigue guardando la costumbre de hacer vigilia, compra ahí guachinango, mero, cazón, bagre y otras especies, en filete, en partes o por pieza. La antigua y muy conocida pescadería del “Güero” se ha subdividido en varios locales, todos ellos expendedores de los mismos productos, crudos o cocinados, y comida de vigilia. Como siempre, los pescados y mariscos que se venden ahí, son los más frescos y menos refrigerados.
La verdad es que el centro ha ido envejeciendo poco a poco. El comercio se ha desplazado hacia el oriente de la ciudad. De la Calzada Colón al oriente, hay multitud de pequeños y grandes comercios que cubren y satisfacen todo tipo de necesidades. Desde bares-lounge hasta los grandes centros comerciales, la gran mayoría –por no decir todos- se encuentran ubicados en dicha zona. Como la vieja piel que una serpiente deja atrás, el centro de la ciudad va quedando olvidado y rezagado.
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