Escudo de Torreón

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domingo, agosto 17, 2008

Familias del Bicentenario: los Almonte


El Generalísimo José María Morelos y Pavón


El General Juan Nepomuceno Almonte

El presbítero José María Morelos y Pavón fue uno de los grandes caudillos de la guerra de independencia mexicana, y seguramente uno de sus más brillantes estrategas.

Morelos fue bautizado con los nombres de “Joseph María Teclo Morelos Pabón”, el 4 de octubre de 1765 en Valladolid (actualmente Morelia, capital de Michoacán). Sus padres lo fueron Manuel Morelos y Juana Pabón, como se puede leer en el libro de bautismos 1760-1776 de dicha parroquia.

A finales del siglo XVIII, el padre José María Morelos fue designado cura de Carácuaro y Nocupétaro, comunidades de Michoacán. Ahí conoció a una joven llamada Brígida Almonte, con quien tuvo un hijo, Juan Nepomuceno. El niño, quien nació en 1803, siete años antes del Grito de Dolores, fue llamado Juan Nepomuceno Almonte, porque, por ser su padre un sacerdote católico consagrado y en funciones, no podía llevar su apellido.

El niño pronto se acostumbró al fragor de las batallas, pues su padre lo llevó con él a los diversos sitios donde se peleaba por la independencia. No era de extrañar que tomara la carrera de las armas y de la diplomacia. Fue nombrado general por Antonio López de Santa Ana, y sirvió durante la guerra texana. De hecho, los relatos de la “Masacre de El Álamo” se hicieron siguiendo los apuntes de su diario, que fue encontrado por los rebeldes en el campo de batalla.

Por los servicios distinguidos que prestó durante la batalla de San Jacinto, el general Almonte fue designado Secretario de Guerra por el presidente Bustamante. Posteriormente, Almonte fue designado embajador de México en los Estados Unidos, y pasó a residir en Washington, donde su simpatía y modales le ganaron muchas amistades entre los prominentes de esa capital. Almonte también representó a México en las cortes de Francia e Inglaterra.

El general Juan Nepomuceno Almonte se casó con la señorita María Dolores Quezada el 1º de marzo de 1840, en la parroquia de San Miguel Arcángel, en la ciudad de México (libro de matrimonios 1836-1866). Con esto, doña María Dolores se encontró en el extraño caso de ser la nuera de uno de los padres de la Patria Mexicana, el cura don José María Morelos.

A la vuelta de Santa Ana a México, el general Almonte volvió a ser embajador de México en Washington. No deja de ser curioso que el hijo de don José María Morelos fuera un monárquico recalcitrante. Precisamente por el gran prestigio de que gozaba como hijo de uno de los líderes insurgentes, se dedicó a afianzar la idea de establecer una monarquía en México. El Arzobispo de México y el general Almonte tuvieron un rol protagónico para ir a Miramar y convencer a Maximiliano de que debería venir a reinar a México.

Cuando Maximiliano tomó el poder, nombró al general Almonte su embajador ante Napoleón III, cuya confianza se ganó. Sin embargo, al caer el Segundo Imperio Mexicano, Almonte ya no pudo volver a México. Murió en París la tarde de un domingo de marzo de 1869.

El general Almonte y doña María Dolores Quezada tuvieron una hija, la cual casó con un general Herrán, español al servicio del pretendiente don Carlos de Borbón.

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