Una palabra que pensábamos que era de origen mucho más reciente en la Comarca Lagunera es la que la población regional usa para denominar un canal de tierra sin revestir, un “tajo”.
Sin embargo, una revisión a los libros parroquiales de Viesca en la era colonial nos permite saber que la palabra “tajo” era muy usada en el siglo XVIII en el mismo sentido que la usábamos en el siglo XX.
En el libro de bautismos de dicha parroquia, en la partida del 12 de febrero de 1790, se asienta el bautismo de “María Dionicia Eulalia López Montelongo” en la capilla “del Rancho de San Antonio y paraje del tajo de la Laguna”. Esta niña nació el 13 de enero del mismo año en el “Rancho y tajo de San José, perteneciente al señor marqués de San Miguel de Aguallo”
En el mismo libro se asienta que “en la capilla del Rancho de San Ant[oni]o y paraje del tajo de La Laguna” se bautizó a“José Pablo Eulalio Enríquez Martínez” el cual nació el 15 de enero de ese año en “Rancho y tajo de San Antonio”
Otra acta menciona que el 12 de febrero de 1790, “en la capilla del Rancho de san Antonio y paraje del tajo de La laguna”, se bautizó a un niño que nació el 27 de enero de ese año en el “Rancho y tajo de San José” y se le puso por nombre “José Santiago Eulalio Carrillo de Aguilar”.
Como podemos ver, se mencionan los tajos de La laguna y el tajo de San José. Es evidente que se usan en el sentido de canales conductores de agua. La palabra “tajo” es castellana, de vieja prosapia. De acuerdo con el Diccionario de la Lengua Castellana de la Real Academia Española (Quinta Edición, 1817) “Tajar” significaba “cortar, partir o dividir una cosa en dos o más partes o pedazos”. Según la misma fuente, “tajo” era “entre la gente de campo, el corte que llevaban los segadores o los cavadores cuando van trabajando”. Es decir, un tajo era el canal que iban construyendo los cavadores. Pero también designaba el canal ya acabado, ya que “tajo” era también “el corte que se daba con algún instrumento”.
Sin embargo, una revisión a los libros parroquiales de Viesca en la era colonial nos permite saber que la palabra “tajo” era muy usada en el siglo XVIII en el mismo sentido que la usábamos en el siglo XX.
En el libro de bautismos de dicha parroquia, en la partida del 12 de febrero de 1790, se asienta el bautismo de “María Dionicia Eulalia López Montelongo” en la capilla “del Rancho de San Antonio y paraje del tajo de la Laguna”. Esta niña nació el 13 de enero del mismo año en el “Rancho y tajo de San José, perteneciente al señor marqués de San Miguel de Aguallo”
En el mismo libro se asienta que “en la capilla del Rancho de San Ant[oni]o y paraje del tajo de La Laguna” se bautizó a“José Pablo Eulalio Enríquez Martínez” el cual nació el 15 de enero de ese año en “Rancho y tajo de San Antonio”
Otra acta menciona que el 12 de febrero de 1790, “en la capilla del Rancho de san Antonio y paraje del tajo de La laguna”, se bautizó a un niño que nació el 27 de enero de ese año en el “Rancho y tajo de San José” y se le puso por nombre “José Santiago Eulalio Carrillo de Aguilar”.
Como podemos ver, se mencionan los tajos de La laguna y el tajo de San José. Es evidente que se usan en el sentido de canales conductores de agua. La palabra “tajo” es castellana, de vieja prosapia. De acuerdo con el Diccionario de la Lengua Castellana de la Real Academia Española (Quinta Edición, 1817) “Tajar” significaba “cortar, partir o dividir una cosa en dos o más partes o pedazos”. Según la misma fuente, “tajo” era “entre la gente de campo, el corte que llevaban los segadores o los cavadores cuando van trabajando”. Es decir, un tajo era el canal que iban construyendo los cavadores. Pero también designaba el canal ya acabado, ya que “tajo” era también “el corte que se daba con algún instrumento”.
Otra acta de matrimonio de Viesca menciona el enlace de Pablo Martínez "nativo en la Hacienda de San Juan de Casta, de la comprensión de Mapimí y residente en el tagito de Yd[em]", con Ma. Clara Almaraz, el 12 de febrero de 1839.
Por lo tanto, debemos incorporar el sustantivo “tajo” o "tajito" a nuestro repertorio de palabras regionales de origen colonial. Esta es particularmente importante para la historia de la irrigación y del uso y manejo del agua en la Comarca Lagunera.
Por lo tanto, debemos incorporar el sustantivo “tajo” o "tajito" a nuestro repertorio de palabras regionales de origen colonial. Esta es particularmente importante para la historia de la irrigación y del uso y manejo del agua en la Comarca Lagunera.
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