A pesar de lo que diga la Secretaría de Educación Pública y a pesar de
los que promueven el estilo de vida estadounidense, ni los altares de muertos
ni los festejos del halloween constituyen verdaderas tradiciones laguneras.
Los colonos españoles de los siglos XVI y XVII, católicos de arraigo, no
trajeron en su cultura esa clase de ritos mesoamericanos, y los indios
tlaxcaltecas, católicos sinceros y convencidos, cuya cultura arraigó en nuestra
región, no los celebraban por considerarlos “paganos”. Su adhesión al
catolicismo europeo fue tan firme como sincera.
En la tradición bíblica, la
evocación de muertos merece la muerte (llamar a los muertos) “Y el hombre o la
mujer que evocare espíritus de muertos… ha de morir, serán apedreados, su
sangre será sobre ellos”. El único caso
documentado de la existencia de un altar de muertos en La Laguna colonial, fue
el de un sacerdote español que estuvo ministrando por años en Michoacán. Cuando
fue transferido a Parras, construyó por varios años altar de muertos a sus
padres. Mas nadie copió esa costumbre "extraña" al País de La Laguna.
En la tradición mesoamericana, el altar de muertos es precisamente un
instrumento de evocación o invocación del muerto familiar para que retorne a la
tierra de los vivos, a degustar las ofrendas. Es un día de convivencia entre
vivos y muertos, literalmente.
Esto es lo que sucede en Janitzio año con año,
para ejemplificar solo un caso de esta tradición pagana y anticristiana.
Quienes toman en serio esta costumbre, en realidad están participando de una
religiosidad sincrética, pues reúnen dos cosas que son opuestas por naturaleza:
paganismo y cristianismo.
La SEP ha buscado imponer la celebración de los altares de muertos en
todo el país, aunque quizá de una manera más folclórica y menos religiosa, como
si en todas las regiones de México se hubiesen practicado estas costumbres
mesoamericanas. El país cuenta con etnias, culturas e historias regionales diversas
en todo el país. No todo fue Mesoamérica, ni todos fueron indios o negros, ni todos españoles ni Mexicas,
Purépechas o Mixteco-Zapotecas.
A mi juicio, la SEP debe permitir que cada región celebre conforme a su
propia historia y costumbres. En el caso de La Laguna, ha sido tradición de
siempre acudir a los panteones a lavar las tumbas familiares, ponerles flores y
si acaso, orar por el alma del fallecido. Desde que existen los columbarios y
criptas en los templos y funerarias, se les lleva flores y se oye la misa de
difuntos.
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