Escudo de Torreón

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lunes, julio 15, 2013

La salud de los mexicanos, asunto de seguridad nacional





¿No es extraño que en cincuenta años, México se convierta en un país de adictos al refresco, obesos y diabéticos, todo a la vez? ¿Dirá la Secretaría de Salud que estamos gordos solamente por comelones, y esto a pesar de la pobreza imperante? Me parece que la Secretaría de Salud  debería ponerse las pilas, y entender que este es un problema de seguridad nacional. No es el papel de las autoridades ponerse a regañar a la población mexicana como curas en cuaresma y pedirle que ayune. La salud de la nación -porque los mexicanos somos la nación, y sin mexicanos no existiría México- es la responsabilidad primordial y altísima de dicha secretaría.

A este paso, en breve los mexicanos, o casi todos, dependeremos de fármacos contra la diabetes y la hipertensión. La Secretaría de Salud debe realizar una investigación seria que cuantifique el impacto del consumo de bebidas dulces carbonatadas en el organismo del ser humano (de estas bebidas, México es un consumidor también de marca mundial). Seguramente existe una correlación positiva entre consumo de refrescos, obesidad y padecimiento de diabetes. Otra investigación  paralela requiere que se mida el impacto de las hormonas para la engorda del ganado, cuya carne ingerimos de manera cotidiana (o casi) en presentaciones culinarias que van de lo económico a lo suntuario.

Es de suponerse que si tal estudio existe, habrá muchos intereses económicos en juego para que no se divulguen tales resultados, en caso de ser negativos para la salud. Pero es obligación de las instituciones gubernamentales dar a conocer los resultados de tales estudios, si los tiene. Y si no los tiene, debería comenzar a trabajar en eso. La carne portadora de hormonas que aumentan la masa corporal, seguramente incide en el crecimiento mórbido de las personas, y probablemente, de los tumores cancerosos.

Las correlaciones que aquí se plantean son meras hipótesis, pero son hipótesis no solamente posibles, sino bastante probables. Explicarían de maravilla la simultaneidad de esos fenómenos negativos y hasta cierto punto recientes, relacionados con los altos índices de consumo de refrescos embotellados, obesidad, diabetes, hipertensión arterial y  cáncer en los mexicanos. Pero es obligación de las autoridades el comprobar o disprobar estas hipótesis por medio de la investigación válida y honrada. La salud, el futuro de los mexicanos y de nuestras familias depende de su dictamen. Y de la acción eficaz de los funcionarios públicos del más alto nivel. 

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