Escudo de Torreón

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martes, noviembre 12, 2013

Coahuila, Texas y el general López de Santa Anna

El "Señor Santiago" de Viesca, Coahuila

El surgimiento del norte de México en la conciencia nacional es un fenómeno relativamente reciente. La “tierra adentro”  o “provincias del interior, internas” por contraposición a las provincias de la “tierra afuera” eran algo muy poco conocido para los habitantes de las ciudades virreinales: México, Puebla, Valladolid, Guanajuato, San Luis Potosí, Guadalajara, y hasta para Zacatecas, que era algo así como la “frontera” del mundo civilizado.  

Durante siglos, estas “provincias internas” del norte fueron habitadas por colonos españoles, tlaxcaltecas, negros y de diversas etnias indígenas y castas. Se caracterizaban estas tierras por sus difíciles condiciones de existencia, ya que sus poblaciones siempre estaban en peligro de ser atacadas por los indios enemigos. Para fines del siglo XVIII, la Comandancia General de las Provincias Internas constituía prácticamente un virreinato separado de Nueva España, precisamente porque se requerían decisiones administrativas y militares rápidas. De otra manera y dadas las enormes distancias, estas decisiones se dificultarían bajo un sistema centralista. La capital de esta comandancia estuvo en la ciudad de Chihuahua, en el norte-centro de la actual República Mexicana, aunque luego hubo cambios. 

Si este sistema hubiera tenido tiempo para consolidarse, hubiese sido más difícil la penetración de colonos estadounidenses. Pero no fue así. Por diversas circunstancias, la administración de estas provincias norteñas —reducidas a simples gubernaturas— volvió a la persona del virrey en la ciudad de México. Saltillo era la “puerta” de la tierra adentro. 

Existían vínculos mucho más fuertes entre Coahuila y Texas que los que podrían existir entre la ciudad de México y Texas. Realmente están muy poco estudiados aquellos aspectos de la separación de Texas en cuanto fenómeno regional, con independencia de las pretensiones territoriales de los Estados Unidos. ¿Hacia dónde se orientaban las lealtades de los coahuilenses-texanos, y por qué? Esta pregunta aún está por responderse.

Quizá sea poco conocido el hecho de que La Laguna, y particularmente el pueblo de San José y Santiago del Álamo, conocido también como Álamo de Parras (Viesca, Coahuila) tuvo particulares vínculos con la colonización de Texas a finales del siglo XVIII y principios del XIX, con la fundación del histórico fuerte del Álamo (remember the Alamo) y con la guerra de independencia de dicho territorio en 1835-1836.

La Segunda Compañía Volante del Álamo de Parras fue creada en la jurisdicción de Parras (Coahuila) el 1 de febrero de 1784.  Sus soldados fueron reclutados en el pueblo de San José y Santiago del Álamo (Viesca, Coahuila). En 1798 la Compañía fue trasladada a la jurisdicción de Mapimí (Durango), luego a San Gerónimo, cerca de Chihuahua, y provisionalmente, a San Antonio de Béxar (Texas) a donde llegaron con sus familias en 1803. Finalmente, se establecieron en la misión semiabandonada de San Antonio de Valero. Eran más de 200 hombres, mujeres y niños los que se establecieron ahí. 

Desde 1807 comenzó a ser conocida la reconstruida misión como “El Álamo” debido a la compañía volante que lo habitaba. Cuando estalló la guerra separatista de Texas en 1835, los soldados de la compañía volante pelearon tanto del lado mexicano como del lado independentista, según sus intereses y lealtades. Pedro Herrera, Nepomuceno Navarro y Manuel Tarín sirvieron toda la campaña en la Compañía de Texanos de Juan N. Seguín, e incluso pelearon en la batalla de San Jacinto. José Toribio Losoya estuvo entre los muertos de la toma del Álamo. Cuando el ejército mexicano se rindió, el antiguo comandante de la Segunda Compañía Volante del Álamo de Parras, José Francisco Ruiz, estuvo entre aquellos que firmaron la declaración de independencia texana.

Por otra parte, los últimos mexicanos en salir de San Antonio fueron precisamente Castañeda y la Compañía del Álamo de Parras, quienes abandonaron la población cuando Juan Seguín y su compañía de voluntarios texanos llegaron como avanzada del ejército de la nueva república. 

En seguida mostramos el texto de un documento de la época de la guerra de Texas. Este documento  se originó en el obispado de Durango, e iba dirigido principalmente al clero de la diócesis, con el fin de auxiliar al general Santa Anna:
    
“Con f(ec)ha 20 de junio último nos dirigió del Mineral de Canelas el Yl(ustrísi)mo obispo nuestro prelado un oficio cuyo literal tenor es el siguiente:

“Quando p(o)r todas partes se manifiesta justamente conmovida por el fatal suseso de guerra q(u)e ha (h)echo caer prisionero entre los tejanos al Digno Primer Gefe de la República el Ex(elentí)s(i)mo Señor D(o)n Antonio Lópes de Sana Anna; y se apresta de todos modos a dar pruebas reales y efectivas de la cinceridad y pureza de sus sentimientos, cooperando eficasmente a rezarzir esta quiebra del honor nacional, y a procurar al Yl(us)ttre prisionero el recobro de su libertad perdida, debe sin duda la parte del clero aspirar con sus demostraciones a dar ideas claras de q(u)e en tal funesto acaso es muy uno su sentir con el de todos nuestros compatriotas = Procuremos cuanto está al alcanze de los medios pazíficos de nuestro sagrado ministerio, preceder a todos con el ejemplo p(ar)a q(u)e la opinión no se extravíe, y q(u)e nadie vea cosa alguna, ni oiga nada en ningún Ec(lesiásti)co q(u)e le pueda servir de escándalo: empleemos sobre todo p(ar)a ganar a favor de la patria las Divinas Misericordias las armas poderosas del ruego, q(u)e son tan propias de nuestro instituto: Oremos al Señor. A este fin ordeno que en la Santa Yglesia Catedral y en todas las demás Yglesias Seculares y Regulares de la Diócesis se cante cuanto antes una misa solemne de rogación p(o)r los espresados fines de que se avisará anticipadam(en)te al Pueblo p(ar)a su concurrencia; y que a la oración Pro Pace que tengo mandada, se substituya la de Tempore Belli mientras dure la guerra contra los colonos, recomiendo a V.SS. el cuidado de q(u)e esa orden se circule con toda brevedad a las personas q(u)e corresponda p(ar)a su más pronto cumplimiento. = Mas porque esta clase de auxilios aunque llenos de virtud, y aunque ellos por bentura son los más seguros p(ar)a el buen logro de cualquier ardua empreza, nada puede desmerecer con q(u)e los proporcionemos de otra especie q(u)e active y anime visiblemente las providencias del resorte temporal, yo no dudo prometer del buen sentido y patriótico zelo de mis muy caros hermanos los Ec(lesiásti)cos todos de la Diócesis, q(u)e voluntaria y gustosam(en)te cederán alguna parte de sus escasas fortunas p(ar)a el sostén de tan justa causa: poco podrá ser, no lo ignoro, q(u)e soy presencial testigo de la penuria en que muchos viven; pero varias pequeñezes reunidas darán alguna mediana cantidad, que agregándose al resultado de providencias ya dictadas sobre los fondos piadosos, será presentada por V.SS. en clase de donativos, aunque sea p(o)r partes según se proporcione su colectación; y a este fin podrá disponerse q(u)e las ceciones personales se remitan directamente a V.SS. p(o)r los Curas de cada Parroquia, encargándose ellos mismos de hablar a los Ec(lesiásti)cos de su comprehención, q(u)e por otra vía no hayan tal vez adelantado sus donativos”.

Y lo transcribimos a V. p(ar)a que obre sus efectos en ese curato, y esperamos que los donativos q(u)e hagan los Ec(lesiásti)cos residentes en él, los remita V. a este gobierno Ec(lesiásti)co con la brevedad posible. 
Dios guarde a V. m(ucho)s a(ño)s.  Durango Julio 1º de 1836. José Cayetano Salcido. José Eustaquio Fernández. Bernardino Bracho. Sr. Cura de Parras Pbro. Dn. Silvestre Vicente Borjas”.             

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