Escudo de Torreón

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martes, septiembre 01, 2009

Bombardeos de 1929: recuento de daños


Emilio portes Gil, Presidente en 1929

Si hacemos un recuento de los daños efectivamente reportados que sufrieron los torreonenses a manos de la fuerza aérea del gobierno de Emilio Portes Gil los días 16 y 17 de marzo de 1929, contaremos los siguientes.

-Ametrallamiento aéreo en la avenida Hidalgo, frente al establecimiento del señor Efraín López, causando heridas al señor Antonio Huerta.

-Ametrallamiento aéreo en la calle Ramos Arizpe, ente Iturbide (Presidente Carranza) e Hidalgo, resultando herido el señor Dionisio Hernández.

-Ametrallamiento aéreo de La Alianza, resultando herido el señor Manuel Silva

-Ametrallamiento aéreo de los patios de la estación del ferrocarril, causando heridas y mutilación a un garrotero.

-Una bomba explosiva que detonó sobre la casa del señor Mateo Ornelas, en el barrio “La Durangueña”. Esta bomba destruyó por completo su casa, y lo hirió gravemente.

-Una bomba explosiva detonó en la calle Valdés Carrillo, entre Juárez y Morelos (frente a la plaza) la cual causó la muerte del señor Alejo Torres y heridas a la señora María Concepción Soto y al señor Salvador Izarrague.

-Una bomba explosiva detonó en la calle Valdés Carrillo, entre Hidalgo e Iturbide (Presidente Carranza) muy cerca de “la casa eléctrica” causando heridas a Ascensión Rodríguez.

-Otra bomba explosiva detonó en la calle Múzquiz y avenida Juárez, junto a “La Mexicana”, causando heridas a los señores Gregorio García, Serafín Villegas, Eduardo Gurrola, Agustín Ramírez y a la señorita María Galván.

-Una bomba incendiaria cayó en la casa del señor Silvestre Jaime Horta, ex oficial mayor del departamento de Tránsito de Torreón. La bomba se incrustó en una gruesa barda, humeando pero sin estallar, por lo cual fue apagada con agua por algunas vecinas.

-Otra bomba cayó a espaldas de la estación de ferrocarriles, si resultar nadie herido.

-Otra bomba se incrustó en el pavimento del cruce de la calle Valdés Carrillo y avenida Allende, sin estallar ni arder.

Los torreonenses fueron advertidos de qué hacer en caso de que una bomba cayera cerca de ellos. Un artículo de “El Siglo de Torreón” del 17 de marzo de 1929, dice textualmente:

“Ahora que se ha repetido el ataque a la ciudad desde los aviones, y en vista de los numerosos heridos que se han registrado, consideramos pertinente indicar al público que cuando se esté cerca de un lugar donde explote una bomba, lo más conveniente es dejarse caer boca abajo sobre el suelo, lo más rápidamente posible, para evitar ser alcanzado por los proyectiles”.

Por su parte, los maquinistas acordaron hacer sonar los silbatos de las locomotoras apenas avistaran aviones gubernamentales, con el objeto de advertir a la población civil sobre su presencia. Así que, las primeras sirenas antiaéreas de Torreón fueron los silbatos de las locomotoras.

El día 17 de marzo de 1929, el cuerpo diplomático formado por los cónsules extranjeros que residían en Torreón, convocó a una junta de urgencia para elevar una protesta al gobierno de Washington. Los representados eran miembros de las colonias extranjeras, y temían por sus intereses materiales en la Comarca Lagunera. La reunión se llevó a cabo en el consulado de los Estados Unidos en Torreón.

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