Monumento a la Revolución Mexicana
Durante
los últimos y más recientes años, el gobierno mexicano, particularmente el de
Coahuila, creó el monopolio del diagnóstico médico. Solamente las instituciones
oficiales de salud pueden determinar la existencia de pandemias como la de la
Influenza A/H1N1 o el Dengue. Y si estas instituciones decidieron en el pasado
que estas pandemias fueron inexistentes, pues entonces no existieron,
oficialmente hablando.
Pero
resulta que la burocracia de la salud no tiene mucha credibilidad, porque asume
los roles de juez y parte, ya que sus médicos y empleados reciben salarios del
Estado Mexicano. Por lo tanto, de manera voluntaria o bajo amenaza, se pueden
prestar a campañas de ocultamiento de la verdad o de desinformación.
Las
clínicas, sanatorios y laboratorios privados poseen todos los medios para
detectar los patógenos que causan enfermedades como las arriba descritas, y en
ellos laboran profesionales calificados. En cuanto a las pruebas más
sofisticadas, la medicina oficial de Coahuila ha destacado en el pasado por su
resistencia a enviar muestras (para su análisis) a otras ciudades que cuentan
con centros especializados.
En
Torreón, el azote de la influenza en 2012 y 2013 fue significativo. Para 2014, ya entrada la temporada otoñal,
con las lluvias y los primeros fríos, es de esperarse que los casos de
influenza A/H1N1 (que al parecer llegó a México para quedarse) puedan surgir en
cualquier momento. Las lluvias, los descensos en la temperatura y los descuidos
personales pueden abrir camino a los primeros casos y a los posibles contagios
posteriores. En vista de ello, es mejor prevenir que lamentar. Hay que lavarse las manos con agua y jabón y
usar geles antibacteriales.
Si se sospecha que se padece gripe o influenza, no presentarse
en lugares concurridos; taparse boca y nariz al estornudar, nunca usar la mano
sin pañuelo desechable, y en caso de que le sorprenda el estornudo colocar el
antebrazo. De preferencia, usar cubre bocas. A quienes desarrollen síntomas
como fiebre alta, dolor de cabeza muy fuerte, dolor de ojos, fluido nasal, tos
y un cansancio extremo, se les recomienda acudir al médico.
Y
para cambiar de tema, mencionamos como dato curioso que en 2010, una encuesta
realizada por la firma Mitofsky se propuso averiguar qué pensaba la ciudadanía
sobre las celebraciones del Bicentenario del Inicio de la Guerra de
Independencia, y las del Centenario del Inicio de la Revolución Mexicana.
De
cada 5 personas a las que se les preguntó cuál de las dos luchas consideraba
que era más importante celebrar, cuatro respondieron que la de la independencia
nacional, y solamente una respondió que la revolución mexicana.
Y
resulta interesante que quienes respondieron a favor de la independencia, eran
miembros de los tres partidos políticos mejor posicionados: Partido Revolucionario
Institucional, Partido de Acción Nacional, y Partido de la Revolución
Democrática. Los encuestados no partidistas, contestaron de la misma manera, en
la misma proporción.
En
pocas palabras, este informe indicaba que si se obligaba a una persona a escoger
por su importancia una de las dos celebraciones, independencia o revolución,
cuatro de cada cinco optarán por la de la Independencia. Por la vigencia de su
significado, la Independencia cuenta con un 80% de los votos, y la Revolución
solamente con un 20%.
Esta
proporción de cuatro a uno pareciera indicar la existencia de un desencanto
sobre el significado actual de la Revolución Mexicana, a la cual, según la
encuesta, se considera un fenómeno político y social del pasado que nada tiene
que ofrecer en el presente. El pueblo ya no parece percibir los beneficios que
aquélla trajo al liberar a la nación de la dictadura, del mal gobierno y de la
pobreza. Nuestros gobernantes tienen una tarea pendiente: darles nuevo
significado, actualizar para la ciudadanía mexicana los beneficios de la
Revolución.
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