¿Sería correcto decir que hace 200 años, el padre don Miguel Hidalgo pasó por Torreón? ¿Y cómo, si Torreón no existía aún? Y sin embargo, es verdad, ya que el paso del caudillo tuvo lugar en la jurisdicción de nuestra ciudad, muy cerca de la Universidad Iberoamericana. En sentido estricto, el prócer pasó por lo que sería nuestra ciudad. Solamente en sentido lato, podemos decir que don Miguel Hidalgo pasó por Torreón, puesto que el lugar exacto de su recorrido en 1811, se encuentra en Torreón.
Existe una venerable tradición que establece que, ya derrotado y en cadenas, don Miguel Hidalgo, en compañía de otros insurgentes y de sus captores, tomaron el camino de Mapimí hacia Chihuahua, precisamente vadeando el río Nazas a la altura de La Chona, cerca del ejido “La Concha”, a unos cuantos cientos de metros al poniente de la Universidad Iberoamericana y del Tec Milenio.
Don Miguel Hidalgo, ya como subalterno de Ignacio Allende, fue capturado el 21 de marzo de 1811 en Acatita de Baján (“Acatita” es palabra náhuatl que refiere lugares con existencia de agua) o “Norias de Baján”, Provincia de Coahuila, cuando estos primeros insurgentes se dirigían hacia los Estados Unidos a buscar apoyo para su causa y para comprar armas.
De Baján, los reos fueron trasladados a Monclova, y de ahí, a una hacienda de la jurisdicción de Santa María de las Parras (Parras, Coahuila). Los principales cabecillas de la insurgencia acompañaban a Hidalgo: Allende, Jiménez, Aldama, Abasolo y otros. Ya divididos en dos cordilleras, los militares insurgentes fueron enviados a Chihuahua (Sede de los poderes políticos y militares de una especie de Virreinato del Norte, las Provincas Internas) y los religiosos insurgentes fueron enviados a la capital religiosa de las Provincias Internas, Durango, sede del obispado del mismo nombre. Resulta interesante constatar que, a pesar de ser una población joven, en la jurisdicción de nuestra ciudad estuvieron realmente presentes, en carne y hueso, los héroes de esta primera etapa de nuestra independencia y titulares de las principales avenidas de Torreón.
¿Cómo sucedió esto? Las dos cordilleras de reos se separaron en la jurisdicción de San José y Santiago del Álamo (Viesca, Coahuila). Los que iban a Durango, se dirigieron hacia el suroeste, hacia Cuencamé, siguiendo los viejos caminos coloniales. Los que iban a Chihuahua, enfilaron hacia el norte, para vadear el río de las Nazas y seguir hacia Mapimí. En su camino pasaron por El Gatuño (Congregación Hidalgo) y por las Vegas de Marrufo, sitio que actualmente identificamos como Matamoros (Coahuila). De ahí, se dirigieron hacia el río, el cual cruzaron en “La Chona”, muy cerca de la Universidad Iberoamericana, en la actual jurisdicción de Torreón. Se calcula que este paso pudo ocurrir entre el 5 y el 8 de abril de 1811, hace 200 años.
Dicen los lugareños que antiguamente, un viejo cañoncito de artillería señalaba el lugar preciso del tránsito del padre Hidalgo hacia el otro lado del río. Se trata de una tradición venerable. Lástima que no exista ya la pieza ni en fotografía, para poder determinar su origen y antigüedad, pues sabemos que en La Concepción hubo batallas encarnizadas y choque de ejércitos, como el de Jesús González Herrera. Muchos restos de esa época habrán quedado sepultados.
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