Escudo de Torreón

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viernes, febrero 12, 2010

El tesoro del Colegio Modelo



Entre los relatos que gozan de mayor favor de parte del público lector, se encuentran aquellos que tratan de fantasmas, o de tesoros. Siempre existe cierta fascinación por lo sobrenatural, por la supervivencia del alma y sus comunicaciones desde “el más allá”, y también por los golpes de fortuna que ponen en nuestras manos, riquezas inesperadas.

Una de las narraciones más dignas de crédito referentes a tesoros desenterrados, es la que que data de 1928. Se trata de un “entierro” de sesenta mil pesos en monedas de oro, el cual fue encontrado en el entonces Colegio Modelo, ubicado en la calle falcón número 221.

Este tesoro, según los relatos de 1928, tenía su origen en el entierro que de las monedas de oro que en 1914, tuvo que hacer un pagador del ejército federal, debido a la toma de Torreón por Francisco Villa. El sitio que ocupaba el colegio en 1928, había sido, en 1914, un edificio de dependencias de las fuerzas federales acantonadas en Torreón.

El pagador, temeroso de que el oro cayera en manos villistas, prefirió enterrarlo y huir con las tropas que abandonaban Torreón, y al parecer, nunca volvió. Solamente pudo levantar un croquis del edificio, marcando el sitio donde el dinero estaba escondido. Se cree que este pagador pertenecía a las fuerzas del general Velasco.

Las personas que encontraron el tesoro, fueron la señora Josefina Sánchez de Zambrano, directora del Colegio Modelo, y su esposo, el señor Abraham Zambrano. Estas personas, de alguna manera se hicieron del plano del pagador, y de manera sistemática comenzaron a horadar el piso del colegio, bajo el pretexto de mejoras materiales. Después de largo tiempo y muchas excavaciones, en un pasillo junto a un baño, encontraron un pequeño cofre, el cual contenía las monedas de oro.

Según el relato, la directora del colegio y su esposo encontraron el tesoro hacia finales de noviembre de 1927, y poco después cambiaron su residencia a Los Ángeles, California. Se decía por entonces que el matrimonio había cambiado una cuantiosa cantidad de dinero mexicano por dólares, y que adquirió una magnífica residencia en aquella ciudad californiana.

Fuente consultada: El Siglo de Torreón. Edicíones del 1 y 5 de febrero de 1928.

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