Escudo de Torreón

Escudo de Torreón

viernes, diciembre 19, 2014

Aroma de café




  • Los nublados y fríos relativos de nuestro invierno lagunero, quizá porque me ponen introspectivo, me hacen recordar cosas de mi niñez, cosas cotidianas sin mayor relevancia, pero que sin duda fueron compartidas por muchas personas. Cuando me preparo el café en mi vieja percoladora italiana de dos tazas (de los años novecientos veintes) me vienen muchos recuerdos de la infancia.
  • Recuerdo que en casa, como en muchas otras, se tomaba el café con leche, el mismo que se servía en Torreón desde sus inicios en casas y restaurantes (café au lait). Durante la primera mitad del siglo XX, era muy común mezclar una infusión de café, con leche caliente. Algunos hervían el café, otros lo percolaban. Había variantes entre aquéllas personas de orígenes europeos o turcos, que gustaban del café denso y fuerte. No existían aún los cafés solubles, que surgieron a finales de los treintas y se popularizaron durante la posguerra, como la marca Nescafé.
  • Y para volver al café de grano en Torreón, diré que algunas familias recibían de Veracruz sus mezclas en botes “tamaleros”. Pero la gran mayoría de la población compraba las marcas comerciales existentes en el mercado local, como eran el “Café Colón” y el “Estrella 57” de Sanfelíz Hermanos. Venía el café ya molido  en paquetes de diversas medidas y precios. Me hacía gracia que la envoltura del café Colón, que era roja y representaba una imagen de cuerpo entero del almirante genovés, mostrara una leyenda publicitaria que decía “Café Colón, descubrió el buen gusto de quien lo toma”.
  • En cambio, el café “Estrella 57” (mezcla de “Córdoba” y “Caracolillo”) apareció precisamente en el año de 1957, y según recuerdo, mostraba una estrella de seis puntas con los dígitos sobrepuestos. Muy lejos estaban todavía los tiempos futuros de las cadenas trasnacionales como “Mc Donalds”  o “Starbucks”. En el Torreón de la segunda mitad del siglo XX, había lugares donde se podía tomar muy buen café, como en “Los Globos”, establecimiento del cual se decía que era el lugar ideal para cerrar negocios “de millón para arriba”; estaban también “La Rambla”; el “Apolo Palacio”; “La Copa de Leche” y “La Americana”, entre otros. Y si se buscaba café estilo árabe, estaba “El Cairo”, “Biblos” y algunos otros que se me escapan.

viernes, diciembre 12, 2014

Cuando la swástica ondeaba en Torreón




  • El 12 de octubre de 1933, "Día de la Raza" fue celebrado en Torreón para recordar el "descubrimiento" de América, o como diríamos actualmente, el "encuentro" de dos mundos.  Los edificios fueron adornados con la bandera mexicana, o bien, con las de las respectivas naciones representadas diplomáticamente en nuestra ciudad. Al pie del monumento a Cristóbal Colón, ubicado en la calzada a la que da nombre, ondeaban todas las banderas de naciones americanas. 
  • Se encontraban presentes alumnos de diversas escuelas, quienes entonaron los himnos nacionales de Uruguay, Perú, Venezuela y otros países latinoamericanos, México incluído. 
  • El 30 de enero de ese año de 1933, el general Paul Von Hindenburg había nombrado canciller de Alemania a Adolf Hitler. Por esta razón, el partido nazi se encumbró en el país germano.  
  • Es por esta razón que, en ese acto conmemorativo que celebraba tanto al almirante como la entrada en la historia occidental de la América, la bandera nazi ondeó por vez primera y de manera pública en Torreón. Nos referimos a la bandera roja, con un círculo blanco cargado con la swástica o cruz gamada. Para entonces, en la avenida Morelos 1151 poniente, ya existía el "Club Swástica" de Torreón, con una buena cantidad de asociados de origen o ascendencia mexicana y alemana. En la fachada de ese club flameaba la bandera de la cruz gamada. Obviamente, las relaciones de la política internacional y el curso de los acontecimientos previos a la segunda Guerra Mundial, acabaron con la sustentabilidad de este club.  


Peregrinaciones en Torreón



  • Como sucede cada año hasta el once de diciembre, muchos torreonenses  desfilaron día a día por la avenida Juárez de oriente a poniente, en peregrinación hacia la basílica foránea de Guadalupe, ubicada en el centro histórico. Se trata de actos de profunda piedad y devoción, por medio del cual muchos católicos laguneros presentan sus respetos a la virgen del Tepeyac. Hoy, día doce, la celebración se efectúa en la basílica, ya sin peregrinaciones.
  • La modalidad lagunera consiste en organizar comparsas, una por cada empresa o corporación. En la mayoría de los casos, encabeza la banderola, cartel o logotipo de la compañía y las ofrendas florales y monetarias. Detrás de éstas, desfilan los dueños, directores o gerentes, y el cuerpo de empleados. Un grupo de danzantes los acompañan, a veces contratados por la empresa. En otras ocasiones, son los mismos empleados quienes lo integran.
  • Cuando son los trabajadores los que danzan, suelen ensayar la coreografía durante todo un año, a la vez que buscan mejorar o cambiar los diseños de sus trajes de matachines o de danzantes mesoamericanos. Es similar a lo que sucede en España entre los integrantes de las cofradías de Semana Santa. Cada grupo busca mejorar su propio estándar de presentación y su vestuario de años anteriores.
  • Desde comienzos del siglo XX, inició la celebración de las multitudinarias “peregrinaciones” al santuario de Guadalupe de Torreón. No hemos encontrado relatos ni descripciones previas a la de 1922. Pero ya en ese año, los reporteros comentaban que “pocos años se ha despertado tanto entusiasmo para conmemorar la fiesta Guadalupana, como el presente”.
  • Desde luego, en 1922 ya era usual que estas fiestas se celebraran en el santuario de Guadalupe, la primera parroquia que tuvo Torreón. La víspera del 12 de diciembre de ese año, se efectuó una “Noche Santa” o noche eucarística, que consistió en la exposición del Santísimo en su correspondiente custodia, desde las 11 de la noche del día 11 de diciembre, hasta la madrugada del 12, en que se celebró la primera misa.
  • Por entonces, era muy seguro transitar por las calles del centro en la madrugada. Toda la noche del 11 al 12, en incesante y concurrida romería, los devotos fueron a visitar a la Virgen, con el objeto de llevar ofrendas de flores, o de lágrimas. Por supuesto, no podía faltar la música. A las 5 de la mañana hubo una “alborada” o “mañanitas” en la que un orfeón cantó varios motetes, es decir, música sacra. A las 6.30 de la mañana, se celebraría la misa y comunión de los fieles.
  • Pero ahí no terminaba el festejo. A las 8 de la mañana del día 12 de diciembre, desde el templo del Carmen partió una peregrinación hacia el santuario de Guadalupe, en la que diversas asociaciones católicas llevarían en desfile sus respectivos estandartes. Pero también desfilaron obreros y campesinos de los ranchos y haciendas cercanas. Estos peregrinos fueron recibidos con otra misa. Al concluir esta, se expuso el santísimo para su veneración por diversas asociaciones religiosas. A las 4 de la tarde, hubo un ofrecimiento de flores, y la admisión de nuevos cofrades en las asociaciones piadosas. En el patio contiguo del templo del Carmen, también a las 4, hubo un festival obrero.
  • Por la noche del 12 de diciembre de 1922, se finalizó la jornada con una kermesse y fuegos pirotécnicos. Por la tarde, el comercio cerró, de acuerdo a disposiciones de la presidencia municipal. La costumbre de peregrinar hacia los lugares considerados santos, viene de muy atrás en el tiempo. En el caso de la Virgen de Guadalupe, la costumbre se remonta al siglo XVI, de acuerdo a las fuentes disponibles. Durante la era colonial, era frecuente realizar “procesiones” o “peregrinaciones” cuando había problemas sociales, como epidemias, hambrunas, sequías, etc.

  • En Torreón, el santuario de Guadalupe se remonta a 1893, año en que fue erigido como parroquia.

viernes, diciembre 05, 2014

Crónica de Torreón en "Clíotropos"


Blogs de historia, por años de aparición. La "Crónica de Torreón" inició en 2006


Como lo hace año con año, el Dr. Felipe Castro Gutiérrez (U.N.A.M.) publicó en su "Clíotropos. Crónicas del amor (y de desamor) de los historiadores por el mundo virtual" su "Blogósfera de la Historia Mexicana". En su edición 2014, el autor hace relación de los blogs de historia activos, entre otros, nuestra "Crónica de Torreón". 

Transcribo a continuación:  


"Como ya ha sido tradición decembrina de Clíotropos, les presento el listado de blogs  “de autor” dedicados a la historia mexicana.  No es exhaustivo, evidentemente. He incluido únicamente aquéllos que (en mi opinión) aportan ideas originales,  y que han mantenido cierta continuidad a lo largo del año. No he compilado los institucionales,  los que sirven de apoyo a un curso particular en algún centro educativo, o solamente distribuyen avisos o noticias (todos los cuales pueden ser, evidentemente, muy útiles). Tampoco he registrado (por ahora) los blogs de MAPFRE, donde ocasionalmente se publican excelentes artículos.

En relación a los años pasados (véanse aquí la referente a 2013), casi podría estar de acuerdo con un interesante análisis reciente de la “clíosfera”, realizado por Iñigo Fernández. Esto es, parece verse un estancamiento de lo que fue en su momento una novedad que atraía autores y lectores por su fácil acceso, flexibilidad y atractiva presentación. De hecho,  este  es el primer informe anual en el que no puedo anotar algún nuevo blog de interés. Incluso, en comparación con el año pasado, el número ha decrecido levemente: de 39 que eran, restan sólo 37. Algunos comentarios al respecto de estas tendencias pueden verse aquí.  En términos menos estadísticos, podría decirse que este multiforme archipiélago abunda en pecios blogueros, con cubiertas y mástiles poblados por melancólicos musgos y líquenes digitales. Pero aún hay muchos blogs que navegan a todo trapo, cual galante armada.

Es bueno comparar esta situación con la española, donde la plataforma Hypotheses está en franca expansión. En este caso hay un apoyo institucional, el de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, y la posibilidad de obtener un ISSN (esto es, un registro legal, similar al de las revistas), lo cual da a los blogs “respetabilidad” académica. Nada parecido hay en México, donde por alguna razón que no acabo de comprender las instituciones se han mostrado indiferentes respecto a las posibilidades autónomas de difusión de la historia.

Respecto al listado, he clasificado como “blogs personales” aquéllos que más que tener una temática, publican todo lo que interesa al autor, que puede ser muy variado. El orden es el usual y alfabético. Si en su opinión falta alguno, déjeme una nota en la sección de “comentarios”.

BLOGS SOBRE HISTORIA DE MÉXICO, activos en 2014:

Crónica de Torreón, de Sergio Antonio Corona Páez".

Ver:

La paella en La Laguna




  • La gastronomía local es una de las marcas culturales que refieren a la identidad regional, tanto en la Comarca Lagunera como en cualquier otro lugar. Existen platillos de vieja raigambre, que en un principio pudieron ser ajenos a las costumbres en común, pero que fueron tomando carta de ciudadanía. Uno de estos ejemplos más representativos es el de la “paella”. Este es un platillo tan cotidiano en nuestra comarca, que si alguien no conociera su historia, pensaría que es originario de La laguna.
  • La paella, ese exquisito arroz azafranado cargado con carnes y mariscos, procede de Valencia, en España, y según se dice, concretamente del lugar llamado “La Albufera”. Su nombre deriva de la sartén baja en la cual se prepara, ya que en valenciano, “paella” significa sartén. A su vez, la palabras procede del latín “patela” o sea “sartén pequeña”, y que dio origen a las palabras castellanas “padilla” y “paila”. Los colores característicos gualda (amarillo) y rojo, reproducidos con el arroz azafranado y los pimientos rojos, hacen alusión a los escudos de Valencia y Aragón: en campo amarillo, cuatro palos rojos. 
  • Desde luego, existen múltiples recetas para preparar el platillo. En el País de La Laguna, como se le llamaba a nuestra comarca en tiempos coloniales, el mayor impacto cultural fue obviamente, el español. Notamos que ya en el siglo XVIII, se elaboraba aquí un arroz azafranado, frito en manteca de puerco, aderezado con camarones secos y otras carnes frescas o embutidas. Evidentemente se trataba de una paella “del desierto”, por no tener a la mano nuestros abuelos, los mariscos frescos.
  • Sin embargo, su mayor impacto en la gastronomía regional ocurrió durante la última década del siglo XIX y las tres primeras del XX, cuando migrantes de unas setenta nacionalidades llegaron a establecerse en La Laguna. Las colonias extranjeras más numerosas e importantes fueron la española y la china. No es de sorprender que su gastronomía, junto con otras como la árabe, persista ya asimilada en la vida cotidiana de la comarca.
  • Originalmente, eran los restaurantes los que ofrecían en Torreón, la paella valenciana. Solo con el paso de las décadas, las señoras y los señores jefes de familia adoptaron la costumbre de elaborar la paella en los espacios privados del hogar, exactamente igual que como lo hacían con las parrilladas. Y la paella acabó siendo un producto que se vendía y se vende, no solamente en los restaurantes, sino también en algunos hogares, para llevar a casa los domingos.
  • Pero en nuestra historia citadina, ¿cuáles fueron los restaurantes que inicialmente ofrecieron la paella en sus menús? En base a los registros publicitarios a los que tuvimos acceso, podemos mencionar que, desde 1925, una serie de restaurantes fueron sumándose a la lista de los que ofrecían la paella a sus parroquianos. Así en 1925, el platillo se ofrecía en el restaurante del Hotel de Francia, frente a la estación de ferrocarril; en 1926 al restaurante Fénix, junto al Casino de La Laguna; en 1927 el restaurante “Novedades” que se auto designaba “El centro de la gente bien”. En 1934, el Café Apolo;  en 1935, el restaurante “Salvador”; en 1936, el restaurante del Club España, cuya entrada quedaba por la calle Valdés Carrillo; este restaurante pasó a formar parte del Hotel Plaza ese mismo año. En 1940, en “El Patio”; en 1941 la paella se expendía en el restaurante del Hotel Galicia, en la cafetería “SyR” y en el Café California, éste de don Juan Chochos. En 1947 aparece también en el restaurante España, en avenida Juárez 1406 poniente; en 1951, en el restaurante del Centro Español de La Laguna, en Matamoros 1111 poniente. En 1955, en el inolvidable restaurante “Doña Julia” de doña Julia Urbieta de Araluce. Y desde entonces, en muchísimos más. Prácticamente desde los inicios de nuestra ciudad, la paella se convirtió en uno de los platillos internacionales favoritos de los laguneros. 

martes, diciembre 02, 2014

Nueva manifestación








  • Ayer lunes primero de diciembre, en la Ciudad de México, se llevó a cabo una nueva marcha de estudiantes de universidades públicas y privadas, maestros, sindicalistas, integrantes de organizaciones no gubernamentales y cientos de ciudadanos inconformes por la falta de noticias sobre los 43 normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos hace más de dos meses.  La marcha se realizó de forma pacífica, iniciando desde varios puntos del Centro Histórico para converger en la columna de la Independencia.
  • En otras ciudades del país se efectuaron marchas por la misma razón, aunque no tan multitudinarias. 

lunes, diciembre 01, 2014

La villa cosmopolita y sus hoteles


El Hotel Salvador

  • Como recordaremos, Torreón fue elevado al rango de ciudad el 15 de septiembre de 1907. Y tuvo el carácter oficial de villa, con municipio y ayuntamiento propios, desde el 24 de febrero de 1893, hasta el 14 de septiembre del dicho 1907.
  • Para ser una villa, y no una ciudad capital, Torreón resultaba ser una población extremadamente moderna y dinámica. Prueba de ello era su ferrocarril eléctrico, el segundo o tercero en existir en el país. La villa del Torreón surgió cuando las vías de dos líneas de ferrocarril internacionales se cruzaron en el ámbito territorial de la Hacienda del Torreón (1888), lo que dio origen a un importante ferropuerto en una región económicamente muy productiva, la Comarca Lagunera. La villa se convirtió en una población de carácter agroindustrial. Así fueron los inicios de Torreón.
  • Como era de suponerse, la capacidad económica de la región trajo consigo un gran flujo de pasajeros que venía a hacer negocios, inversiones, o simplemente, a transbordar de una línea de ferrocarril a la otra.
  • Este flujo de pasajeros originó la necesidad de contar con los adecuados servicios de hotelería internacional (por sus instalaciones, servicios y menús) para la población flotante de la entonces villa del Torreón. Pero no solamente servían estos hoteles para hospedar a los viajeros. Muchas empresas y profesionistas que vendían bienes o servicios, usaban los bajos del hotel o sus habitaciones, como oficinas, despachos o bares. Limitación típica de una población pequeña aunque pujante, que carecía aún de infraestructura. Un caso que se repitió muchas veces en las poblaciones que surgieron del ferrocarril en los Estados Unidos. 
  • Un año antes de convertirse en ciudad, nuestra población contaba con una buena cantidad de hoteles y propietarios, entre los cuales encontramos diversidad de nacionalidades y lenguas. En 1906 estaban en servicio el Hotel Salvador, en la calle Zaragoza y avenida Hidalgo, de Carlos González. El Hotel París, en la calle Zaragoza y avenida Ferrocarril, de Miguel R. Murúa. El Hotel Torreón, en avenida Juárez número 12, de Antonio García. El Hotel de las Estaciones, de Foon Chuck. El Hotel Internacional, en avenida Ferrocarril, de Eduardo L. White (quien también era propietario de “La Esperanza Saloon”, en Juárez y Acuña). El Hotel Francia, en la calle Ramos Arizpe y avenida Ferrocarril, de Julio Doucet. El Hotel Iberia, en la calle Ramos Arizpe, de Antonio Pajés. El Hotel El Modelo, en la avenida Hidalgo. El Hotel Delmonico, en la calle Ramos Arizpe y avenida Hidalgo, de  Aguirre y Cortinas. El Hotel Carlos Sternau, en la calle Múzquiz, de Carlos Sternau. El Hotel Universal, en la avenida Hidalgo número 8, de Gabriel Ruiz. El Hotel Plaza, en la calle Cepeda y avenida Juárez, de Luis Leclerc.
  • Muchas anécdotas se podrían contar sobre estos hoteles, tantas que tendría que dedicar varios capítulos a esta crónica. Por el momento, contaremos el testimonio de Adolfo Dollero, italiano que hacia 1910 visitó Torreón con sus amigos Vaucresson y Bonetti, y autor del texto “México al día”, publicada en París (viuda de C. Bouret, 1911).
  • Dollero dice sobre el Hotel Salvador: “Nos alojamos en el Hotel Salvador, verdadero palacio digno de una gran ciudad y provisto de todas las comodidades modernas: luz eléctrica, timbres eléctricos, elevador hidráulico, en fin, todo el confort deseable. Nos parecía que nos habíamos transportado a Nueva York o a Chicago”.