Escudo de Torreón

Escudo de Torreón

miércoles, abril 27, 2011

Ultimatum de empresarios laguneros



Apenas el martes 12 de abril, el presidente Calderón acuñaba aquí en Torreón, su “ya basta” en contra de los “verdaderos criminales” y “la delincuencia organizada”.


Hace tres días, el domingo 24 de este mismo mes, el empresario lagunero Carlos Ignacio Valdés Berlanga cayó abatido a tiros, tras un aparente intento de secuestro. Esta situación exacerbó el sentimiento de inseguridad de los empresarios laguneros, al punto de que ayer martes 26 de abril, considerando que “ya basta de incompetencias”, lanzaron un ultimatum de 72 horas para que los tres diferentes niveles de gobierno (municipal, estatal y federal) resuelvan este caso.


De lo contrario, según afirmó el presidente local de la COPARMEX, se tomarán medidas de presión tales como la suspensión del pago de impuestos al gobierno, o bien, impedir la promoción de las campañas electorales para gobernador y diputados.


El surgimiento de la "Provincia de La Laguna"


Misionero jesuita del siglo XVII

Desde 1594, los jesuitas comenzaron a explorar y a trabajar en lo que habrían de ser sus misiones de la Nueva Vizcaya: Sinaloa, Topia, Tepehuanes y La Laguna. Tanto el General de la Compañía de Jesús, Claudio Acquaviva (1581-1615) como el Virrey de Nueva España, se encontraban profundamente interesados en la aculturación de los indios de esas regiones. En la Comarca Lagunera, Santa María de las Parras, la primera reducción jesuita surgió en 1598, once años antes que la primera misión de Paraguay.

Posteriormente, en 1608, la Corona apoyó la creación de una escuela que con el tiempo fue llamada “Colegio de San Ignacio” o “Colegio de la Compañía” en Parras, que vino a ser la primera que existió en La Laguna. No es nada raro, ya que prácticamente desde que comenzó a existir, la Compañía de Jesús consideró la educación como un terreno privilegiado para el cumplimiento de su misión. La vocación magisterial de los jesuitas abarcaba no solamente la educación formal o institucional, sino que comprendía la activa enseñanza de la manera de ser y de pensarse como occidental (cultura, mentalidad). Y aunque los indios aborígenes de la comarca (genéricamente conocidos como “indios laguneros”) eran el objeto primordial de sus esfuerzos misioneros, la presencia jesuita también impactó a la población no aborigen, como fueron los españoles e indios mesoamericanos de Parras y La Laguna, particularmente a los tlaxcaltecas.

A finales del siglo XVI, apenas terminada la cruenta Guerra Chichimeca, la Corona, el obispado de Guadalajara (en la Nueva Galicia) y los jesuitas novohispanos ponían su mirada en el norte, y particularmente en el relativamente recién configurado Reino de la Nueva Vizcaya. Lo que este reino, gobernación o provincia abarcaría en la actualidad serían los estados de Durango, sur de Coahuila, Chihuahua, Sonora y Sinaloa. La Nueva Vizcaya era la “puerta” del virreinato, justo al norte de las riquísimas minas de Zacatecas y Mazapil. Este reino estaba habitado por innumerables indígenas nómadas o seminómadas que requerían de la obra civilizadora de los misioneros. El virrey Luis de Velasco II —tomado el consejo del obispo de Guadalajara, Fr. Domingo de Alzola— había ideado una estrategia para aculturar poco a poco a los indios belicosos del septentrión. Se trataba de transformarlos por medio de la agricultura, de indios nómadas en indios sedentarios. Las misiones, con sus labores de reducción y enseñanza religiosa y secular, los incorporaría poco a poco a la cultura occidental. Esta estrategia incluía la presencia de indios tlaxcaltecas como agentes de cambio.

A finales del siglo XVI, los provinciales jesuitas de la Nueva España hacían eco del interés de las autoridades virreinales, episcopales y de su General, Claudio Acquaviva, por establecer misiones permanentes. En 1593, los jesuitas, que ya tenían una residencia en Guadiana (capital del Reino de la Nueva Vizcaya, actualmente ciudad de Durango) solicitaron formal permiso a Felipe II para que los autorizara a establecer una obra misionera permanente en la Nueva Vizcaya. En 1594, Felipe II les permitió establecer misiones en dicho reino, en los términos siguientes: “Mis Presidente y Jueces oficiales de la casa de la contratación de Sevilla: por esta mi cédula, he dado licencia a Pedro de Morales, de la Compañía de Jesús, para pasar a las Provincias de Topia, Sinaloa y La Laguna, que son en la Nueva España, y llevar diez y ocho religiosos de la dicha Compañía”

Finalmente, en el año de 1598, la Compañía de Jesús dio formal principio a la tarea de occidentalizar a los indígenas de la región, al comenzar los trabajos de reducción de los indios que habitaban la “Provincia de La Laguna” o Comarca Lagunera. Uno de los objetivos de la llamada “reducción” sería que los indios fueran “reducidos” a pueblos y no vivieran divididos y separados por sierras y montes. El término era usado pues, con el sentido de contractio, es decir, contracción de los espacios demográficos, la concentración de la población de una comarca o región en pequeños espacios urbanos, pueblos, con el objeto de que no viviera dispersa. Una vez concentrados en espacios urbanos nuevos, los indios podrían ser instruidos en la fe católica y olvidarían sus viejas creencias y ritos (conversio) a la vez que aprendían a vivir en concierto y policía, es decir, en comunidad y en armonía, ocupados de los asuntos de la “polis”.

Tanto de la versión documental del padre Arista como de la de la Real Junta se desprende que el fundador de Parras —lo cual es bien sabido— fue el criollo misionero jesuita Juan Agustín de Espinoza, sj.; que la fundación se llevó a cabo durante los últimos meses del reinado de Felipe II, el 18 de febrero de 1598, en concurso con las autoridades civiles. El padre Espinoza fue pues el promotor y superior inicial de la primera reducción jesuita de la Provincia de La Laguna. Como es natural, la certificación del padre Arista atribuye la iniciativa y crédito al padre Espinoza, mientras que la versión civil acredita la iniciativa y el mérito al alcalde o justicia mayor. Como vimos desde el principio, se trataba en realidad de una acción conjunta entre las autoridades civiles y eclesiásticas de la Nueva España.

El padre Juan Agustín de Espinoza sj, era criollo, natural de Zacatecas, y es considerado el fundador de Parras y de su jurisdicción, la cual abarcaba la Comarca Lagunera de Coahuila y Durango. Todavía a mediados del siglo XIX este ámbito comprendía las tierras que ocuparía Torreón. Al padre Espinoza se le considera el introductor del cristianismo y del culto católico, el fundador espiritual de la Comarca Lagunera (entonces descrita como la Alcaldia Mayor de Parras, Laguna y Río de las Nazas, es decir, de los municipios de Parras, San Pedro de La Laguna y San Juan de Casta, en cuya jurisdicción estaba Mapimí) fundador del primer colegio lagunero (San Ignacio), primer superior de la Casa de los jesuitas en Parras. Misionero incansable. Mártir (testigo) de Cristo hasta el desprecio de su propia vida por el servicio del Evangelio. Efectivamente, murió joven (34 años) en el cumplimiento de su ministerio. Su tumba se encuentra bajo el altar mayor del Colegio de los jesuitas en Parras. Sin duda practicó las virtudes cristianas en grado heroico, hasta sellar su testimonio con la muerte. Seguramente sería un excelente candidato a la beatificación.

sábado, abril 23, 2011

Los primeros años de La Laguna


San Rafael, un paraje de los indios Laguneros

Desde la llegada de los primeros religiosos jesuitas a la Comarca Lagunera, éstos se toparon con un fenómeno psíquico o espiritual muy común en tierras no cristianas, a saber, la posesión u obsesión de las personas por supuestos o verdaderos entes espirituales.

Nuestro interés al redactar este artículo, no es el de discutir la realidad de la obsesión o posesión espiritual de una persona, sino mostrar los hechos tal y como los percibían los misioneros desde su propia educación y mentalidad. Máxime porque estos ocurrían en la Comarca Lagunera de principios del siglo XVII.

Este tipo de percepciones quedaron consignados en las cartas anuales, o cartas anuas, por cuyo medio, los jesuitas informaban a sus superiores las cosas de interés que habían acontecido en sus lugares de trabajo y residencia. La carta de los jesuitas laguneros, correspondiente al año de 1623, anota el siguiente relato. El hecho narrado ocurrió en el municipio de San Pedro. Como ya mencionamos anteriormente, en 1623, la Comarca Lagunera estaba conformada por tres municipios o partidos: el de Parras, el de San Pedro de La laguna, y el de San Juan de Casta. Para su mejor comprensión, he actualizado la escritura, pero respetando los términos originales.

“Otra india energúmena (posesa) del Partido de la Laguna, era atormentada gravísimamente del Demonio, el cual, todos los días la levantaba del suelo más de un estado en alto, volcándola por los aires y haciéndola echar espumajos por la boca con más desformes visajes (muecas). Para que todos los del pueblo y que estaban presentes, cobrasen mayor concepto de nuestra santa fe, entre los cuales había muchos gentiles (no bautizados) mandóla el padre traer a la iglesia, y echándole un rosario a el cuello, y una imagen de San francisco Xavier, y hechos los exorcismos, dijo la misa de nuestro padre Xavier en presencia de la endemoniada, rogando encarecidamente al Santo que la librase de semejante aflicción.

Fue Dios servido, que acabada la misa, se sosegó la energúmena, de tal suerte, que desde entonces hasta el día de hoy, no le ha vuelto a atormentar, y quedaron todos los presentes con mucho consuelo, y concepto de nuestra Santa fe, y los gentiles (que antes lo repugnaban) se catequizaron, y bautizaron, con mucho consuelo del padre (misionero)”.

El relato contiene algunas palabras que se encuentran fuera de uso, o bien, cuyo significado ha cambiado con el tiempo. El texto habla de una india “energúmena”, término que en el siglo XVII significaba “persona poseída por el demonio”. El texto menciona también que la india era levantada todos los días “más de un estado en alto”.

En la actualidad, este párrafo no tiene sentido; pero en el siglo XVII, el “estado” era la medida tomada de la estatura regular de un hombre, y el término derivaba del Latín “statura hominis”.

De manera que lo que el relato misionero afirma, es que en 1623, una india "posesa" del municipio de San Pedro, era levantada en el aire por el poder “del demonio”, y que levitaba por los aires aproximadamente a un metro y sesenta centímetros de altura. Su cuerpo rodaba a esa altura, arrojaba espuma por la boca y hacía toda clase de gestos atemorizantes.

Como lo he mencionado arriba, desde su propia óptica y contexto cultural, el escribano jesuita le da un significado providencial a dicha "posesión diabólica", ya que al exorcizar a la india —según dice— los aborígenes entendieron que el cristianismo era un poder superior al del demonio, y optaron por recibir los sacramentos. La fuente de este relato es un documento del Archivo General de la Nación, Misiones, Vol. 25, Exp.1, año de 1623.

Una carta del puño y letra del padre Juan Agustín de Espinoza, sj, la cual se encuentra en la carta anua de Parras, 1600-1602, muestra la extrañeza y el celo que le causaban los indios laguneros que imitaban las costumbres cristianas, a pesar de no haber sido bautizados. Dice la carta:

“Todavía creo será de gusto oír algo nuevo de estos buenos hijos que aquí tengo. Es el viejo de tal modo y figura, que puesto en una plaza insigne, cual es la de Madrid o México, vendría todo el mundo a verlo como un sátiro o fauno. Tiene al pie de cien años, de mediana estatura, la melena crecida, la cara arrugada, bizco de un ojo, las uñas largas y los miembros requemados del sol, fiero en el aspecto, y con ser tan viejo, es tan vivo, suelto y ágil que parece un espíritu. Sirve de traernos leña a casa de cuando en cuando, y trae sobre la cabeza un haz de leña tan grande, que me parece bastante carga para una bestia. Viene cuando se le antoja a la iglesia, a vueltas de los muchachos y hace una gran reverencia e híncase de rodillas. Dase golpes de pecho como ve hacer a los cristianos, pone las manos y quédase mirando hacia arriba tan disimulado y sereno, que quien no le conoce, se le figurara un San Jerónimo o Pablo Ermitaño, y no es sino una zorra”.

Por los relatos misioneros sabemos que la primera peste o epidemia que hubo en las recién fundadas misiones de la Comarca Lagunera, fue la de sarampión y viruela, en 1600 y 1601. Las misiones, apenas fundadas en 1598, habían congregado una buena cantidad de indios para su evangelización. Esa contigüidad física, sin duda alguna favoreció la rápida propagación de la enfermedad.

Los indios aborígenes de la región eran llamados genéricamente “laguneros” por vivir en las riveras o islotes del sistema hidrológico formado por el Río de las Nazas, la Laguna Grande (de Mayrán) y el Río Buenaval (Aguanaval). Estos indígenas no habían estado antes expuestos a las enfermedades comunes de Occidente, e incluso, de la Nueva España. Sus organismos no habían generado anticuerpos contra esas enfermedades. Precisamente por esta razón, resultaban tan mortíferas en ellos.

En 1607, la vista del cometa Halley, que ocupaba aproximadamente 90 grados de la bóveda celeste, los aterrorizó, ya que tenían dicho de parte de sus mayores, que la aparición de cometas significaba siempre grandes mortandades. En esa ocasión, como en muchas otras, los indios más ancianos quemaron en grandes hogueras, canastas de fibras vegetales repletas de pescados y de frutos del mezquite. Se trataba de ofrendas propiciatorias, buscando la benevolencia del cometa.

Pero a pesar de las ofrendas de los indios laguneros, hubo una gran epidemia de viruelas. Desde luego, el cometa nada tenía que ver con esta pestilencia, pues a la Comarca Lagunera solían llegar muchos indios gentiles que provenían de la provincia de Quahuila (Coahuila, región de Monclava) al norte, y era muy común que llegaran enfermos, huyendo de las pestes que azotaban aquel reino. El contagio era pues, inevitable.

En 1615, la gran sequía y hambruna que padecieron los habitantes indígenas de la Comarca Lagunera, fueron fenómenos climáticos y sociales que ocasionaron innumerables muertes, y que propiciaron la aparición de una nueva peste, aunque no se ha dejado constancia de su naturaleza.

Los años de 1622 y 1623 marcan una de los períodos más negros en la historia de las epidemias regionales, ya que en esos años, varias enfermedades atacaron de manera simultánea, a saber: la viruela, el “dolor de costado”, el “tabardete” y el “garrotillo”. El castellano antiguo denominaba “dolor de costado” a la pleuritis o neumonía, y como en La Laguna se describe como peste, debió tratarse de una neumonía viral (contagiosa). El “tabardete”, “tabardillo” o “Matlazáhuatl”, era el nombre con que se designaba el tifo exantemático, o tifo contagioso. El “garrotillo” era el nombre castellano de la enfermedad que conocemos como difteria. A los españoles, los síntomas de ahogamiento les recordaba la muerte por “garrote vil” o estrangulamiento. De ahí el nombre.

Fue tan terrible la mortandad entre los indios laguneros en ese período, que los misioneros comentaban que indios mexicanos y tlaxcaltecas estaban llenando, poco a poco, los tremendos huecos demográficos dejados por aquéllos. La razón era muy sencilla. Tlaxcaltecas y mexicanos contaban con los anticuerpos de los cuales los laguneros carecían. En la Nueva España, donde vivían estos indios sedentarios, el contacto con las enfermedades de Occidente había comenzado un siglo antes que en la Comarca Lagunera.

Las primeras oleadas de enfermedades fueron, sin duda alguna, las más mortíferas para los laguneros. El proceso natural de inmunización costó demasiadas vidas. Las epidemias siguieron, como la de viruela en 1650, y muchos indios la padecieron de manera benigna. Pero la gran mayoría sucumbió durante las epidemias iniciales. La mezcla biológica con tlaxcaltecas y mexicanos le permitió a algunas familias de laguneros, en Parras y en Viesca, evitar la completa extinción de sus linajes.

La información arriba mostrada procede de las cartas anuas (cartas informe anuales de los jesuitas) de 1607, Archivo General de la Nación, Jesuitas, 96, III-29, Exp. 2; de 1615, AHSI, Roma, Vol. 15a, pp. 1 – 29; de 1622 AGN, Misiones, 131, Vol. 25, s / exp.; 1623 AGN, Misiones, 132, Vol. 25, Exp. 1.

miércoles, abril 13, 2011

El Presidente Calderón visitó nuestra ciudad



Ayer martes 12 de abril, estivo de visita en nuestra ciudad el Presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa. El propósito de su viaje a Coahuila fue el de reunirse con empresarios laguneros para dialogar sobre temas de interés, sobre todo los de la violencia que se abate sobre nuestro país, inversión y nuevos empleos, así como el de sobrevolar los enormes incendios forestales que han consumido más de 100 mil hectáreas de vegetación en el norte del estado, para tomar nota de su magnitud, daños y posibles soluciones a corto, mediano y largo plazo.


En su diálogo con los empresarios, el Presidente Calderón Hinojosa mencionó que el malestar popular generado por la violencia, debe dirigirse contra los criminales y no contra el gobierno federal ni las fuerzas armadas. Haciendo eco al clamor del poeta Javier Sicilia, quien acuñó como slogan de su movimiento de protesta anticrimen “¡estamos hasta la madre!”, Calderón se sumó con un “ya basta” en contra de los verdaderos criminales, la delincuencia organizada, y no contra quienes los combaten.

viernes, abril 08, 2011

200 años del paso de Hidalgo por La Laguna



¿Sería correcto decir que hace 200 años, el padre don Miguel Hidalgo pasó por Torreón? ¿Y cómo, si Torreón no existía aún? Y sin embargo, es verdad, ya que el paso del caudillo tuvo lugar en la jurisdicción de nuestra ciudad, muy cerca de la Universidad Iberoamericana. En sentido estricto, el prócer pasó por lo que sería nuestra ciudad. Solamente en sentido lato, podemos decir que don Miguel Hidalgo pasó por Torreón, puesto que el lugar exacto de su recorrido en 1811, se encuentra en Torreón.

Existe una venerable tradición que establece que, ya derrotado y en cadenas, don Miguel Hidalgo, en compañía de otros insurgentes y de sus captores, tomaron el camino de Mapimí hacia Chihuahua, precisamente vadeando el río Nazas a la altura de La Chona, cerca del ejido “La Concha”, a unos cuantos cientos de metros al poniente de la Universidad Iberoamericana y del Tec Milenio.

Don Miguel Hidalgo, ya como subalterno de Ignacio Allende, fue capturado el 21 de marzo de 1811 en Acatita de Baján (“Acatita” es palabra náhuatl que refiere lugares con existencia de agua) o “Norias de Baján”, Provincia de Coahuila, cuando estos primeros insurgentes se dirigían hacia los Estados Unidos a buscar apoyo para su causa y para comprar armas.

De Baján, los reos fueron trasladados a Monclova, y de ahí, a una hacienda de la jurisdicción de Santa María de las Parras (Parras, Coahuila). Los principales cabecillas de la insurgencia acompañaban a Hidalgo: Allende, Jiménez, Aldama, Abasolo y otros. Ya divididos en dos cordilleras, los militares insurgentes fueron enviados a Chihuahua (Sede de los poderes políticos y militares de una especie de Virreinato del Norte, las Provincas Internas) y los religiosos insurgentes fueron enviados a la capital religiosa de las Provincias Internas, Durango, sede del obispado del mismo nombre. Resulta interesante constatar que, a pesar de ser una población joven, en la jurisdicción de nuestra ciudad estuvieron realmente presentes, en carne y hueso, los héroes de esta primera etapa de nuestra independencia y titulares de las principales avenidas de Torreón.

¿Cómo sucedió esto? Las dos cordilleras de reos se separaron en la jurisdicción de San José y Santiago del Álamo (Viesca, Coahuila). Los que iban a Durango, se dirigieron hacia el suroeste, hacia Cuencamé, siguiendo los viejos caminos coloniales. Los que iban a Chihuahua, enfilaron hacia el norte, para vadear el río de las Nazas y seguir hacia Mapimí. En su camino pasaron por El Gatuño (Congregación Hidalgo) y por las Vegas de Marrufo, sitio que actualmente identificamos como Matamoros (Coahuila). De ahí, se dirigieron hacia el río, el cual cruzaron en “La Chona”, muy cerca de la Universidad Iberoamericana, en la actual jurisdicción de Torreón. Se calcula que este paso pudo ocurrir entre el 5 y el 8 de abril de 1811, hace 200 años.

Dicen los lugareños que antiguamente, un viejo cañoncito de artillería señalaba el lugar preciso del tránsito del padre Hidalgo hacia el otro lado del río. Se trata de una tradición venerable. Lástima que no exista ya la pieza ni en fotografía, para poder determinar su origen y antigüedad, pues sabemos que en La Concepción hubo batallas encarnizadas y choque de ejércitos, como el de Jesús González Herrera. Muchos restos de esa época habrán quedado sepultados.

martes, abril 05, 2011

Cines, hace 50 años (2)



Historiar el cine como factor de entretenimiento en la Comarca Lagunera, será un ejercicio muy largo y minucioso, quien quiera que sea el que lo emprenda. Mil factores se encontrarían involucrados… ¿cuáles cines eran independientes y cuáles otros pertenecían a una sola cadena? ¿cuándo, y por cuánto tiempo? ¿Qué sindicatos operaban estos salones? ¿Qué relación tenía la programación con los gustos del público? Los cines, ¿complacían la demanda de los usuarios? ¿O más bien, los cines imponían una programación de acuerdo a sus intereses? ¿Fueron determinantes factores mercadotécnicos la aparición de las tecnologías del color y del sonido mejorado?

Sin duda alguna, con estos temas podrían escribirse, no una, sino varias tesis doctorales tras una investigación tan seria como prolija. Las carteleras existen en los archivos, así como una buena cantidad de notas hemerográficas relativas al tema.

El objeto de nuestro ejercicio, comenzado ayer y que hoy damos por terminado, consiste precisamente en señalar rumbos, particularmente para aquéllos estudiantes de las carreras de Comunicación, o de Ciencias Sociales, interesados en temas originales, y que además desean trabajar de una manera científica, ateniéndose a los documentos en existencia. Los análisis de contenido son válidos en estas materias.

Nuestro ejercicio finaliza hoy con otra cartelera, la del 28 de octubre de 1959, y que incluye los cines Torreón, Princesa, Modelo y Cinelandia.

El cine Torreón cobraba $ 4 pesos. Su función del 28 de octubre la anunciaba como “grandiosa premiére…drama…suspenso…miedo” Curd Jurgens “el gran actor alemán” y “Mylene Demongeot, de satánica belleza” (sería porque su apellido comenzaba con “Demon…”) en “Se levanta el viento” (“When the wind blows”) película estrenada ese mismo año de 1959. Esta película se proyectaba a las 6 y 9.40 pm. La segunda película era protagonizada por Darry Cowl, y era “Hoyoyo, el amigo de la familia”, película francesa que se llamaba originalmente “Paris, Palace Hótel” y que se estrenó en 1956. Esta película se proyectaba a las 4 y 7.40 pm. Los noticieros pasaban a las 5.50 y 9.30 pm. Los intermedios se programaban a las 5.40, 7.30 y 9.20 pm.

Cines como el Nazas y el Torreón eran salas de gran capacidad, con cientos de butacas. No había domingo en que no hubiera largas filas para adquirir boletos en estos cines, a veces hasta de una cuadra. Por otra parte, nos llama la atención recordar los horarios nocturnos, cuando la gente podía salir tranquilamente a la calle tras haber disfrutado un rato de diversión. Eran los mismos tiempos en que con 10 pesos por persona se entraba al cine: del boleto eran máximo 5 pesos, y en la dulcería se adquirían palomitas de maíz por $ 1.50, un vasito de refresco ( “lucky” ) por $ 1.50, o bien, un sandwich de tres capas envuelto higiénicamente en plástico (había que tener cuidado con las grapas que lo cerraban) por $ 2.50. En 1976, con la devaluación del presidente Echeverría, las cosas cambiaron.

Volviendo a nuestro tema, la cartelera del 28 de octubre de 1959, el cine Princesa anunciaba así su función: “Hoy colosal triple, cinemascope, a colores”: “La mosca de cabeza blanca” “una vez era humano” con Al Hedison. Se trataba de “The fly” (La mosca) famosísima película de ciencia ficción y horror estrenada en 1958, en la que participaba Vincent Price como André Delambre, y Al Hedison como André Delambre. Esta película se proyectaba a las 4 y 9.30 pm. La segunda película de la función era “Receta para un asesino” con Rick Jason. El nombre original de la película era “Rx for murder” (“Receta para un crimen”) película estrenada en 1958. Esta película era proyectada a las 7.45 pm. Se le etiquetaba como “¡Suspenso!”.

La tercera película era “Regreso a la vida” (“Retour á la vie”) drama de 1949 dirigido por Georges Lampin, y que fue incluida en el Festival de Cannes en 1949. Esta película pasaba a las 6 pm. Los noticieros estaban programados para las 7.35 y 9.30 pm.

Por su parte, el cine Modelo anunciaba el último día de un gran programa de Walt Disney (en los años 60´s, quién lo diría, el cine Modelo pasaba películas aptas únicamente para adultos). Se trataba de “Su más fiel amigo” con Dorothy Mc Guire y Fess Parker. Su nombre original era “Old yeller” (“Viejo gritón” refiriéndose a un perro), filme de 1957. Esta película para niños pasaba a las 6.20 y 10 pm.

En las proyecciones de las 4.30 y 8.20 pm. se pasaba “El signo del Zorro” con Guy Williams (“The sign of Zorro”) estrenada en 1958.

Las dos funciones comenzaban con un documental llamado “Portugal” que pasaba a las 4 y 7.50 pm.

El Cinelandia, un cine de barrio que se ubicaba en la calle Comonfort 145 norte de Torreón (entre las avenidas abasolo y ocampo). Su nombre, en 1946, era una alusión al mundo del cine y de los artistas. Este salón abrió sus puertas el 26 de octubre de 1946. Su propietario lo era el señor César Rodríguez Chávez, quien apenas un año después (el 11 de octubre de 1947) se quejaba amargamente ante la Junta de Conciliación y Arbitraje de Torreón. El negocio que había emprendido un año atrás resultaba incosteable por “no poder ofrecer al público películas buenas, en vista de que así se lo impide el monopolio existente en ese ramo, que extorsiona a la empresa que él había formado para explotar al Cinelandia, proporcionándole solo películas ya pasadas o viejas, que no tienen ningún atractivo para el público”.

Posteriormente, el Cinelandia se encontraba incluido en la cadena de “Inversiones Reforma, S.A.” que tenía a su cargo la dirección de los cines Torreón, Princesa, Modelo y Cinelandia de Torreón. La última cartelera que localizamos y que menciona al Cinelandia, corresponde a enero de 1969.

Volviendo al tema, el 28 de octubre de 1959, el Cinelandia anunciaba “Hoy único día tres películas nacionales” “El diario de mi madre” con Marga López y Aldo Monti, a las 4 y 9.15 pm; “Se los chupó la bruja” con Viruta y Capulina y Sonia Furió, a las 7.10 pm. unicamente; y “Viaje a la luna” con Corona y Arau (Sergio Corona y Alfonso Arau) y Kitty de Hoyos, a las 5.45 pm. únicamente.

Este cronista recuerda un pequeño cine de barrio, un local con techo descubierto que se encontraba en la esquina de la calle 18 y avenida Abasolo. Sus bancas eran de madera, largas. Funcionaba solamente por las noches, sin más resguardo que la bóveda del cielo (si no había mal tiempo). Era un lugar de reunión de los vecinos del rumbo, entre 1953 y 1956, tal y como lo recuerdo. Yo tenía paso libre, y la verdad, ni siquiera recuerdo si el operador realmente cobraba las entradas. Noche tras noche se repetían las mismas funciones, básicamente de los noticieros de la semana. Recuerdo los que se llamaban Cine-Verdad, siempre con notas arqueológicas, o el español No-Do, o el de Ángel Bilbatúa. Ahí nos enterábamos del mundo de posguerra, particularmente de la llamada Guerra Fría, de la Guerra de Corea, de las detonaciones nucleares de las grandes potencias, así como de los eventos sociales, artísticos, políticos y deportivos mexicanos.

lunes, abril 04, 2011

Cines, hace 50 años



El entretenimiento, como todas las cosas que cambian, tiene su propia historia. Una historia del entretenimiento en Torreón, o en la Comarca Lagunera, nos llevaría a revisar todas aquellas actividades documentadas, que tenían como fin, el esparcimiento de los habitantes de nuestra ciudad o zona metropolitana.

De entre los distintos tipos de entretenimiento, mencionaré el cine como uno de los mejor documentados. Y como punto de referencia, tomo el martes 4 de abril de 1961, es decir, la cartelera cinematográfica de hace exactamente cincuenta años, tal y como apareció publicada en el diario “El Siglo de Torreón”.

Lo primero que notamos al examinarla, es la elevada proporción de películas mexicanas. Esta relación no la encontramos en las carteleras actuales, en las cuales predominan los filmes extranjeros. Se indicaba cuáles películas se habían filmado en color, lo cual indica que seguía siendo una novedad. Se proporcionaba en la cartelera alguna síntesis o juicio sobre la película, a manera de guía (y de gancho publicitario). Los cines que se anunciaron el 4 de abril de 1961 fueron el Nazas, Variedades, Palacio, Martínez, Cinelandia, Unión y López. Echamos de menos los cines Torreón, Modelo, Princesa y Laguna.

El cine Nazas, sin duda alguna el mejor de la época, cobraba $ 4.60 pesos por boleto. Anunciaba para ese martes un “grandioso estreno a colores” con la película “Azahares rojos” con Francisco Rabal y Teresa Velázquez, filme que se proyectaba a las 6 de la tarde y 9.55 de la noche, en función de permanencia voluntaria. Como segunda película, el cine Nazas ofrecía “Sucedió en Jalisco” con Luis Aguilar, la cual se proyectaba a las 4 y 7.55 de la noche. Este cronista recuerda bien que los operadores eran muy puntuales.

Para el día siguiente, miércoles 5 de abril de 1961, el mismo cine Nazas anunciaba un “grandioso programa doble de estrenos” que incluía “crueldades, intrigas, luchas encarnizadas, amores románticos” con las películas “El pirata negro” “a color” con Ettore Manni, Gerard Landry y Minajou Bardot. Esta película se llamaba originalmente “The pirate of the black hawk”, es decir, “El pirata del Halcón Negro” y fue estrenada en 1961 bajo la dirección de Sergio Grieco. Como segunda película para el miércoles, estaría “El almirante Canaris” con O.E. Hasse y Martin Held “en la historia del jefe del espionaje nazi”. Una breve frase adicional ofrece una síntesis interpretativa de la película: “Sus ideas justas pudieron evitar un sacrificio inútil”. La película fue estrenada en 1954.

El cine Variedades cobraba $ 3.45 y $ 2.30 pesos la entrada (luneta o galería). Ese martes ofrecía un programa de tres películas: “Dos maridos baratos” con Lilia Prado y Demetrio González” ( 4 y 9.25 pm); “Póker de reinas” con Elvira Quintana y Christian Martell (7.15 únicamente) y “Dicen que soy hombre malo” con Lilia Prado y Luis Aguilar (5.50 únicamente). Los noticieros se proyectarían a las 9.05, únicamente.

El cine Martínez (actual teatro del mismo nombre, convertido por algún tiempo en cine) cobraba $ 3.45 pesos y ese martes presentaba un “alegre programa” con las películas “El violetero” con Germán Valdés “Tin-tan”, Marina Camacho y René Dumas (6.10 y 9.45 pm). Para abrir la función, se proyectaba “Su primer amor” con Rafael Bertrano y Tere Velázquez, “a color” (4.20 y 8 pm). Los noticieros se proyectaban a las 4 y 7.40 pm.

El cine Palacio cobraba $ 3 y $1 pesos la entrada. Ese martes de 1961 proyectaba “Piso de soltero” “Donde reina la comedia y donde surgen las lágrimas”, con Jack Lemmon, Shirley Mc Laine y Fred Mac Murray (5.40 y 9.25 pm). La película se llamaba originalmente “The apartment” (El departamento) y se estrenó en 1960. A las 4 y 7.50 pm. se proyectaría “Venganza de un hombre” con Dennis O´Keefe

El Cinelena cobraba $ 3.45 y $1.15 pesos la entrada. Hace 50 años anunciaba un programa triple, con la “última nacional” “Calibre 44” (4 y 9.40 pm), “El cofre del pirata” (7.25 únicamente) y “El pequeño Salvaje” a las 5.55 pm. Los noticieros se proyectaban a las 9.20 pm.

El cine Unión cobraba $ 2.50 y $ 1 pesos. Ofrecía un programa “a colores” con la exhibición de “El diablo blanco” con Steve Reeves y Georgia Moll. La película se llamaba originalmente “The white warrior” (El guerrero blanco. Se estrenó en 1959). Se exhibía a las 6.05 y 9.40 pm. La otra película de la función era “La octava maldición” con Tyrone Power y Piper Laurie, que al parecer es la misma que se llamaba originalmente “The Mississippi gambler” (El jugador del Mississippi) estrenada en 1953. En la cartelera se le califica como “brutal” y se exhibía a las 4.20 y 8 pm. Los noticieros pasaban a las 4 y 7.40 pm.

El Cine López calificaba su función como “colosal triple”. “La caperucita roja” con María Gracia, “en Eastmancolor” 4.20 y 9.30 pm. “El impostor” con Pedro Armendáriz, a las 6.10 pm unicamente, y “Vagabundo y millonario” con Tin-tan, 7.40 unicamente.