Escudo de Torreón

Escudo de Torreón

miércoles, septiembre 30, 2009

Cien mil visitas



Durante los primeros minutos del día de hoy, el contador de visitas de esta Crónica Virtual en formato de blog, alcanzó las cien mil entradas.

Es muy alentador que una columna del género de crónica, alcance ese número de visitas, prácticamente setenta mil en un año, con la tendencia a incrementar el número de entradas día con día.

Los avances de la tecnología han permitido que el lector pueda leer los artículos de la Crónica Oficial a medida que los acontecimientos ocurren. Esa inmediatez del comentario es posible gracias a la existencia de la computadora personal (PC) y de la Red Mundial (Internet).

Son los lectores de este blog quienes han hecho posible este número de visitas. A ellos vaya el más cumplido agradecimiento.

martes, septiembre 29, 2009

188 aniversario



Como lo comentaba en un espacio radiofónico local, ayer lunes se cumplieron 188 años de la firma del Acta de Independencia de nuestra nación. Efectivamente, el 28 de septiembre de 1821, apenas un día después de la entrada del Ejército Libertador a la ciudad de México, se redactó y firmó dicho documento.

El Estado Mexicano surgió a la vida con ese documento, y solamente desde entonces, no antes, ha existido como nación independiente. Ningún otro movimiento, declaración ni documento anterior fue eficaz.

Nuestra Acta es equiparable a la declaración de independencia de las 13 colonias inglesas en 1776, al convertirse, por su propia voluntad y soberanía, en los Estados Unidos de América.

La diferencia es que allá, ese documento es reverenciado como piedra fundamental de la historia nacional, y en México, nuestra Acta de Independencia es ocultada y negada.

¿Por qué? Porque los signatarios del Acta de Independencia fueron miembros de las cúpulas del poder de aquella época: el alto clero, la aristocracia y los altos mandos del ejército. Para los gobiernos liberales posteriores, resultaba embarazoso admitir que el Estado Mexicano debía su existencia a un Plan (el de Iguala) que buscaba, antes que nada, garantizar el ejercicio de la religión católica mediante la independencia política.

La esencia misma del liberalismo político mexicano era el principio de separación entre el Estado y la Iglesia. Por lo tanto, el Acta de Independencia resultaba un documento “incómodo” en vista de la ideología política que prevalecía ya en la época de Juárez. Cuadraba mejor afirmar que la independencia fue el resultado de un largo y continuo proceso, para así quitarle “protagonismo” a la iglesia católica en la creación del México Independiente.

En lo personal, estoy totalmente de acuerdo con Juárez: debe existir una separación y una sana distancia entre los asuntos del Estado y los de la iglesia. No le compete a la iglesia ejercer un poder temporal que compita con el del Estado.

En lo que no estoy de acuerdo con la historia oficial, es en negar aquellos hechos que no “convienen” a la ideología del momento. Hay dos historias, a saber, la real y la oficial. Nadie tiene derecho a demeritar aquélla por “engrandecer” a ésta. Dado que los festejos del Bicentenario están de moda, festejemos rescatando la verdad.

viernes, septiembre 25, 2009

Refranes castellanos



Emblema de la Academia Española de la Lengua


Una buena cantidad de viejos refranes castellanos ha perdurado hasta nuestra época, porque le siguen diciendo verdades a la gente. Por lo general, estos refranes utilizan imágenes de la naturaleza, o bien, artefactos o situaciones creadas por el hombre, donde suele haber elementos de comparación, de juicio, de trastocación y de enseñanza para la vida.

Estos dichos referían, más que nada, la común experiencia de situaciones de la vida reducidas a unas cuantas palabras. Se trataba de experiencias sociales, es decir, compartidas por todos. Por lo tanto, el refrán era producto de su sociedad y época, y estaba destinado a su sociedad y época. Muchos de ellos son ahora incomprensibles porque el léxico que utilizan ya no evoca realidades cotidianas, o simplemente, porque ha caído en desuso.

“Del agua mansa me libre Dios, que de la brava me guardaré yo”. Este refrán daba a entender que las personas de genio al parecer manso y apacible, cuando llegaban a enojarse, solían ser más impetuosas y terribles, a semejanza de los ríos donde el agua va muy sosegada y mansa, que son de temer por su profundidad. De este refrán era más común usar solamente la primera parte, aunque también solía decirse, con el mismo sentido: “Guárdate del agua mansa”.

“Cada uno quiere llevar el agua a su molino, y dejar en seco al del vecino”. Se decía de aquél que solo atendía a su propio interés o conveniencia.

“Agua pasada no mueve molino”. Esta expresión daba a entender el poco caso que se debe hacer de las cosas pasadas, cuando ya no sirven ni conducen a las presentes. Hace referencia a una imagen muy cotidiana de la vieja España: el molino de harina, impulsado por una rueda hidráulica movida por algún río o torrente. Solamente el agua que se deslizaba antes de llegar a la rueda, era útil; la que ya había pasado, no podía tener ya ningún efecto sobre ella. El refrán establece la comparación entre los hechos de la vida pasada y el agua que ya es incapaz de mover la rueda.

“Administradorcillos, comer en plata y morir en grillos”. Se decía de los que gastaban y triunfaban con los ingresos ajenos que administraban, y después morían presos en la cárcel por abusos de confianza o desfalcos. La plata era, por antonomasia, la figura de la riqueza. Quien comía en vajilla de plata, había logrado el éxito. Los grillos eran las “esposas” para los pies, con los que inhabilitaban a los reos que quisieran huir. Eran la imagen de la desgracia.

“Criado de abuelo, nunca bueno”. Se daba a entender la mala educación que los abuelos solían dar a los nietos, por el excesivo amor que les tenían.

jueves, septiembre 24, 2009

La obesidad en México ¿problema espontáneo?



Un artículo aparecido hoy en “El Financiero”, versión digital, menciona que el Secretario de Salud, José Ángel Córdoba Villalobos, lanzó un enérgico llamado a los mexicanos, para que cobremos consciencia sobre e problema de la obesidad, ya que nuestro país ocupa el segundo lugar mundial en porcentaje de gordos. Mencionó asimismo que la obesidad es precursora de enfermedades relacionadas con ella, como la diabetes, el cáncer y la hipertensión.

Pues con todo respeto, señor Córdoba Villalobos, la simple denuncia del síntoma no basta para curar la enfermedad, ni las estadísticas revelan nada si no hay una correcta investigación que relacione los efectos con sus causas. La Secretaría de Salud debería estar investigando aquéllas variables con las que se puede correlacionar la obesidad denunciada.

¿No es muy extraño que en cincuenta años, México se convierta en un país de gordos y diabéticos? ¿Dirá la Secretaría de Salud que estamos gordos solamente por comelones, y esto a pesar de la pobreza imperante? Nos parece que debería existir una investigación seria que cuantifique el impacto del consumo de bebidas azucaradas en el organismo del ser humano (de estas bebidas, México es un consumidor también de marca mundial), y otra que mida el impacto de las hormonas para la engorda del ganado, cuya carne ingerimos de manera cotidiana, en presentaciones culinarias que van de lo económico a lo suntuario.

Sabemos que los refrescos azucarados, sobre todo los de cola, son dañinos para la salud. Pero, ¿existe un estudio que haya medido el consumo de tales refrescos en correlación al incremento de casos de obesidad o diabetes? Es de suponerse que si tal estudio existe, habrá muchos intereses económicos en juego para que no se divulguen tales resultados. Claro, si los estudios los hace una empresa refresquera. Pero es obligación de la Secretaría de Salud dar a conocer los resultados de tales estudios, si los tiene. Y si no los tiene, debería comenzar a trabajar en eso. La carne portadora de hormonas que aumentan la masa corporal, seguramente incide en el crecimiento mórbido de las personas, y probablemente, de los tumores cancerosos.

Las correlaciones que aquí se plantean son meras hipótesis, pero son hipótesis no solamente posibles, sino muy probables. Explicarían de maravilla esos fenómenos negativos y hasta cierto punto recientes, relacionados con la obesidad, la diabetes, la hipertensión y el cáncer en los mexicanos. Pero es obligación de la Secretaría de Salud el comprobar o disprobar estas hipótesis por medio de la investigación válida y honrada. La salud de los mexicanos depende de su dictamen.

miércoles, septiembre 23, 2009

El avestruz y la influenza



Según una nota periodística publicada hoy por el diario “El Siglo de Torreón”, la Secretaría de Salud de Coahuila no acepta como verdaderos o auténticos los casos de influenza AH1N1 que se detectan en los laboratorios de instituciones privadas, simplemente porque las pruebas de laboratorio no las hizo dicha Secretaría.

Por lo visto, a dicha secretaría ya se le olvidó su estribillo favorito de antes de las elecciones de julio “Se trata de casos con síntomas similares a los que produce la influenza AH1N1”. Pues ahora ya ni a síntomas similares llegan, ahora, si no son detectados por la SSC, ya no existen.

Con esta visión (o cerrazón) es muy fácil decir que los casos de influenza en Coahuila son mínimos. Los avestruces tampoco tienen problemas, solo hunden la cabeza en el suelo, y listo.

lunes, septiembre 21, 2009

Vuelve la influenza A/H1N1



Como era de esperarse, los contagios por influenza A/H1N1 aumentan día con día en todo el país. Las lluvias y los descensos en la temperatura van abriendo el camino a estos contagios. Tanto así, que la nación se encuentra en la fase intermedia de alerta sanitaria. Seguramente será peor con los primeros fríos del otoño e invierno.

En Torreón, el rebrote ha sido bastante fuerte. Sabemos de muy buena fuente que los médicos del Seguro Social tienen estrictamente prohibido hacer comentarios al respecto, sobre todo, a los medios masivos de comunicación. Si se trata de evitar una situación de pánico, es mejor que se informe la realidad de la influenza en la Comarca Lagunera. La verdad invita a la prudencia, pero la ignorancia lleva al desastre.

En efecto, sabemos que en años pasados, las verdaderas cifras de casos de dengue en esta misma región se han mantenido ocultas, o muy maquilladas. En esta ocasión, es verdaderamente importante que los torreonenses sepan que la influenza no es, ni fue, un invento gubernamental, y que está presente y actuante entre nosotros.

Aquéllos que manejaron de una manera política la verdad de la situación, merecen el mayor descrédito y repudio, porque a causa de sus aseveraciones, una buena parte de la población no se cuida ni toma las medidas necesarias para evitar los contagios.

domingo, septiembre 20, 2009

Un general "incómodo"



Como dice la gente, “la vida es una rueda de la fortuna. A veces se está abajo, a veces se está arriba”. Esto resultó particularmente cierto para todos aquellos torreonenses y laguneros que, entusiastas, aclamaron y distinguieron al general José Gonzalo Escobar, para encontrarse después con que éste se convertía en un acérrimo crítico del régimen de Emilio Portes Gil y de Plutarco Elías Calles, máximas autoridades políticas y padres del Partido Nacional Revolucionario.

El 4 de enero de 1926, el Ayuntamiento de Torreón celebró una sesión extraordinaria para hacerle entrega al General de División José Gonzalo Escobar, del decreto expedido por la XXVII Legislatura de Coahuila (1925-1927). Por medio de este decreto, y en atención a los “meritísimos servicios” que había prestado a nuestra entidad federativa este general, el Congreso lo nombraba “hijo adoptivo por nacimiento” del estado.

El acto, aunque sencillo, fue sumamente solemne, y contó con la asistencia de los generales J. Contreras y José San Martín y otros jefes militares de alto rango. El general Escobar llegó al salón de sesiones del ayuntamiento acompañado del diputado Octavio M. Trigo, y del regidor Aurelio Anaya. El diputado procedió a hacer la lectura del decreto:

“El H. XXVII Congreso Constitucional del Estado Independiente, Libre y Soberano de Coahuila de Zaragoza, ha tenido a bien expedir el siguiente decreto:

Artículo primero. Se declara ciudadano coahuilense por nacimiento al señor General de División don José Gonzalo Escobar, en vista de los servicios que ha prestado a la Región Lagunera del Estado.

Artículo segundo. Comuníquese al interesado y al Ejecutivo del Estado para los efectos legales correspondientes. Dado en el Salón de Sesiones del H. Congreso del Estado, en la ciudad de Saltillo, a los veintiséis días del mes de diciembre de mil novecientos veinticinco. Diputado Presidente Manuel Antero Fernández. Diputado Secretario Daniel Cerda.

Durante la ceremonia se mencionó el hecho de que en toda su historia, Coahuila solo había nombrado hijos adoptivos a dos generales de división, a saber, al general Carlos Fuero, colaborador del presidente Benito Juárez, y al general de división Gonzalo Escobar.

El general Escobar, al tomar la palabra, consideró que solamente había cumplido con su deber. Pero que se sentía extremadamente orgulloso de la distinción obtenida, y que esperaba corresponder a Coahuila con un servicio digno.

¿Quién le diría a la concurrencia de esa ceremonia, que el general Escobar se convertiría, a la vuelta de cuatro años, en el general más incómodo que existiera en México, precisamente por arremeter contra el régimen? Y por ende, que Torreón fuera percibida como la ciudad más “escobarista” de la nación.

Fuente: "El Siglo de Torreón", 5 de enero de 1926.

domingo, septiembre 13, 2009

Racismo de Estado en Torreón: las pruebas


Guardias nazis custodian las tiendas judías en Munich

Cuando pensamos en los “años dorados” de Torreón, cuando evocamos el pasado de nuestra ciudad como una “era de paz”, nos equivocamos rotundamente. Extraño fenómeno éste, el de ir convirtiendo nuestros años pretéritos en los mejores de nuestra vida. Tanto los individuos como las sociedades pueden padecer ese “alzhaimer” voluntario y selectivo, para modelar nuestra historia al propio gusto y criterio.

Torreón es una ciudad que ha sido presa de la violencia desde hace mucho, a veces padeciéndola, a veces ejerciéndola. Ha sido además, una sociedad profundamente racista, fenómeno que ha disfrazado hábilmente, creando una clasificación de los inmigrantes y sus descendientes, por “etnias”. El "festival de las etnias" de muchas maneras, y quizá a pesar de sus organizadores, fue el festival del racismo.

Procedo a la exposición de los hechos. El 9 de junio de 1926, el diario local “El Siglo de Torreón” anunciaba lo siguiente:

“Se fundará un comité antichino. Los ferrocarrileros y los comerciantes en pequeño de Gómez Palacio, van a celebrar una junta para ponerse de acuerdo. La inauguración será el sábado. El comité de Torreón trabaja activamente para crear otros en diversas partes de la Comarca”

A este movimiento “antichino” “pro-raza” se le calificaba como “nacionalista” (a semejanza del nacionalismo racista de Adolf Hitler) y en él participaban con entusiasmo, muchos ciudadanos de diversos sectores de la Comarca Lagunera, como los miembros de la Cámara de Comercio en Pequeño, la Unión de Comerciantes en Pequeño, los ferrocarrileros, todos bajo el liderazgo del señor Hipólito C. Méndez. Había comités de estos en Torreón y en San Pedro (Coahuila) y en Gómez Palacio y Velardeña, en Durango.

Y dice el texto del artículo periodístico citado: “El reporter pudo darse cuenta del entusiasmo que reina entre comerciantes y ferrocarrileros, por formar el Comité Antichino y del todavía más grande con que sumarán sus esfuerzos en bien de los ideales pro-raza que animan a las agrupaciones antichinistas, para librar a nuestro país del peligro de los chinos que pacíficamente lo han invadido en son de explotación, con menoscabo de los intereses de los mexicanos”. Una de las medidas propuestas por estos comités, era la creación de una ley que impidiera las uniones matrimoniales entre chinos y mexicanas, o viceversa. Algo muy semejante a la prohibición alemana de matrimonios entre “arios” y judíos.

Este Cronista se pregunta cómo una “invasión” puede ser a la vez “pacífica”. Lo que nos queda claro es que los chinos vinieron pacíficamente, como cualquier otro inmigrante, a ganarse la vida con su trabajo. Y con trabajo duro, se obtenía el éxito. Un éxito que resultaba intolerable para muchos comerciantes, que querían ganar más con menos esfuerzo, y que aborrecían la competencia. El monopolio, como la corrupción, tienen una larga tradición en nuestro país. Y claro, como no podían denigrar a los asiáticos por trabajadores, entonces estos comerciantes se valieron del prejuicio racial y de la fuerza.

El Lic. Carlos Castañón, en su libro “Las Dos Repúblicas”, nos había mencionado la existencia de estos comités antichinos. Pero conviene que nos enteremos cómo funcionaban en la vida cotidiana, y juzgue el lector si la nuestra era una sociedad pacífica.

Para comenzar, estos movimientos antichinos contaban con la aprobación del presidente de la República. En su edición del 20 de diciembre de 1926, “El Siglo de Torreón” publicaba en su primera plana que

“Se elogia a la labor anti – china. El Sr. Presidente de la República manifestó a los nacionalistas, su opinión favorable a la campaña. Coahuila tendrá leyes nacionalistas. Así lo informó el Ejecutivo, sabiendo que se van a reformar los códigos, como en otros Estados”

“Durante la estancia del Señor Presidente de la República en esta ciudad, y en una entrevista que con él tuvo el señor Hipólito C. Méndez, presidente del Comité Anti – Chino que trabaja en esta población, el primer magistrado emitió opiniones muy favorables a la campaña nacionalista que se está desarrollando desde hace algunos años”.

“Fue en un momento de descanso del señor Presidente de la República, cuando el señor Méndez aprovechó la oportunidad de hablar con el Primer Magistrado sobre el problema chino en la Comarca Lagunera. En esa ocasión, el señor general Calles se expresó en términos muy encomiásticos respecto a la labor que se está desarrollando en toda la República en contra de la inmigración china”.

“A continuación, el señor Méndez preguntó al señor Presidente de la República si no sería posible que en el Estado de Coahuila se consiguiera que, al igual que en otros estados, se promulgaran leyes que evitaran la unión entre mexicanas y chinos. Sobre el particular, el señor Presidente manifestó al señor Méndez que tenía conocimiento de que en el Estado de Coahuila se están reformando los códigos civiles y penales, y que entre las reformas que se introducirán en el Código Civil y en el capítulo de Relaciones Familiares, se prohibirá el matrimonio de asiáticos con mexicanas”.

Al señor Méndez no le bastó con escuchar esto de labios del Presidente; tomó cartas en el asunto y telegrafió al Gobernador de Coahuila para que suspendiera las bodas, ya próximas, de algunas mexicanas con chinos.

El siguiente párrafo del texto periodístico es particularmente revelador:

“A seguida, el señor Méndez pidió al señor Presidente de la República todo su apoyo para la campaña nacionalista que se está desarrollando, la que se intensificará instalando comités nacionalistas en Chihuahua, Ciudad Juárez y Durango, ya que en algunas ocasiones, determinados intereses se ponen en juego para desvirtuar la labor nacionalista que están desarrollando los comités antichinos”.

“Sobre este punto de vista, el señor Presidente manifestó que indudablemente podría contar con el apoyo del Ejecutivo, toda labor que tendiera a la depuración de la raza, siempre y cuando los programas, en su desarrollo, siguieran una línea mesurada pero eficaz, porque una labor que habría de desarrollarse a conciencia, tendría que traer muy buenos resultados”.

Por lo anterior, nos damos cuenta de que este racismo local obedecía a un proyecto mucho más amplio de “racismo de Estado” que se remontaba, por lo menos, a la era de Porfirio Díaz. La matanza del 15 de mayo de 1911 en Torreón no fue un hecho espontáneo, sino el resultado de años de indoctrinamiento racista, que habría de continuar muchos años más.

En 1934, la campaña anti-china llegaba a extremos intolerables de violencia. La edición del 1 de agosto de 1934, primera plana, de “El Siglo de Torreón”, lo reportaba así:

“La campaña anti-chinos. Se recrudece aquí empleándose la acción directa. Manifestación. Macana en mano se impedirá que les compren”.

“El comité antichino de esta ciudad, presidido por el señor Hipólito C. Méndez, anunció desde ayer una vigorosa ofensiva contra los comerciantes chinos y para el efecto, según los datos que pudimos obtener, se trata de establecer grupos de guardias blancas que se apostarán en las puertas de los comercios regenteados por chinos, para evitar que la clientela de esos establecimientos penetre a hacer sus compras. La campaña no parará en eso, pues tuvimos informes fidedignos de que en una de las bodegas que están en un hotel situado por la ave. Juárez entre las calles Múzquiz y Ramos Arizpe, había cuarenta macanas que los antichinos utilizarán hoy para ejercer la acción directa contra las personas que, a pesar de los guardias blancas, pretendan comprar sus artículos de primera necesidad a comerciantes chinos”.

Estos hechos, cuya descripción parece tomada de algún diario de la Alemania Nazi, ocurrían en nuestra “pacífica” ciudad de Torreón. Pareciera que Torreón estaba bajo un gobierno totalitario y racista, que no respetaba la voluntad de sus ciudadanos. ¿Cómo es posible que operaran grupos paramilitares que impidieran el libre comercio? ¿Debían los torreonenses plegarse a los deseos de los comerciantes racistas, aun a costa de ser golpeado impunemente?



Arículo relacionado:

viernes, septiembre 11, 2009

Embellecimiento de la ciudad en 1928


La Calzada Colón. Se aprecia una de las esculturas que la adornaban

En 1928, bajo la alcaldía del señor Ortiz Garza, nuestra ciudad procuraba el embellecimiento de sus principales calles y avenidas. Para la Calzada Colón, la fundición Miller fabricó lámparas de bronce tipo colonial mexicano. El material eléctrico se pedía a los Estados Unidos.

Se construyeron bases en las bocacalles de la Calzada Colón, con el objeto de que cada una sirviera de soporte a una estatua; entre ellas estarían las de “Cristóbal Colón”, “La Industria”, “Plenitud”, “Desesperación”, “Meditación” y “Amor”, todas ellas obras originales de varios escultores, entre ellos el destacado salvadoreño José Mejía Vides, estudiante del Instituto Nacional de Bellas Artes de México. Este Cronista se pregunta dónde fueron a parar las esculturas que un día adornaron la avenida Morelos, y también la Calzada Colón. Ciertos políticos locales, convertidos en saqueadores urbanos con fuero, se las llevaron.

La estatua de Colón, la más grande de todas, fue vaciada sobre su mismo basamento, por los problemas que implicaría elevar una estatua de cinco toneladas de peso. Quedó ubicada frente al entonces Parque España.

La columna mostraba en bajorrelieve, algunos episodios de la vida de Colón: la petición de ayuda a la reina Isabel la Católica; las tres carabelas; el desembarco en América y la partida del puerto de Palos. El señor Joaquín Belloc, miembro del cabildo, estaba al frente de los trabajos de albañilería.

En la Alameda Zaragoza quedaron instalados 75 juegos de agua, y los trabajos de embellecimiento fueron supervisados por el entonces alcalde de Torreón, Nazario Ortiz Garza.

miércoles, septiembre 09, 2009

La Avenida Agustín de Iturbide



En 1948, el general y revolucionario poblano Rubén García, encabezaba una campaña que buscaba revisar la figura histórica de Agustín de Iturbide, personaje que a él le resultaba detestable. Muchos de sus escritos periodísticos anti-Iturbidistas se publicaban en esta ciudad de Torreón en 1948.

En ese contexto y con esos antecedentes, el general y revolucionario Manuel H. Reyes Iduñate, que era el comandante de la Sexta Zona Militar con sede en Torreón, consideró oportuno solicitarle al gobierno municipal de nuestra ciudad el cambio de nombre de la Avenida Agustín de Iturbide, por el de Presidente Venustiano Carranza.

El ayuntamiento, influido también por los escritos del general Rubén García, le concedió la petición por medio del acta de cabildo del 28 de octubre de 1948. La más antigua y la más importante de las avenidas torreonenses, había sido dedicada por los laguneros al que percibían como el consumador de la independencia mexicana, Agustín de Iturbide. Esta era la primera avenida de sur a norte, con el nombre de un patriota, como lo indica Eduardo Guerra en su “Historia de Torreón” al hablar de la nomenclatura de calles y avenidas. Hacia el norte le seguían las avenidas Miguel Hidalgo, Benito Juárez, José María Morelos, Mariano Matamoros, Ignacio Allende, Mariano Abasolo, etc.

La imposición oficial del nuevo nombre de esta avenida torreonense se llevó a cabo a las 13 horas con 55 minutos del 20 de noviembre de 1948. Fue la hora en que el gobernador de Coahuila, Raúl López Sánchez, develó la placa alusiva. A partir de ese momento, la avenida fue llamada "Presidente Carranza". Lo acompañaron el alcalde de Torreón, Lic. Armín Valdés Galindo, el general Manuel Reyes Iduñate, el juez de distrito de La Laguna, Lic. Ricardo Guzmán Ojeda; el Ing. Federico Sánchez, del Banco Ejidal, alumnas de la academia comercial Ignacio Zaragoza, soldados del 35 Batallón de Infantería y elementos de la policía local.

Con miras a la próxima celebración de los festejos del Bicentenario del inicio de guerra de independencia y Centenario de inicio de la Revolución, conviene revisar los argumentos periodísticos (que no históricos) del general Rubén García, y devolver a Iturbide un lugar de honor entre los héroes de la independencia nacional.

domingo, septiembre 06, 2009

Los Flores de Valdés


La "Armada Invencible"

Uno de los linajes fundadores del norte novohispano, y muy concretamente, de Saltillo, de donde se dispersó por los estados de Coahuila y Nuevo León, fue el de Florez-de-Valdés.

Habrá a quien le parezca extraño escribir “Florez” con “z” y no con “s”. Originalmente, el apellido no se escribía como el plural de “flor” (como pensaríamos en la actualidad) sino que se escribía con “z” porque era un patronímico, como Rodríguez, Fernández, López, o Pérez. Se trataba del nombre propio de “Froyla”, nombre visigótico asturiano cuyo patronímico era “Froylez”, el cual fue transformado por el pueblo en “Florez” por eufonía.

En Coahuila y Nuevo León, el primer Flores-de-Valdés fue el capitán Rodrigo Flores de Valdés, nacido en Cangas de Tineo, en Asturias, hijo de don Álvaro Flores de Valdés y de doña Aldonza Carvallo. Rodrigo casó en Nueva España con María de Salazar Treviño (Treviño de Nuevo León). Este matrimonio tendría varios hijos e hijas, que se convirtieron en padres de muchas familias fundadoras de Coahuila, Nuevo León y Texas, como los Martínez Guajardo, Flores de Abrego, de la Fuente, Santos Coy y muchas otras.

De acuerdo al tratadista español, el apellido Flores de Valdés se generó a principios del siglo XVI en Asturias, cuando Juan Flores de Quiñones, nacido en las Morteras (Somiedo) hacia 1500, casó con doña Urraca de Valdés y Dóriga, quien era hija de Fernán García de Dóriga, señor de la casa del mismo nombre, y de su mujer María de Valdés, hermana del arzobispo de Sevilla, don Fernando de Valdés (1483-1568) Gobernador (regente) e Inquisidor General de España.

Juan Flores de Quiñones era el hijo primogénito de Alvaro Flores “El Travieso” apodado así por haber sido “brioso”. Nació en la Torre de Robledo hacia 1468, y fue señor de ella y de la Torre y Casa de Florez en las Babias. Fue casado con Brazaida de Quiñones, hija de Gonzalo de Quiñones, señor de la Casa de Quiñones en Mayorga. Con la autorización de Carlos V, fundó en 1523 un mayorazgo con sus bienes de las Babias y Somiedo. Como capitán, sirvió en la guerra de Granada.

El mayorazgo lo heredó su hijo arriba mencionado, Juan Flores de Quiñones. Éste fue señor de las casas y torres de Robledo y de Florez, y de los lugares llamados Aguino, Perlunes, Puerto del Páramo y Braña de Horticeda. Fue Castellano Perpetuo del castillo de Alba de Quirós. Con doña Urraca de Valdés, su esposa, procreó los siguientes hijos:

Fernando Flores de Valdés (el Viejo); Diego Flores de Valdés, fundador de la casa de las Morteras; Leonor Flores de Valdés, mujer de Bartolomé de León; Mencia Flores de Valdés, fundadora de los Flores de la casa de Carvallo. De estos cuatro hijos e hijas descienden los Flores de Valdés.

Miembro destacado de este linaje fue el capitán Diego Flores de Valdés, el segundo hijo de Juan Flores de Quiñones y doña Urraca de Valdés. En 1550 entró a la Marina Real, y fungió como Almirante de la Armada a la Florida. Capitán de la artillería y barcos en Fort Carolina contra los franceses. Por sus hechos en América, el rey lo nombró caballero de Santiago. Se casó con la hija del Adelantado de La Florida. Fue capitán general de la armada de 23 barcos a Chile y Tierra del Fuego. Fue Primer Consejero de la Armada Invencible, en la cual sirvió además como capitán de la Escuadra Castellana.

Influenza: ¿verdad o mito?



Durante los meses de abril y mayo, este Cronista relató los inicios de lo que parecía ser una nueva variedad de influenza de origen mexicano. Un tema apasionante desde el punto de vista médico, social e histórico. Todos los laguneros sabemos lo terrible que resultó para nuestra región la llamada “gripe o influenza española” de 1918.

Quienes han puesto atención a los detalles de este caso histórico, saben que los medios de transporte tuvieron un papel protagónico para la rápida difusión de la enfermedad. Es decir, la existencia del ferrocarril fue un factor esencial para la pronta propagación de aquella influenza.

En 2009, los medios de transporte son infinitamente más rápidos y globales que en 1918. Era de esperarse que la transmisión de la nueva enfermedad, la influenza A/H1N1, resultara en una pronta contaminación mundial, como de hecho sucedió. Pero por extraño que parezca, mientras los países extranjeros alababan las medidas tomadas por el gobierno mexicano para atajar la posibilidad de una desmedida y mortífera expansión, el pueblo mexicano se puso a dudar de la existencia de esta gripe.

Es decir, la presencia y las medidas contra esta enfermedad fueron objeto de manipulación política con fines partidistas. Hubo quien aseguraba que se trataba de un invento del gobierno federal para distraer la atención de los mexicanos de los problemas “verdaderamente serios”. Otros, como el avestruz, prefirieron hundir la cabeza en el suelo y afirmar que no existía tal influenza, sobre todo, antes de las elecciones de julio.

El caso es que ya nadie puede ocultar lo inocultable, y por vez primera, los coahuilenses se dan cuenta de que se trata de un problema real que está repuntando con cierta rapidez. Si se ocultó o no información en nuestro estado, ya resulta irrelevante. Como era de esperarse, la influenza está entre nosotros, a causa del cambio de estación, de las temperaturas que van a la baja, y de la humedad y los chapuzones de septiembre. Lo único que hay que hacer es estar muy pendiente de los síntomas, y dirigirse al médico si éstos se presentan.

viernes, septiembre 04, 2009

La "reliquia" en Matamoros, 1927



De acuerdo a una nota periodística de “El Siglo de Torreón” del 19 de marzo de 1927, la tradicional “reliquia” de asado de puerco y sopas de pasta, tenía su propia historia en la vecina ciudad de Matamoros, Coahuila.

Esta comida votiva era conocida ahí como “reliquia de San José”. La particularidad de esta tradición en Matamoros, aparte de que estaba dedicada a San José, es que no había invitados designados, sino que era un evento para todos, una especie de “casa abierta”. Las calles se llenaban con gente que transitaba para acudir a la casa de aquéllas solventes familias que ofrecían esta comida a quienes se la solicitaran. Muchas veces, estas mismas familias enviaban “reliquia” para los presos de la cárcel.

Entre las personas que en 1927 abrieron sus casas y mesas para que acudiera la gente que lo quisiera, estaban el señor Juan Toro y señora; el señor Pilar Rodríguez y señora; el señor Juan Esquivel y señora; el señor Sebastián Ibarra y familia.

jueves, septiembre 03, 2009

Bombardeos de 1929: el epílogo


El Mercado Juárez como lucía antes del incendio del 16 de marzo

Una vez que, a raíz de los bombardeos y del peligro en que se encontraba la población civil, los insurgentes escobaristas evacuaron Torreón durante la noche del 17 de marzo de 1929, los poderes municipales de Torreón retomaron sus labores.

Por las actas de cabildo de Torreón sabemos que, al día siguiente, el 18 de marzo, se reunieron en junta extraordinaria el presidente municipal Aureliano Rodríguez Sáenz; el primer regidor, Pascual González; el primer síndico, Dr. Ramón Hermosillo; el segundo síndico, Ing. José González Calderón, y el secretario provisional, Joaquín Martínez Chavarría.

A punto de entrar las tropas gubernamentales a Torreón, el gobierno municipal trataba de resaturar el orden, y de deslindarse de cualquier acción o responsabilidad en que hubieran incurrido los escobaristas. Debemos tomar en cuenta que en Coahuila, el general de origen mazatleco José Gonzalo Escobar, contaba con muchos amigos, tanto así que el gobernador Nazario Ortiz Garza lo había nombrado, no hacía mucho, hijo adoptivo del estado.

El alcalde expuso la situación anómala en que se encontraba la ciudad al haber sido evacuada la noche anterior por los “rebeldes” del “ex general” José Gonzalo Escobar, y sin entrar todavía a la localidad las fuerzas gubernamentales. Se acordó que, a la autoridad municipal le correspondía tomar las medidas pertinentes para salvaguardar los intereses de la población. Se acordó organizar la vigilancia con particulares, y de reorganizar las oficinas municipales para gastar menos.

Se decidió que, en lo sucesivo, el personal de la administración sería seleccionado de acuerdo al criterio de su reconocida ideología revolucionaria y su adhesión al gobierno constituido.

El alcalde informó sobre el incendio del Mercado Juárez, ocurrido la noche del sábado 16 de marzo, en circunstancias que fueron consideradas “fortuitas”.

El alcalde dictó un amplio informe acerca de cómo fue aprehendido la noche del 3 de marzo por “el jefe de los infidentes, ex general José Gonzalo Escobar”. Declara que fue mandado sacar del Teatro Princesa, donde estaba con su esposa; que el general Escobar lo invitó a unirse a la rebelión, a lo que se negó; que la negativa causó la ira de Escobar, y lo mandó prisionero al campo militar, de donde logró evadirse. Que permaneció oculto todo el tiempo que los rebeldes estuvieron en posesión de la plaza. Que apenas supo que habían evacuado Torreón, acudió a la Presidencia Municipal, para reasumir sus funciones.

Finalmente, a la entrada de las tropas gubernamentales, una cantidad significativa de militares insurgentes que fueron aprehendidos en Torreón, fueron fusilados.

martes, septiembre 01, 2009

Bombardeos de 1929: recuento de daños


Emilio portes Gil, Presidente en 1929

Si hacemos un recuento de los daños efectivamente reportados que sufrieron los torreonenses a manos de la fuerza aérea del gobierno de Emilio Portes Gil los días 16 y 17 de marzo de 1929, contaremos los siguientes.

-Ametrallamiento aéreo en la avenida Hidalgo, frente al establecimiento del señor Efraín López, causando heridas al señor Antonio Huerta.

-Ametrallamiento aéreo en la calle Ramos Arizpe, ente Iturbide (Presidente Carranza) e Hidalgo, resultando herido el señor Dionisio Hernández.

-Ametrallamiento aéreo de La Alianza, resultando herido el señor Manuel Silva

-Ametrallamiento aéreo de los patios de la estación del ferrocarril, causando heridas y mutilación a un garrotero.

-Una bomba explosiva que detonó sobre la casa del señor Mateo Ornelas, en el barrio “La Durangueña”. Esta bomba destruyó por completo su casa, y lo hirió gravemente.

-Una bomba explosiva detonó en la calle Valdés Carrillo, entre Juárez y Morelos (frente a la plaza) la cual causó la muerte del señor Alejo Torres y heridas a la señora María Concepción Soto y al señor Salvador Izarrague.

-Una bomba explosiva detonó en la calle Valdés Carrillo, entre Hidalgo e Iturbide (Presidente Carranza) muy cerca de “la casa eléctrica” causando heridas a Ascensión Rodríguez.

-Otra bomba explosiva detonó en la calle Múzquiz y avenida Juárez, junto a “La Mexicana”, causando heridas a los señores Gregorio García, Serafín Villegas, Eduardo Gurrola, Agustín Ramírez y a la señorita María Galván.

-Una bomba incendiaria cayó en la casa del señor Silvestre Jaime Horta, ex oficial mayor del departamento de Tránsito de Torreón. La bomba se incrustó en una gruesa barda, humeando pero sin estallar, por lo cual fue apagada con agua por algunas vecinas.

-Otra bomba cayó a espaldas de la estación de ferrocarriles, si resultar nadie herido.

-Otra bomba se incrustó en el pavimento del cruce de la calle Valdés Carrillo y avenida Allende, sin estallar ni arder.

Los torreonenses fueron advertidos de qué hacer en caso de que una bomba cayera cerca de ellos. Un artículo de “El Siglo de Torreón” del 17 de marzo de 1929, dice textualmente:

“Ahora que se ha repetido el ataque a la ciudad desde los aviones, y en vista de los numerosos heridos que se han registrado, consideramos pertinente indicar al público que cuando se esté cerca de un lugar donde explote una bomba, lo más conveniente es dejarse caer boca abajo sobre el suelo, lo más rápidamente posible, para evitar ser alcanzado por los proyectiles”.

Por su parte, los maquinistas acordaron hacer sonar los silbatos de las locomotoras apenas avistaran aviones gubernamentales, con el objeto de advertir a la población civil sobre su presencia. Así que, las primeras sirenas antiaéreas de Torreón fueron los silbatos de las locomotoras.

El día 17 de marzo de 1929, el cuerpo diplomático formado por los cónsules extranjeros que residían en Torreón, convocó a una junta de urgencia para elevar una protesta al gobierno de Washington. Los representados eran miembros de las colonias extranjeras, y temían por sus intereses materiales en la Comarca Lagunera. La reunión se llevó a cabo en el consulado de los Estados Unidos en Torreón.