Escudo de Torreón

Escudo de Torreón

domingo, agosto 30, 2009

El segundo bombardeo aéreo de Torreón: 17 de marzo de 1929


La zona centro de Torreón, blanco del bombardeo del día 17

El domingo 17 de marzo de 1929, Torreón sufrió un segundo y más devastador bombardeo aéreo a manos de la fuerza aérea del gobierno del presidente Emilio Portes Gil, desconocido por el “Plan de Hermosillo” del general Escobar. El primero lo sufrió un día antes, el sábado 16 de marzo.

Un artículo del diario “El Siglo de Torreón” da extensa cuenta de los sucesos de ese domingo:

“De nuevo, hoy por la mañana fue bombardeada esta población por 3 aviones del Gob. Federal. Como ayer, las víctimas fueron los civiles, resultando muerto Alejo Torres, y otras diez personas, entre ellas dos ancianos y tres mujeres. Las bombas incendiarias que arrojaron los aviones, no causaron desperfectos. En cambio, las explosivas cayeron en céntricos lugares, sembrando la muerte y originando destrozos en varios de los edificios”

“A las diez horas de hoy, nuevamente la ciudad fue víctima de la metralla que desde los aires arrojaban los aviones del gobierno; pero ni con mucho cabía imaginarse que el ataque fuera contra la población civil. Sin embargo, por encima de esas conjeturas, Torreón presenció de nuevo un ataque aéreo del que, por desgracia, resultaron víctimas numerosos particulares, anotándose un muerto y cerca de diez heridos, los cuales ya están siendo atendidos en el Hospital Civil y el Militar de esta ciudad”.

“Como ayer, pocos minutos antes de las diez de la mañana se inició el ataque a la ciudad, lo que dio margen para que los elementos militares revolucionarios, preparados para contestar el fuego del avión, le hicieran algunos disparos sin que resultara lesionado ningún solo rebelde”

“Numerosos peatones, que a esa hora transitaban por las calles de la ciudad, al escuchar los disparos hechos por la ametralladora del avión y las detonaciones de las bombas que arrojaban desde considerable altura, buscaron refugio en sus casas, pero sin que esto fuera suficiente para que muchos se libraran de ser heridos”.

“Los estragos de una bomba. En distintas partes de la ciudad, el avión del gobierno dejó caer hasta tres bombas explosivas y dos incendiarias, lesionando las primeras a numerosas personas. En la calle Valdés Carrillo, entre las avenidas Juárez y Morelos, una de esas bombas hizo explosión al chocar contra el pavimento frente al despacho de los señores Ramírez Hermanos. Cuando la explosión, el joven Alejo Torres que se encontraba boleándose en un banco de la Plaza de los Constituyentes, recibió un proyectil en la clavícula, derecha, siguiéndole diagonalmente por la caja del cuerpo y perforándole el corazón. La gravedad de la herida le arrancó la vida instantáneamente”.

“La señora María Concepción Soto, que transitaba por la Avenida Juárez, también frente a la plaza, fue herida en la pierna derecha por un proyectil de la bomba, siendo recogida por algunos particulares, los cuales violentamente la enviaron al Hospital Civil para su curación. El señor Salvador Izarrague, de nacionalidad francesa y empleado de La Laguna Motors, también fue herido cuando pasaba por la Plaza de Armas, marchándose a su domicilio para ser curado por uno de los médicos de la ciudad”.

“Recibió hasta quince heridas. En la Calle Múzquiz, cruz con la Avenida Juárez, junto a ‘La Mexicana’, también explotó otra bomba, causando graves heridas a un pobre hombre que, después de estar encerrado en su domicilio cerca de cinco días por temor a un posible ataque a la ciudad, salía a comprar comestibles para su familia. Gregorio García es el nombre del lesionado de referencia, quien recibió hasta quince lesiones, muchas de gravedad, que tal vez le cuesten la vida. García se encontraba parado en la esquina de la cantina ‘Carta Blanca’. Esa bomba que explotó en Múzquiz y Juárez, también lesionó a la señora María Galván, que trabaja en un estanquillo de refrescos propiedad de un griego. Un proyectil de la bomba fue a herirla en las dos piernas”.

“Serafín Villegas, que se halla hospedado en el cuarto número 25 del Hotel Porvenir, también recibió ligera lesión. Por último, Eduardo Gurrola y Agustín Ramírez también fueron alcanzados por balines de la bomba que nos ocupa. Una ambulancia del Hospital Militar, ubicada cerca del lugar donde explotó la bomba que nos ocupa, presurosa recogió a los heridos de la calle Múzquiz, acatando órdenes del Mayor Mellado, administrador del mismo hospital, prestándoseles inmediatamente la atención debida”.

“Otras bombas que explotan. También nos dimos cuenta de que en la Calle Valdés Carrillo, entre las avenidas Hidalgo e Iturbide, muy cerca de la Casa Eléctrica, explotó otra bomba que afortunadamente no causó mayores perjuicios, pues tan solo lesionó a Ascensión Rodríguez, en una pierna, no siendo de gravedad esa lesión. A espaldas de los patios de la estación de los ferrocarriles, también cayó otra bomba, que no alcanzó a herir a nadie. Las bombas incendiarias que cayeron en la ciudad, no causaron destrozos, pues tenemos informes de que una de ellas, que cayó en la Calle Valdés Carrillo, cruz con Avenida Allende, se enterró en el pavimento sin causar efecto alguno”.

Otro artículo del 17 de marzo, indica que los heridos del día 16 fueron un garrotero que se encontraba en maniobras en el patio de ferrocarriles, el cual perdió dos dedos de la mano izquierda; un americano lesionado en una mano; el señor Manuel Silva, quien transitaba por La Alianza, y quien recibiera heridas en órganos vitales. Esta lista de heridos del 16 se suma a los heridos que mencionamos en artículo anterior, a saber Mateo Ornelas, Antonio Huerta y Dionisio Hernández. Esto nos indica que el día 17 todavía no se conocía bien el número de heridos.

El primer bombardeo aéreo de Torreón: 16 de marzo de 1929


La estación de los FFCC, un blanco principal

Hace poco más de un año, el 3 de agosto de 2008, escribí un artículo sobre el presunto primer combate aéreo en México, el cual tuvo a Torreón por escenario, y por contexto, la sublevación del general Escobar. Ya otras personas han abordado antes este tema. Pero ahora, gracias a la tecnología digital y a la iniciativa del Diario “El Siglo de Torreón” para poner en funciones su hemeroteca digital, es posible recuperar los detalles de ese bombardeo, el cual es de interés para nuestra ciudad, ya que en este año de 2009, se cumplió el octogésimo aniversario de ese evento, tan acallado por la historia. Además, se le considera el primer combate entre aviones opositores en México, y seguramente el primer bombardeo aéreo contra una ciudad mexicana.

Dicho sea de paso, este Cronista tiene por costumbre hacer revisiones periódicas en un buen número de hemerotecas virtuales del Viejo y Nuevo continentes, como puede corroborarse por las referencias que proporciono en mis textos. Solo los grandes diarios de ciudades importantes, cuentan con este servicio virtual. La inauguración de la hemeroteca digital por parte de “El Siglo de Torreón” tendrá, sin duda, grandes implicaciones para la recuperación de innumerables testimonios históricos sobre la vida de nuestra ciudad.

El 3 de marzo de 1929, el general de división José Gonzalo Escobar lanzó el llamado “Plan de Hermosillo” por el cual desconocía al presidente en funciones, Emilio Portes Gil. Pero este proyecto en realidad dirigía su golpe contra Plutarco Elías Calles, quien había asumido un rol supra-presidencial al nombrarse “Jefe Máximo de la Revolución Mexicana” (“Maximato” 1928-1934) y quien ocupaba la cartera de Secretario de Guerra y Marina en 1929.

Torreón era una plaza de gran importancia estratégica a favor o en contra cualquier rebelión militar, por constituir un punto nodal en las vías de comunicación del centro-norte de México. A esta circunstancia se le sumaba que el general Escobar había sido su jefe de operaciones militares durante nueve años, y tenía buenos amigos en nuestra ciudad. Debido a estas circunstancias, Torreón bien pudo ser considerada por Calles como una población potencialmente “escobarista”. Eso explicaría el uso de bombas y metralla como una represalia contra la población civil.

Por estar posesionado el general Escobar de Torreón, era bastante lógico que el gobierno federal lo combatiera aquí mismo.

Los titulares de primera plana de “El Siglo de Torreón” del 17 de marzo de 1929 decían, al referirse al ataque del día anterior, 16 de marzo: “La plaza militar fue atacada por un avión. El aeroplano del gobierno arrojó bombas sobre esta ciudad. Resultaron varios civiles lesionados. Fue perseguido por uno de los aviones revolucionarios”.

El texto de este artículo dice lo siguiente:

“Por vez primera en la historia militar de nuestro país, se dio el caso de que una ciudad fuera atacada por un aeroplano de guerra, tocándole a Torreón ser la población que primeramente sufriera esta clase de ataques, pues ayer en la mañana, como a las diez horas, un avión perteneciente al gobierno federal, surcó el espacio de poniente a oriente, paralelo a otro aeroplano de las fuerzas revolucionarias. El aeroplano federal, al llegar al oriente de la alameda “Zaragoza” describió un semi-círculo, enfilando con dirección a la estación de ferrocarriles. Cuando el avión federal voló sobre la ciudad, numerosas personas, entre temerosas y curiosas, lo admiraban, viendo cómo evolucionaba”.

“Momento de alarma. Al darse cuenta el público de que el avión iniciaba el ataque, los más cautos violentamente se dirigieron a sus domicilios, mientras que algunos establecimientos de la zona comercial cerraban sus puertas”.

“Sin embargo, muchas personas, atraídas por la curiosidad, seguían estacionadas en las esquinas de las casas, observando los movimientos del pájaro de acero que, al volar sobre el barrio de “La Durangueña”, hizo un viraje para dirigirse nuevamente hacia el oriente”.

“El Combate Aéreo. Como decimos, el avión federal volaba paralelo a uno de las fuerzas revolucionarias que se elevó del campo de aterrizaje de esta ciudad, para combatirlo. El hecho de registrarse en Torreón un combate aéreo que solo era conocido del público por medio de las cintas cinematográficas, hizo que numerosas personas lo presenciaran, para lo cual muchas de ellas usaron gemelos, a fin de poder apreciar mejor cada una de sus fases”.

“Después de que el avión federal voló por segunda vez sobre la estación, y al ser perseguido de cerca por el aeroplano de las fuerzas revolucionarias, enfiló con dirección a Durango, habiéndose rumorado insistentemente que una de las balas lanzadas en su contra, había tocado al aviador, y que el pájaro de acero había caído en Pasaje, estación del ferrocarril situada cerca de Durango”,

De acuerdo a los reportes publicados el día 17 por el mismo diario, hubo tres heridos a causa del bombardeo y ametrallamiento efectuado sobre Torreón el 16 de marzo. Entre ellos se encontraba el señor Mateo Ornelas, que fue herido en el cuello por un pedazo de la bomba que estalló sobre su domicilio al poniente de la ciudad. La esquirla le destrozó “horriblemente” la garganta, y se esperaba su pronto fallecimiento.

Un herido de bala de ametralladora fue el señor Antonio Huerta, que a esa hora transitaba por la avenida Hidalgo. La bala entró por su brazo derecho y se alojó en el intestino, y se estimaba que su estado era de cierta gravedad. La gente se aglomeraba alrededor del herido, hasta que fue llevado al hospital civil.

Otro herido fue el señor Dionisio Hernández, quien sufrió una lesión en la rodilla izquierda, cuando caminaba por la calle Ramos Arizpe, entre las avenidas Iturbide e Hidalgo.

Artículo del 3 de agosto de 2008, en:

http://cronicadetorreon.blogspot.com/2008/08/el-primero-combate-areo-en-mxico.html

sábado, agosto 29, 2009

¿Intérprete o propietario?




Uno de los principios básicos de las ciencias duras, consiste en que los experimentos que se realizan, deben poderse repetir innumerables veces para comprobar si efectivamente siempre se producen los mismos resultados, dadas las mismas circunstancias. En base a este principio, se enuncian las leyes: siempre que ocurra X, se producirá Y.

Este mismo principio se aplica en las ciencias sociales, y muy particularmente, en la escritura de la Historia. Cualquier documento que sirva de sustento para una afirmación realizada por un historiador, debe se ser perfectamente localizable, para su escrutinio de parte de la comunidad académica. Así como los científicos revisan si efectivamente los resultados de los experimentos coinciden, de manera similar los historiadores desean saber si las interpretaciones en torno a la lectura de un documento dado, coinciden, si se establecen consensos o disensos.

Por esta razón, todo historiador serio debe proporcionar las fuentes en las que se basan sus afirmaciones. Las citas al pie o al final, así como las referencias bibliográficas, tienen este fin. Que los lectores tengan la posibilidad de consultar las mismas fuentes, y la libertad de coincidir o diferir en la interpretación propuesta.

De otra manera, se pensaría que las afirmaciones presentadas por estos historiadores carecen de sustento, o bien, que se trata de meras invenciones, sin interés ni trascendencia alguna. Es el problema de que adolecen los trabajos de nuestro ilustre antecesor, Cronista de la Ciudad, Eduardo Guerra. En sus obras, hay aportación de una buena cantidad de datos de la mayor importancia para la historia de La Laguna. Sin embargo, nunca dejó las referencias que nos permitirían saber dónde se encuentran esos documentos. No hay manera de localizarlos y releerlos. Por lo tanto, no nos queda sino creerle a Guerra realizando un acto de fe en él, pero este constituye un acto inaceptable para la ciencia. Cuando aparezcan las fuentes originales en las que se basó y se puedan cotejar, entonces Guerra obtendrá un estatus diferente.

Por otra parte, la gran mayoría de los documentos de carácter histórico, se encuentran ubicados en los archivos públicos o privados. Puede ser que algún historiador, aficionado o profesional, localice en estos archivos un documento inédito, uno del cual no se hubiera escrito nada anteriormente. Ese historiador tiene todo el derecho a publicar el texto y su interpretación crítica del mismo, y tal vez, quedar registrado como el primer comentarista que lo abordó. Sin embargo, y por lo mismo que he mencionado anteriormente, no puede dicho historiador reclamar sobre el documento, el derecho exclusivo de mención o interpretación.

En nuestra Comarca Lagunera, donde la escritura de la historia profesional se encuentra apenas en vías de desarrollo, es muy frecuente que el autor de algún libro se sienta “ultrajado” porque otro autor realiza una transcripción independiente o nueva interpretación de “su documento”, como si no fuera un derecho de los científicos sociales el tener la posibilidad de establecer nuevas lecturas a partir de fuentes primarias, que además, son de carácter público, por estar ubicados estas fuentes en archivos de acceso universal.

Solo un historiador ingenuo puede pretender que, por el hecho de abordar un documento antes que otros, establece un derecho de copia (copyright) o de autoría intelectual sobre el original. Y nótese bien que digo “sobre el original” y no sobre su creación plasmada en un libro. El historiador siempre tiene derechos de autoría, y muchas veces de copia, sobre los libros que escribe, pero no sobre los documentos originales que cita. Dichos documentos no fueron escritos por él. No le pertenecen.

Por otra parte, “publicar” no significa necesariamente dar a conocer. Los debates en los círculos de historiadores científicos ordinariamente se nutren de las obras aportadas por otros científicos reconocidos. Es muy difícil que tomen en serio las obras de personas que no tienen ni la formación ni el reconocimiento de científicos. Para tener un verdadero reconocimiento, los historiadores deben someterse al proceso de dictamen de sus artículos, para su aprobación y publicación. Siempre debe haber un organismo científico avalando la producción historiográfica. En el caso de libros completos, las instancias que suelen avalar el contenido mediante dictamen son las universidades, instituciones de investigación, o las editoriales especializadas como el Fondo de Cultura Económica.

jueves, agosto 27, 2009

La Compañía Vinícola del Vergel


Viñeta del diario "El Informador", 1964.

Ya hemos mencionado, en otras ocasiones, la importancia que tuvo la vid en la economía comarcana, desde la era virreinal, el siglo XIX (Evaristo Madero y Cía.), y principios del siglo XX (Ernesto Madero y Hermanos en Parras; Lavín y Paparelli en Gómez Palacio). Durante la segunda mitad del siglo XX, destacó la Compañía Vinícola del Vergel, ubicada en Gómez Palacio, en los predios que pertenecieran medio siglo antes a las bodegas de Noé de Lavín y Paparelli.

Los empresarios laguneros Luis J. Garza y Tomás Villarreal, habiendo concebido una prometedora idea, viajaron a California, en los EEUU en 1941, con el objeto de traer las mejores y más adecuadas cepas y plantarlas en suelo lagunero. El 23 de febrero de 1946 quedó conformada la sociedad Compañía Vinícola del Vergel, S.A. con capital inicial de 600 mil pesos.

Un año después se inauguraron las bodegas. Fue el italiano Antonio Paelle Minetti, quien se hizo cargo de los aspectos técnicos de la instalación de bodegas y maquinaria. En 1949, la Compañía Vinícola del Vergel contrató los servicios de señor Gerardo Colliere de la Maliere, para que se hiciera cargo de la dirección técnica.

Para 1957, el capital social de la compañía había subido a 10 millones de pesos, y contaba con 517 hectáreas de vid, aproximadamente el 25% de las que se destinaban a este fin en la Comarca Lagunera. Estos viñedos se encontraban en los ranchos El Quemado, La Loma, El Vergel, Ensenada, (Gómez Palacio, Dgo.), y La Paz (Torreón).

Entre los productos de la Compañía Vinícola del Vergel, se encontraban los siguientes: coñac Mogavi Extra; coñac Vergel Supremo; Marc Blanco y Marc Añejo, Aguardiente de Orujo; Noblejo, Vino Tinto Seco Superior; Verdizo, Vino Blanco Seco; Corina, Vino Rosado; Salvador, Vino Tinto Seco; Malvasia Port, Vino de Oporto; Moscadet, Vino Moscatel; Tokay, Vino Moscatel Selecto; Vermouth Lugano Seco, tipo francés; Vermouth Lugano Rojo, Vermouth Dulce tipo Torino; Eminencia, Vino Dulce para consagrar, autorizado; y Excelencia, Vino Seco para Consagrar, autorizado.

Es de notarse que en esta primera época, la producción de bebidas fermentadas y destiladas del Vergel, satisfacía una demanda que se mantuvo constante en La Comarca desde el siglo XVII: vinos dulces o semidulces, aguardientes de orujo (marc o grappa) y vinos para consagrar. Con el tiempo, aparecerían nuevos productos que dejaron huella, como el Brandy Viejo Vergel, o el tinto Viña de Santiago.

domingo, agosto 23, 2009

Novela sobre un brigadier insurgente



En días pasados se llevó a cabo la primera presentación de un nuevo libro, “El Brigadier. Mi destino: la independencia de México” de Jorge Andrés Zarzoza Garza, torreonense de nacimiento y descendiente directo del Brigadier Pedro Joseph Zarzosa de Oviedo, protagonista de esta novela situada en los años turbulentos de las guerras de la independencia mexicana.

Como novela, este texto cuenta con el mérito literario de su autor. Pero hay que señalar que el autor tiene también su mérito como recopilador, y que el texto final presenta anexos de carácter genealógico y documental que se remontan al siglo XVIII y que dan sustento a la obra literaria.

Es interesante señalar el papel que los archivos familiares pueden jugar en la revisión de la historia local y nacional. Las referencias contenidas en los documentos relativos al brigadier Pedro Joseph Zarzosa de Oviedo, uno de los protagonistas de la consumación de la independencia en 1821, ofrecen nuevas lecturas en torno a la historia oficial.

Este libro será presentado nuevamente en Torreón el 1 de septiembre, en “Punto y aparte” en Colón y Morelos, a las 20 horas.

Finalmente, será presentado en la embajada mexicana de Madrid, el 22 de octubre de este año.

Torreonense de nacimiento


Pulsar una vez sobre las imágenes para ampliar



Algunas contadísimas personas creen, o quieren creer de buena o mala fe, que este Cronista Oficial no es originario de Torreón. Para aquéllos que alberguen la menor duda, presento no solamente mi acta de nacimiento, sino también la de bautismo, que son evidencia más que sobrada de mi lugar de origen.

De manera complementaria, añado que mis padres y mis abuelos, paternos y maternos, fueron inmigrantes en nuestra ciudad desde los tempranos años treinta.

sábado, agosto 22, 2009

Crónica de un repudio anunciado



A continuación transcribo la versión virtual de un artículo periodístico de la autoría de Yolanda Ríos, aparecido el miércoles 29 de julio en “El Siglo de Torreón”, y que tiene que ver directamente con los comentarios que realicé en esta Crónica nueve días antes, el 20 de julio de 2009, para rematar con los de los días 30 y 31 de julio.

Nótese bien que la percepción del INAH sobre las obras de modernización del Centro Histórico de Torreón, coinciden plenamente con los que antes había manifestado este Cronista en sus artículos “Un proyecto absurdo”, “Sincretismo arquitectónico” y “Nuevo temporal sobre Torreón”, cuyos enlaces se proporcionan más abajo. Leamos el texto de Yolanda Ríos:

“Advierten “daño” al centro. El Instituto Nacional de Antropología e Historia no fue consultado sobre proyecto de modernización. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), cuestionó las obras de rescate y modernización del Centro Histórico al considerar que se causó "daño al patrimonio cultural e histórico de la ciudad", según el representante del INAH en Coahuila, Héctor Treviño Villarreal.

Treviño dijo que las autoridades municipales no consultaron al Instituto sobre el proyecto de rescate del Centro, que incluyó la construcción de paseos comerciales en las calles Cepeda y Valdés Carrillo y la remodelación de calles y banquetas en las avenidas Juárez e Hidalgo.

Según el INAH, el Municipio debió haberlos consultado debido a que se alteró la imagen urbana en un lugar histórico.

Treviño dijo que tampoco se le ha avisado al Instituto sobre la intención de modificar las fachadas en los edificios del Centro. Enterado del proyecto por otras fuentes, el funcionario dijo que representaría "una masacre urbana al Centro Histórico al pretender modificar las fachadas a los edificios con escenografías vaqueras''.

Treviño, quien es director del Centro INAH en Coahuila y Nuevo León, consideró que las autoridades en Torreón no han respetado la preservación de edificios históricos y artísticos ni los reglamentos para su conservación.

"Tienen edificios tan hermosos, un centro urbano que se podía haber manejado de mejor manera'', lamentó. "Nada tiene que ver un concepto del Centro Histórico, arquitectónicamente hablando, con lo que se hizo ahí, cerrando calles, poniendo a los ambulantes en esas cosas", dijo en referencia a los módulos de la Cepeda y la Valdés Carrillo.

El funcionario admitió que el INAH no tiene facultades para detener las obras que afecten el patrimonio cultural. "Pero de todas maneras el daño causado al Centro Histórico ya se hizo. Ahora nada más falta que cometan la masacre urbana al modificar las fachadas", dijo.

Añadió que el INAH hará un dictamen sobre el estado del Centro Histórico para enviarlo al Instituto Nacional de Bellas Artes, que tiene responsabilidad en la preservación de inmuebles históricos del año 1900 en adelante”.

Textos del Cronista de Torreón sobre este tema:


http://cronicadetorreon.blogspot.com/2009/07/un-proyecto-absurdo.html

http://cronicadetorreon.blogspot.com/2009/07/sincretismo-arquitectonico.html

http://cronicadetorreon.blogspot.com/2009/07/nuevo-temporal-sobre-torreon.html


jueves, agosto 20, 2009

Familias Centenarias de Torreón: los Arteaga Villalón



Entre los primeros comerciantes establecidos en la Congregación del Torreón en 1892, encontramos a Luis Arteaga, casado con María de la Concepción Villalón. Ambos están registrados en el padrón de dicho año, él con el número 1664, ella con el 1665.

De acuerdo a los datos proporcionados en dicho censo, Luis tenía 48 años de edad, lo que ubicaría su año de nacimiento en 1844. Concepción decía tener 40 años, así que su nacimiento habría ocurrido en 1852.

La verdad es que Luis Arteaga y María de la Concepción Villalón casaron el 24 de agosto de 1870, en la parroquia de San Felipe, en Linares, Nuevo León (Libro de Matrimonios 1870-1885).

El hijo mayor de este matrimonio nació en Linares, N.L. y fue bautizado el 9 de octubre de 1872, con los nombres de José Manuel Emilio; un segundo hijo nació también en Linares, N.L., el cual fue bautizado con los nombres de José Carlos Tito el 22 de febrero de 1874 en la misma parroquia que su hermano (Libro de bautismos, 1869-1874).

Estos hijos aparecen registrados en el padrón de Torreón de 1892, como José Arteaga, de 22 años, soltero y comerciante (número 1666) y Manuel Arteaga, soltero y comerciante, de 23 años de edad.

Las imprecisiones en los cálculos de la propia edad eran el pan de todos los días en los padrones. No fue sino hasta el siglo XX, y prácticamente durante la segunda mitad, que el registro de los datos de los ciudadanos exigió mucha mayor precisión en los nombres y en las edades.

domingo, agosto 16, 2009

Un proyecto sin precedentes: Familias Centenarias de Torreón


Parroquia de Matamoros, de estilo neogótico. Imagen.

En los muestreos practicados al censo de la Congregación del Torreón de 1892, hemos encontrado que, la gran mayoría de los matrimonios y familias que aparecen registrados en él, proceden de viejos lugares de la Comarca Lagunera, como son Viesca, Parras, y Matamoros, en Coahuila, o Mapimí, Avilés, Cuencamé, Nazas, Rodeo, Peñón Blanco, San Juan de Guadalupe, San Pedro del Gallo, en Durango. Otros proceden del Estado de Zacatecas, particularmente del norte de esa entidad.

En la totalidad de los casos muestreados, hemos podido comprobar la identidad de la pareja en el padrón, su estado civil, las partidas sacramentales de sus matrimonios y de los nacimientos y bautismos de sus hijos. En muchos otros casos, también sus genealogías ascendentes. Esto ha sido posible gracias a los archivos parroquiales microfilmados que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días posee, custodia y divulga. Vaya un amplio reconocimiento por su titánica y benéfica labor.

Sin querer pecar de inmodestia, “Familias Centenarias de Torreón” es un proyecto que no tiene precedentes en la historia de la Crónica Torreonense. Nunca se había procedido, de una manera sistemática y científica (es decir, metodológicamente válida y sin prejuicios de clase) a buscar los orígenes y antecedentes vitales de los inmigrantes que poblaban y daban vida a la Congregación del Torreón en 1892, es decir, meses antes de que esta comunidad fuera elevada al rango de villa y se creara su municipio y autonomía.

En esa época, casi el 100% de los habitantes de la congregación eran inmigrantes, salvo aquéllos pocos torreonenses de segunda generación, que ciertamente los había. Entre 1850 y 1893, muchos torreonenses de nacimiento o de vecindad aparecen registrados en Viesca o en Matamoros, porque no existía una jurisdicción ni una parroquia torreonense.

Todos estos inmigrantes inscritos en el padrón, formaron el primer gran substrato cultural de Torreón, es decir, ellos trajeron consigo una actitud ante la vida. La actitud de aquéllos que por siglos, han vivido luchando contra el ecosistema adverso, contra los indios enemigos, contra enfermedades, accidentes climáticos, inundaciones, fieras, alimañas y toda clase de carencias. Eran gente sencilla, austera, pero con una enorme fuerza vital. Ellos fueron la base del olivo cultural en el cual se injertarían, posteriormente, algunas ramas de procedencia europea.

jueves, agosto 13, 2009

La percepción colectiva del 6 de agosto de 1967



En atención a las solicitudes que he recibido para abundar en el tema de mi pasado artículo, mencionaré un caso concreto que ilustre bien cuál considero ser una buena actitud de perceptor ante un aparente fenómeno ovni.

El 6 de agosto de 1967, una tarde dominical, volvía yo de la ciudad de Puebla en compañía de mi hermana, cuñado y sobrino. Ya en esa época, la entrada a la ciudad de México era difícil, por la densidad y la lentitud del tráfico vehicular.

La Calzada Zaragoza estaba abarrotada, y los coches que transitaban de sur a norte (es decir, los que entraban a México viniendo de Río Frío) tenían que caminar a vuelta de rueda. Para evitar el aburrimiento, no quedaba sino mirar a través de las ventanillas del coche a manera de pasatiempo. En esos momentos comenzaba a obscurecer.

De pronto, al fijar mi atención en el cielo capitalino, observé que desde el poniente (a la izquierda del coche) una aparente flotilla de objetos extremadamente luminosos y en formación de V, cruzaban el firmamento a enorme velocidad, si se le compara incluso con la de los aviones caza de la época. Estos objetos dejaban estelas luminosas.

Los numerosos peatones, desde las aceras miraban hacia el cielo y señalaban en dirección a los objetos misteriosos. Se trataba pues de una percepción colectiva y simultánea. Los objetos, a gran altitud, cruzaron de horizonte a horizonte en cuestión de segundos. Pero uno de ellos se detuvo de golpe sobre la ciudad de México, descendió a gran velocidad, y también de golpe, se detuvo apenas un poco encima de la cima de un cerrito a unos 400 metros al oriente de la calzada Zaragoza.

De manera extraña, lanzó destellos blancos fulgurantes y lo que me pareció ser una bengala roja muy intensa. Unos segundos después, así de golpe como llegó, así ascendió, se detuvo de golpe a gran altura y reanudó su veloz trayectoria hacia el oriente. Hice un apunte escrito sobre el hecho, el cual conservo como curiosidad.

El día siguiente, lunes 7 de agosto de 1967, varios diarios capitalinos daban cuenta del hecho percibido por miles de personas. Los titulares hablaban de “ovnis sobre la capital mexicana”, y referían que el radar del aeropuerto de la ciudad de México los había captado como objetos sólidos en formación.

A cualquier investigador que le pudiera interesar este hecho concreto tan atestiguado, las hemerotecas de la ciudad de México e incluso otras, le permitirán comprobar la realidad y magnitud del avistamiento en cuanto tal.

Una de esas notas se encuentra en el “Informador” de Guadalajara, en su edición del martes 8 de agosto de 1967, página 12-A, tercera columna. Y dice así:

“Vieron antenoche platos voladores en cielo jarocho. Veracruz, Ver. Agosto 7 (AEE). Una flota de Objetos Voladores No Identificados (ovnis) formada por cinco aparatos, recorrió anoche una parte del estado, habiendo sido reportados por las autoridades de Poza Rica, Papantla, Misantla, Nautla, Tecolutla, Veracruz y Jalapa. Cuatro de ellos emitían una luz azul, y el quinto era rojizo: volaban en correcta formación y no se escuchaba ruido alguno. Los cinco ovnis dejaban una estela luminosa, lo cual ha sido ya reportado en otros casos. Según todos los testigos, volaban a gran velocidad, pero no en exceso, como otros aparatos observados en ocasiones anteriores. Millares de personas reportaron el paso de los objetos voladores entre las nueve y las diez de la noche. Cuando pasaron por Poza Rica, dieron la impresión de que volaban de occidente a oriente, quizás en ruta hacia el Golfo de México. Al cruzar por las demás poblaciones hasta llegar a esta ciudad, parecían venir del norte.
San Luis Potosí, S.L.P. agosto 7 (AEE). Una formación de siete objetos voladores no identificados (ovni) surcó el cielo de la parte central de San Luis Potosí, siendo avistados por espacio de más de 67 segundos por innumerables habitantes de diversos poblados. La escuadrilla de ovni luminosos cruzó las alturas potosinas de poniente a oriente, ayer cerca de las 20.30 horas en esta capital, y poco más tarde se avistaron en Rayón, en Río Verde y en Valles. Aquí aparecieron sobre la glorieta Juárez, a la entrada de la ciudad, y los observadores calcularon que volaban a una altura de 3,000 metros. Los objetos voladores dejaban una cauda lumínica de varios kilómetros. Hasta esta noche, ninguna institución federal o estatal había aventurado tesis alguna sobre el fenómeno”.

Como fenómeno de percepción simultánea y compartida, el evento del 6 de agosto de 1967 es innegable. Sin embargo, ¿quién puede explicar su naturaleza? Solamente contamos con la información de la prensa capitalina publicada el 7 de agosto de ese año, en que se menciona que el radar de la ciudad registró dichos objetos. No fue pues, una ilusión óptica, los objetos tenían masa.

Más allá, no podemos llegar. Solamente podemos decir lo que vimos, pero no podemos saber, interpretar, ni mucho menos probar, lo que era.

¿Nueva tecnología militar? ¿aparatos de otros mundos? ¿Quién podría saberlo, y sobre qué base? La mente del científico se abre hacia las pruebas, pero ¿qué pruebas existen en un simple avistamiento?

Como cronista, uno puede dejar constancia de que algunas o muchas personas vieron, o creyeron ver, de manera simultánea, ciertos fenómenos lumínicos o auditivos con determinadas características, en cierto lugar, en cierta fecha. Pero nada justifica afirmar, sin pruebas, sobre la naturaleza de lo que creemos ver u oír, aunque la percepción sea colectiva.

Por último, menciono que nunca me ha interesado, ni creo que jamás me interese, la “ufología”. Si en mí hubiera estado elegir, preferiría no haber visto aquellos objetos. Pero el fenómeno, en cuanto fenómeno percibido y compartido por la colectividad, sea cual sea, ese sí me interesa, como científico social y como Cronista e historiador.

lunes, agosto 10, 2009

El fenómeno ovni, los alcances de la percepción



Uno de los fenómenos sociales más interesantes de los últimos tiempos, es el del avistamiento de los denominados “objetos voladores no identificados”.

Sería poco científico negar que existen algunos fenómenos visuales que son percibidos por grupos enteros de personas. Pero claro, puede haber una gran diferencia entre la naturaleza real del fenómeno, y lo que la gente interpreta ser la naturaleza del fenómeno.

El Cronista puede certificar que cierto grupo o cierta cantidad de personas vieron un grupo de luces que parecían avanzar a gran velocidad y en formación. Pero el Cronista no puede ir más allá. No puede afirmar que se trata de vehículos militares o extraterrestres, porque no cuenta con las pruebas.

Por lo tanto, la tarea del Cronista en estas materias, consiste en dejar constancia de que en tal lugar, en cierta fecha, algunas personas vieron un fenómeno lumínico o auditivo extraño. En todo caso, hacer constar lo que esas personas creyeron o interpretaron que era, pero sin afirmarlo.

A veces, se pueden agregar datos curiosos a la información, por ejemplo, que el radar del aeropuerto de la localidad captó objetos sólidos en el espacio aéreo donde se suscitó el fenómeno. Pero ese sería un dato complementario, que no ayuda a determinar la naturaleza real del fenómeno. Solamente ayuda a discernir si hubo ilusión óptica o no. Pero nada más.

En estas cosas, más vale andar con pies de plomo. Recordamos las impactantes imágenes proporcionadas por la fuerza aérea mexicana, de aparentes objetos voladores que acompañaban a la flotilla militar, y que en realidad resultaron ser imágenes creadas por la combustión de gas de algunos pozos petroleros del Golfo de México.

Lectio Brevis 2009-2010



Hoy en punto de las diez horas, en el auditorio de la Universidad Iberoamericana Torreón, se inició el ciclo educativo 2009-2010 por medio de la centenaria ceremonia de la “Lectio Brevis”.

Esta es una costumbre de siglos de antigüedad entre los colegios e instituciones educativas jesuitas. El ciclo escolar anual inicia con una primera clase dictada, en este caso, por el Ing. Héctor Acuña Nogueira, S.J., Rector de la UIA-Torreón. La comunidad universitaria en pleno –maestros y alumnos- asiste a escuchar esta primera clase.

La temática que se abordó en esta ocasión tiene que ver con la violencia que ensombrece a la Comarca Lagunera, de acuerdo a las estadísticas e investigaciones de diversas instituciones y empresas. Se hizo un llamado para recordar la dignidad del ser humano, el derecho que posee a su propia integridad física, y para que los diversos actores sociales tomen en serio sus responsabilidades en una situación de injusticia social como ésta.

viernes, agosto 07, 2009

Familias Centenarias de Torreón: los Castañeda Porras


Otra de las familias de origen regional establecidas en Torreón, de acuerdo al censo de 1892, fue la de Plutarco Castañeda, casado con Encarnación Porras. Ella se encuentra registrada con el número 999, y él, con el 1000. La pareja procedía de Rodeo, Durango, donde se casaron el 13 de mayo de 1866, es decir, un año antes de la caída del emperador Maximiliano, según el Libro de Matrimonios de los años 1862-1884.

Por más de 20 años, este matrimonio tuvo su domicilio en Rodeo. Ahí nacieron sus hijos José Delfino de Jesús, bautizado el 8 de febrero de 1870; Úrsula de Jesús, bautizada el 8 de noviembre de 1875; Margarita, bautizada el 30 de diciembre de 1877 y María Macrina, bautizada el 8 de marzo de 1882.

Durante la última década del siglo XIX, la Congregación del Torreón representó una posibilidad de mejores ingresos para las familias de “labradores”, es decir, de jornaleros del campo. La temporada de pizca era una de las más poderosos atracciones para una familia de jornaleros, ya que los ingresos podían ser relativamente altos durante la temporada. Era bien sabido que La Laguna era una de las regiones que mejor pagaban el trabajo de recolección del algodón.

Con estos atractivos en mente, la familia Castañeda Porras se estableció en Torreón. Plutarco, el padre, declara tener 40 años de edad en 1892, y su esposa, 38. Ambos eran “labradores”, y en el censo aparecen con algunos de sus hijos: José, Leandro, Margarita, Vidal, María y Delfino.

domingo, agosto 02, 2009

Escepticismo



De acuerdo a ciertas fuentes noticiosas (El Universal, El Siglo de Torreón), Coahuila es el Estado de la Federación que es más reticente para enviar muestras de pacientes con posible virus de influenza A/H1N1 para ser examinadas por el Instituto Nacional de Referencia Epidemiológica, INDRE.

Esta afirmación se le atribuyó a la Directora Nacional de dicho instituto, Dra. Celia Alpuche. Las fuentes citadas mencionan que la Dra. Alpuche comentó que “el gobierno de Coahuila no ha notificado casos ni enviado pruebas por iniciativa propia a los laboratorios del INDRE”, que es la institución encargada de llevar el conteo oficial de los casos de influenza de este tipo. Solo las envía cuando se le requieren, y solo esas.

El INDRE ha confirmado cientos de casos en los estados colindantes con Coahuila; 537 casos en Nuevo León, 342 en Zacatecas, y 205 en Chihuahua, mientras que de Coahuila solo se han confirmado 4.

Sobre la presunta muerte por influenza A/H1N1 en Torreón, se comentó que los análisis hechos por el IMSS dieron positivo, mientras que las pruebas de la Secretaría de Salud dieron negativas. Por esta razón, las muestras se turnaron al INDRE.