Escudo de Torreón

Escudo de Torreón

domingo, agosto 31, 2008

La pena capital



Estamos completamente de acuerdo con lo que se ha manifestado en algunos foros, a saber, que la pena de muerte sería el justo castigo para aquéllos que destruyen vidas y hogares por medio del secuestro, violación u otros gravísimos delitos.

Sin embargo, dadas las circunstancias de corrupción del país en que vivimos, sería muy difícil garantizar que los verdaderos culpables serían quienes recibirían el merecido castigo. México es un país en el cual se vive en un estado de derecho, al menos teóricamente. Pero en la práctica, muchas de nuestras instituciones adolecen de vicios en los procedimientos legales.

No sería nada recomendable establecer la pena de muerte en un país donde la tortura ha sido denunciada, año tras año, como práctica común. Bajo tortura, cualquier ciudadano podría declararse culpable de infinidad de delitos. Así las cosas, jamás tendríamos la certeza de que todos los condenados a la pena máxima fuesen los verdaderos culpables. Nunca tendríamos la razonable seguridad de que se hizo justicia.

Es nuestro sentir que, efectivamente, los delitos graves deben ser castigados con la mayor severidad. Sin embargo, antes de establecer en México la pena capital, los ciudadanos mexicanos debemos tener la certidumbre de que nuestras instituciones, particularmente de las que son guardianas del orden y la justicia, están libres de vicios o defectos de procedimiento.

viernes, agosto 29, 2008

"El tigre de La Concepción"


Mapa de F. Wulff, 1914. Archivo Municipal de Torreón.

Nuestra tierra lagunera ha contemplado muchas escenas de agresión despiadada. Por lo general, cuando pensamos en violencia en La Laguna, pensamos en las batallas de la Revolución, particularmente en los lamentables sucesos del 15 de mayo de 1911 perpetrados contra los miembros de la H. Colonia China.

Sería casi interminable dar cuenta de todos y cada uno de los hechos de sangre provocados por los indios agresores contra los colonos de La Comarca, durante cientos de años. No olvidemos que el lugar en el que se asienta Torreón fue parte del territorio misional jesuita desde 1598, una región “de frontera”, es decir, de choque de culturas, y que muchos arrieros, comerciantes, militares y civiles de todas las edades murieron de manera atroz en estos lugares, a manos de los indios.

Durante el último tercio del siglo XIX, en el año de 1877, hubo una matanza que hizo que dos militares fueran apodados por el resto del país con los nefastos epítetos de la “Pantera de La Laguna” y el “Tigre de la Concepción”. De ésta nos da noticia el diario “El Pájaro Verde”, periódico de la ciudad de México propiedad de Mariano Villanueva y Francesconi.

Un artículo del jueves 18 de enero de 1877, fue dedicado a narrar y comentar la “escandalosa carnicería” en la cual murió el general Jesús González Herrera, conocido prócer lagunero. Menciona que don Evaristo Madero, alarmado por la presencia y el pronunciamiento político del general en Parras, mandó llamar al ex coronel Lerdista Doroteo Rosales. Y aunque González Herrera se retiró, apenas transcurridas 24 horas, hacia el poniente, a la Comarca Lagunera propiamente dicha, aún así la persecución continuó por cuenta de Doroteo Rosales y Toribio Regalado. Y dice el periódico:

“Todos saben el trágico desenlace de la horrible catástrofe que tuvo lugar el 26 del mismo enero en la Hacienda de La Concepción: ahí la desventaja del terreno y la superioridad numérica, fueron los elementos que dieron el triunfo a las huestes desordenadas de Rosales.

La simple relación de los episodios de esta jornada, hacen crispar los cabellos a los hombres de valor más estoico: fue una espantosa hecatombe en la que corrió la sangre de muchos desgraciados , que rendidos y postrados de hinojos, imploraban la conmiseración de los vencedores; pero todo fue en vano, los feroces soldados de Rosales, a imitación de sus jefes, daban muerte a una multitud de infelices, desoyendo las súplicas de perdón de los vencidos, los cuales recibían por única contestación, un balazo o un sablazo”. Y continúa el relato:

“Este cuadro era verdaderamente desgarrador… a la detonación de las armas de fuego se sucedían las estrepitosas carcajadas de los sanguinarios soldados de Rosales, como satisfechos de haber saciado su sed de sangre. Concluido el drama sangriento, el cadáver del infortunado general Jesús G. Herrera fue acribillado a balazos y a sablazos”.

Por estas sangrientas hazañas, Toribio Regalado y Doroteo Rosales fueron motejados “La pantera de La Laguna” y “El tigre de La Concepción”, respectivamente.

domingo, agosto 24, 2008

El legítimo orgullo del nacionalismo chino




Imágenes del People´s Daily Online

En la década de los años cincuentas, cuando era apenas un niño, mi madre solía hacer algunas de sus compras de despensa en la tienda de “Juy”, aquel comerciante de origen chino cuyo establecimiento se encontraba en la esquina de la calle Blanco y Juárez, enfrente del Mercado.

Recuerdo que, con cierta precocidad, a mis cinco o seis años de edad era consciente de dos fenómenos relacionados: el de la diversidad de las culturas, y el de la historicidad del ser humano. Quienes me conocieron de niño recuerdan cuánto me esforzaba en conseguir discos de acetato de larga duración de música folclórica del Medio y Lejano Oriente, y también recuerdan cómo, en cuanto supe leer y escribir, entrevistaba a los ancianos para anotar datos históricos.

La tienda de Juy me parecía un lugar muy acogedor. Mientras la lista de provisiones de mi madre era surtida, yo me sentaba en uno de los altos bancos de madera y alambrón, saboreando una paleta de dulce, cortesía de la casa, a la vez que miraba los dulceros de vidrio de aspecto multicolor, y los barriles repletos de frijol, garbanzo y lenteja.

Desde entonces la cultura china me pareció fascinante. A medida que crecí y estudiaba mejor su existencia milenaria, me cautivaba sobremanera. Mis maestras de primaria se apellidaban Chiw. Tuve amigos de secundaria y preparatoria de apellido Wong. Quizá esta fascinación por su cultura y la convivencia con descendientes de súbditos chinos fueron las principales razones por las cuales me parecía indignante pensar en una masacre perpetrada en Torreón contra ciudadanos torreonenses de origen oriental.

Aún peor me resultaba la idea de que en nuestra ciudad se redujera el significado de los hechos sangrientos al nivel de mera anécdota. Por esta razón, apenas tuve acceso a las aulas universitarias como docente (1994), promoví entre los estudiantes una constante reflexión en torno a los hechos. Llevaba años haciendo esto cuando propuse a la comunidad torreonense, por escrito, la necesidad de repensar los acontecimientos, asumir la responsabilidad de las acciones de nuestros mayores, y construir un monumento que iluminara y sensibilizara nuestra consciencia: nunca más violencia en Torreón.

La propuesta fue publicada en el número 40 de la revista Vínculos de agosto del 2003, cuando no existía ninguna publicación local de carácter revisionista sobre la colonia china o la masacre de 1911. No mucho después, la propuesta fue aceptada por el Ayuntamiento de Torreón y colocó una placa conmemorativa. En 2004 se publicó el afortunado libro de Castañón Cuadros, con el cual aportó valiosa información sobre la comunidad china.

El 14 de junio de 2007 tuve el honor y la satisfacción de ser el Cronista de Torreón que, a nombre de la ciudad, presentó al embajador de la República Popular de China, el Excmo. Yin Hengmin, un texto oficial de desagravio por los infortunados sucesos del 15 de mayo de 1911. Muchos años de reflexión y de lazos afectivos sustentaron cada una de mis palabras.

Precisamente hoy, día de la clausura de la Olimpiada de Beijing, siento que mis inquietudes han terminado. El mundo entero, México, y de manera muy particular la Comarca Lagunera, se han dado cuenta de las dimensiones de la nación y cultura chinas. A través de la televisión y a lo largo de dos semanas, el mexicano y el lagunero promedio han podido atestiguar y aquilatar la enorme vitalidad, los recursos naturales y humanos, económicos, militares y culturales de la República Popular China. Se ha cobrado consciencia de la antigüedad, riqueza y sentido nacionalista de un país que cuenta con cinco mil años de historia. ¿Quién pondría hoy en duda la dignidad del pueblo o del legado cultural chinos?

viernes, agosto 22, 2008

Inicia la Marcha contra la inseguridad







Desde “El Pensador” de la Alameda de Torreón y con toda puntualidad, dio comienzo la “Marcha contra la inseguridad”. A las 18 horas en punto, los agentes de tránsito abrían paso a la multitud que avanzaba, vestida de blanco, por la avenida Matamoros, que es en la que se encuentra situada la Presidencia Municipal, apenas a tres o cuatro cuadras de distancia.

La asistencia la calculo en una cifra que puede oscilar entre dos mil y tres mil personas. La columna avanzó, bajo un sol abrasador, hacia el poniente, para luego doblar a la izquierda hasta llegar al lecho del río Nazas, donde se iban a encontrar las columnas de ciudadanos procedentes del Estado de Durango para la concelebración de la eucaristía.

Marcha contra la inseguridad


La marcha dará inicio a las 18 horas en El Pensador de la Alameda

El día de hoy se llevará a cabo la “Marcha contra la inseguridad”. Como es bien sabido por todos los laguneros, los hechos de violencia y extorsión contra los ciudadanos han alcanzado niveles inimaginables. En toda la historia de nuestra ciudad, nunca se había visto algo así.

Está bien que se realice esta marcha como un acto que muestre a las autoridades competentes, la voluntad de los ciudadanos, que es la de volver a tener una Comarca Lagunera tranquila, como lo ha sido siempre.

También es bueno que se concelebre una eucaristía en el lecho del río Nazas, para consuelo de los católicos que asistan. No sabemos cuántos miembros de las Iglesias de la Reforma asistirán, ni si estarán presentes en la eucaristía, pero ciertamente santificarán a su manera la marcha.

Pero lo que no debemos esperar de ninguna manera, (y esto lo digo por aquéllos que son creyentes) es que el Altísimo resuelva esta clase de problemas. La inseguridad que vivimos tiene sus raíces en largos años de injusticia y de corrupción.

El profeta Isaías, capítulo 32, verso 17, lo dice con toda claridad “El fruto de la justicia será la paz, la justicia traerá tranquilidad y seguridad perpetua”.

Entonces, una marcha como la de hoy es muy buena en la medida en que manifiesta una voluntad, un anhelo nuestro de cambio; pero si de verdad queremos transformaciones profundas en nuestro país, debemos tomar el toro por los cuernos. Como dice el Talmud con toda sabiduría “Si yo no por mí, ¿quién por mí? ¿Si no ahora, cuándo? En otras palabras, si yo no cambio de conducta y dejo la corrupción para actuar con justicia, ¿quién lo hará por mí? ¿Y si no comienzo hoy mismo, entonces cuándo? Cada ciudadano tiene la responsabilidad de su propio cambio; si todos los ciudadanos cambiamos para bien, entonces tendremos toda una sociedad cambiada, renovada, justa.

Pensemos que en una sociedad así, no habrá necesidades económicas, porque toda la población tendrá empleos bien remunerados y seguridad social eficiente. Las autoridades usarán los fondos públicos para lo que realmente son. Los guardianes de la seguridad pública serán leales y serviciales con la ciudadanía. No habrá hambre ni enfermedad, porque los recursos del país serán para beneficio de todos sus ciudadanos, no solamente para unos cuantos.

No hay mucha diferencia entre escribirle una cartita a Santa Claus o al Altísimo pidiéndole regalos que no nos merecemos porque nos hemos portado mal. Más bien decidamos corregir nuestra vida para actuar con justicia. Cuando esto suceda, el Altísimo nos mandará legiones de ángeles para protegernos, si aún fuera necesario. Pero no creo que lo fuera, ya hemos visto que las sociedades justas viven en paz.

miércoles, agosto 20, 2008

Familias del Bicentenario: los Elizondo




A veces, a los seres humanos no les son suficientes sus pobres luces intelectuales o morales para decidir en casos de conciencia, y deben recurrir a la experiencia, erudición o razones de otros para fortalecer, y a veces cambiar, las propias convicciones.

Este es el caso del tristemente célebre teniente coronel Ignacio de Elizondo, soldado insurgente que desertó de las filas de Allende e Hidalgo para pasarse a las de los novohispanos leales al gobierno establecido. Peor aún, si hubiera demostrado su cambio de lealtades de manera abierta, no se le hubiera tomado en cuenta sino como mera mudanza de opinión y vuelta al servicio de las autoridades constituidas, a quienes originalmente les había jurado obediencia. Pero hacerlo de manera encubierta, traicionando la confianza que sus antiguos superiores tenían en él, eso lo convirtió en un renegado, un traidor, un hombre sin honor.

Como es de todos bien conocido, el teniente coronel Ignacio de Elizondo capturó en Acatita de Baján al grupo de insurgentes que se dirigía desde Saltillo hacia Texas, y de ahí a los Estados Unidos. Ignacio de Elizondo estuvo al mando de esa operación en que fue cercenado de golpe el impulso libertador que comenzó en la parroquia de Dolores, en Guanajuato.

Tómese en cuenta, aunque sin disculparlo en lo absoluto, que fue aconsejado por hombres de iglesia, como el subdiácono J. Manuel Zambrano (en 1815 recomendado por el obispo de Nuevo León, Primo Feliciano Marín de Porras) o el cura de Monclova, el padre Galindo, para cometer traición. Debemos recordar que no era el ejército ni el pueblo, sino el clero mismo, quien más odio le tenía a Hidalgo, quien era un sacerdote consagrado y en funciones antes de ser excomulgado por el obispo Manuel Abad y Queipo. Desde el punto de vista del clero fiel al virrey, Hidalgo ponía en peligro la relación entre la Corona y la iglesia novohispana. Y en el ejército de Hidalgo militaban muchos religiosos rebeldes. Era natural que el clero considerara a Hidalgo un gran seductor del clero y del pueblo, y que quisieran capturarlo a cualquier precio, incluso el de la traición.

El teniente coronel Ignacio Elizondo provenía de una antigua familia de militares distinguidos, valerosos y honorables, originarios de lo que actualmente llamamos Coahuila y Nuevo León. Sería una pena que por la trayectoria de un solo individuo pudiera mancharse el prestigio de un linaje completo.

Francisco Ignacio de Elizondo Villarreal nació en Salinas Victoria, Nuevo León, donde fue bautizado el 20 de marzo de 1766, siendo hijo de José Marcos de Elizondo González y de María Josefa de Villarreal (libro de bautizos 1721-1790). Por ironías de la vida, la parroquia en que fue bautizado fue la de Nuestra Señora de Guadalupe, la misma advocación del estandarte guía del padre Hidalgo.

El teniente coronel Francisco Ignacio de Elizondo Villarreal era nieto paterno del capitán Bartolomé de Elizondo de la Garza y Francisca Javiera González Treviño. Era bisnieto del general Pedro de Elizondo González, quien nació en Saltillo hacia 1670, y de María de la Garza-Falcón y Rentería. Era tataranieto del capitán Francisco de Elizondo de Aguilar, y de Beatriz González de Paredes y Olea.

Los Elizondo, de acuerdo a los estudios efectuados y documentados por sus actuales descendientes, se apellidaban Elizondo-Urdiñola, y procedían de Oyarzun, en Guipúzcoa. De ese lugar era originaria la familia del conquistador Francisco de Urdiñola.

El teniente coronel Francisco Ignacio de Elizondo Villarreal se casó con Gertrudis García de la Garza, con quien tuvo once hijos e hijas.

Francisco Ignacio tuvo un hermano llamado José Nicolás de Elizondo Villarreal, quien se casó con una hermana de Gertrudis García de la Garza, María de Jesús García. Este matrimonio procreó a María Victoriana Coleta Elizondo García, quien casó con Francisco José Madero Gaxiola, matrimonio que a su vez procreó nada menos que a don Evaristo Madero Elizondo, patriarca y genearca de los Madero de la Comarca Lagunera.

De esta manera, aunque los Madero no descienden del teniente coronel Francisco Ignacio de Elizondo Villarreal, sí descienden de un hermano de él, y comparten la ilustre y centenaria ascendencia de las familias Elizondo, Villarreal, Treviño y González-de-Paredes.

Como podemos ver por este caso concreto, las familias no pierden su prestigio por las acciones torpes de un solo individuo. Hay muchos descendientes de las ramas Elizondo que han sido y son ciudadanos ejemplares. Es tiempo de quitarles de encima el deshonor de un solo individuo que obró mal, a título personal.

domingo, agosto 17, 2008

Familias del Bicentenario: los Almonte


El Generalísimo José María Morelos y Pavón


El General Juan Nepomuceno Almonte

El presbítero José María Morelos y Pavón fue uno de los grandes caudillos de la guerra de independencia mexicana, y seguramente uno de sus más brillantes estrategas.

Morelos fue bautizado con los nombres de “Joseph María Teclo Morelos Pabón”, el 4 de octubre de 1765 en Valladolid (actualmente Morelia, capital de Michoacán). Sus padres lo fueron Manuel Morelos y Juana Pabón, como se puede leer en el libro de bautismos 1760-1776 de dicha parroquia.

A finales del siglo XVIII, el padre José María Morelos fue designado cura de Carácuaro y Nocupétaro, comunidades de Michoacán. Ahí conoció a una joven llamada Brígida Almonte, con quien tuvo un hijo, Juan Nepomuceno. El niño, quien nació en 1803, siete años antes del Grito de Dolores, fue llamado Juan Nepomuceno Almonte, porque, por ser su padre un sacerdote católico consagrado y en funciones, no podía llevar su apellido.

El niño pronto se acostumbró al fragor de las batallas, pues su padre lo llevó con él a los diversos sitios donde se peleaba por la independencia. No era de extrañar que tomara la carrera de las armas y de la diplomacia. Fue nombrado general por Antonio López de Santa Ana, y sirvió durante la guerra texana. De hecho, los relatos de la “Masacre de El Álamo” se hicieron siguiendo los apuntes de su diario, que fue encontrado por los rebeldes en el campo de batalla.

Por los servicios distinguidos que prestó durante la batalla de San Jacinto, el general Almonte fue designado Secretario de Guerra por el presidente Bustamante. Posteriormente, Almonte fue designado embajador de México en los Estados Unidos, y pasó a residir en Washington, donde su simpatía y modales le ganaron muchas amistades entre los prominentes de esa capital. Almonte también representó a México en las cortes de Francia e Inglaterra.

El general Juan Nepomuceno Almonte se casó con la señorita María Dolores Quezada el 1º de marzo de 1840, en la parroquia de San Miguel Arcángel, en la ciudad de México (libro de matrimonios 1836-1866). Con esto, doña María Dolores se encontró en el extraño caso de ser la nuera de uno de los padres de la Patria Mexicana, el cura don José María Morelos.

A la vuelta de Santa Ana a México, el general Almonte volvió a ser embajador de México en Washington. No deja de ser curioso que el hijo de don José María Morelos fuera un monárquico recalcitrante. Precisamente por el gran prestigio de que gozaba como hijo de uno de los líderes insurgentes, se dedicó a afianzar la idea de establecer una monarquía en México. El Arzobispo de México y el general Almonte tuvieron un rol protagónico para ir a Miramar y convencer a Maximiliano de que debería venir a reinar a México.

Cuando Maximiliano tomó el poder, nombró al general Almonte su embajador ante Napoleón III, cuya confianza se ganó. Sin embargo, al caer el Segundo Imperio Mexicano, Almonte ya no pudo volver a México. Murió en París la tarde de un domingo de marzo de 1869.

El general Almonte y doña María Dolores Quezada tuvieron una hija, la cual casó con un general Herrán, español al servicio del pretendiente don Carlos de Borbón.

miércoles, agosto 13, 2008

Tecuichpo, madre de familias de México y España


Moctezuma II, padre de Tecuichpo

En un día como hoy hace 487 años, el 13 de agosto de 1521, cayó la última emperatriz de México-Tenochtitlán. Se trataba de la princesa Tecuichpo, cuyo nombre se traduce como “Noble Doncella”; en latín, significaría lo mismo que “Patricia”, es decir, mujer del linaje de señores.

Tecuichpo era hija del emperador Moctezuma II y de la princesa Tecalco de Tlacopan (Tacuba). Su bisabuelo paterno-materno fue nada menos que el rey Netzahualcóyotl de Texcoco. Como solía suceder, los hijos de los reyes solamente se casaban con sus iguales de sangre real.

Tecuichpo fue la heredera legítima del trono Mexica. Cuando murió Moctezuma II, Cuitláhuac la tomó por esposa para justificar políticamente su ascensión al poder. Cuando Cuitláhuac murió víctima de la epidemia traída por los españoles y sus esclavos, entonces Cuauhtémoc imitó a Cuitláhuac y tomó por esposa a Tecuichpo para subir al poder como último emperador mexica.

El 13 de agosto de 1521, los españoles capturaron a Tecuichpo y a su esposo Cuauhtémoc cuando trataban de huir para reordenar el imperio y hacer resistencia a los españoles.

Tecuichpo fue evangelizada y bautizada como doña Isabel de Moctezuma. Casó con Juan Gallego de Andrada, un conquistador español que llegó en la flota de Pánfilo de Narváez. De este matrimonio, Tecuichpo engendró a su primogénito, don Juan de Dios Andrada-Moctezuma, que es el genearca de la rama Moctezuma que permaneció en México, particularmente en Puebla y en San Luis Potosí. Muchos de los nobles novohispanos de la era colonial procedían de esta rama, entre ellos los condes de Miravalle.

Posteriormente, doña Isabel de Moctezuma casó con Juan Cano, un funcionario español. De este matrimonio procede la rama española de los Moctezuma, los Cano-Moctezuma de Cáceres. De esta pareja proceden muchos de los títulos de Grandeza de España, entre ellos los duques de Abrantes y de Linares, los marqueses de Tenebrón y muchos más. La misma Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, procedía de los Moctezuma.

lunes, agosto 11, 2008

Lectio Brevis



En la Universidad Iberoamericana Laguna, hoy se llevó a cabo la apertura formal del ciclo académico 2008-2009 mediante la ceremonia de la “Lectio Brevis”, la “Lección Breve”. Esta alocución de vieja prosapia es tradicional en las instituciones educativas jesuíticas desde hace más de 400 años. Generalmente es dictada por la autoridad académica de mayor rango en la institución, que en el caso de la UIA-Laguna, es el Rector.

En esta ocasión, el Dr. Fernando Fernández Font, S.J., Asistente de educación de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, fue invitado a dirigir la palabra a la comunidad universitaria.

domingo, agosto 10, 2008

Familias del Bicentenario: Los Iturbide


Corona Imperial Mexicana. Imagen de Casa Imperial de México

El matrimonio formado por don Agustín de Iturbide y Arámburu y doña Ana María Huarte Muñiz, tuvo una vasta progenie que se distinguió en el servicio de la Patria Méxicana, lo mismo en el campo de las armas que en el de la política o la diplomacia. Por tratarse de información poco conocida, y por estar tan cerca los festejos del bicentenario del inicio de la independencia nacional, considero relevante publicar estos apuntes, que están muy lejos de mostrar la vasta realidad de esta interesante familia. Las fuentes utilizadas consisten en diversos documentos, y como Cronista, conservo copia de los mismos para certificar su procedencia.

El primogénito de la pareja imperial, Agustín Gerónimo José de Iturbide y Huarte fue bautizado el 30 de septiembre de 1807 en el Sagrario Metropolitano de la ciudad de México.

Cuando su padre fue proclamado Agustín I, Emperador Constitucional de México, el joven de 16 años se convirtió en Príncipe Imperial de México. Tras la caída de la monarquía, vivió en Estados Unidos y se dedicó a la diplomacia. Don Agustín Gerónimo murió en diciembre de 1866, apenas a dos semanas de haber regresado de un viaje por Europa. El deceso ocurrió en el Clarendon Hotel de Nueva York, y la causa fue una complicación renal del llamado “Mal de Bright”. No tuvo descendencia.

Ángel de Iturbide y Huarte, el segundo hijo varón de Agustín de Iturbide y Ana María Huarte, fue bautizado con los nombres de “Ángel María José Ygnacio Francisco Xavier” en 1816, en Querétaro. Recibió una esmerada educación en la Universidad de Georgetown, en Washington. En 1854 fue nombrado Secretario de la Legación Mexicana en los Estados Unidos. Se casó con la señorita Alice Green, bella jovencita originaria del Distrito de Columbia, hija de un capitán del ejército estadounidense del mismo apellido. Alice tenía fama de ser una de las grandes bellezas de los salones de sociedad estadounidense durante la Guerra Civil Estadounidense. De este matrimonio nació Agustín de Iturbide y Green, nieto por línea de varón del primer emperador mexicano. Don Ángel de Iturbide murió el 18 de julio de 1872.

Salvador María de Iturbide y Huarte fue el tercer hijo varón de la pareja imperial, y fue bautizado el 17 de julio de 1820 en la ciudad de México.

Felipe de Iturbide Huarte fue el cuarto hijo varón del Emperador Agustín I. De él no tengo información disponible.

Agustín Cosme de Iturbide y Huarte, el quinto y menor de los hijos varones de la pareja imperial, ingresó al ejército mexicano, donde ostentó el grado de Teniente Coronel. Durante la guerra de los Estados Unidos contra México, Agustín estuvo presente en las batallas de Monterrey, Buenavista, Cerro Gordo, y las que se libraron en los alrededores de la ciudad de México. Acompañó a Santa Ana a Puebla, desde donde fue enviado con despachos tan solo para caer prisionero de los rangers del Capitán Walkers en Huamantla, Tlaxcala, en 1847. En 1854 fue nombrado Ayuda de Campo de Santa Ana. Nunca se casó.

En 1865, la segunda pareja imperial de México, Maximiliano I de Habsburgo y su esposa Carlota Amalia de Sajonia-Coburgo, en vista de que no podía tener descendencia propia, adoptó al pequeño Agustín de Iturbide y Green (nacido hacia 1862) como heredero de todos sus bienes y como sucesor en el trono de México. A la vez, se le otorgó el título de “Príncipe de Iturbide” con el tratamiento de “Alteza”. Estos decretos entraron en vigor al ser publicados en el “Diario del Imperio”, el periódico oficial de Maximiliano, el 16 de septiembre de 1865. En dichos decretos se menciona también al joven Salvador de Iturbide Marzán, como sujeto de los mismos privilegios que Agustín, su primo. Previamente, en el castillo de Chapultepec, con fecha del 9 de septiembre de 1865, Maximiliano y los jefes de la familia Iturbide habían firmado un tratado de ocho puntos relativos a la adopción, honores y pensiones de los miembros de la familia. Por el Emperador firmó su Secretario de Relaciones Exteriores y encargado de la Secretaría de Estado, don José J. Ramírez. Por los Iturbide firmaron Agustín Gerónimo, Ángel, José y Alice Green de Iturbide.

Cuando Carlota Amalia zarpó rumbo a Europa para buscar apoyo político para Maximiliano, se llevó consigo al pequeño Iturbide. En La Habana, primera escala del viaje, lo recuperó su madre, la señora Green de Iturbide, y lo llevó a Washington, donde residió una buena parte de su vida..

En junio de 1867, poco antes de la caída de Querétaro, algunos diarios norteamericanos dieron a conocer la existencia de la carta de abdicación de Maximiliano en favor del infante Agustín de Iturbide y Green. Decían que, cuando a Márquez no le quedó duda alguna de la traición de López en favor de los republicanos, para entregarles Querétaro, procedió de inmediato a la apertura de algunos documentos que le había entregado Maximiliano en persona. Entre ellos encontró la ya mencionada abdicación del Emperador, firmada de su puño y letra. Una vez enterado del contenido del documento, Márquez procedió a proclamar a don Agustín de Iturbide y Green como Emperador de México y sucesor de Maximiliano, bajo la regencia de la Emperatriz Carlota. La autenticidad de la carta de abdicación nunca fue impugnada.

En enero de 1877, según una reseña de la época escrita en Nueva Orleans, el príncipe Agustín de Iturbide y Green, título por el cual se le conocía desde su adopción por Maximiliano, se encontraba entre los pasajeros del vapor “Jamaica”, con destino a Liverpool, en Inglaterra. El objeto del viaje era el de convertirse en alumno de la Academia Militar Woolwich. Se le consideraba un joven brillante e inteligente, de unos quince años de edad, y hablaba el inglés con buen acento. Había estudiado en las escuelas públicas de Washington y en la Universidad de Georgetown, el Alma Mater de su padre. Su discurso de graduación llamó la atención por haberlo escrito sobre el tema “Democracia”, sistema político al que se mostró muy favorable, y por ser, a la vez, heredero de dos emperadores.

En 1888, el príncipe Agustín de Iturbide causó conmoción al aceptar una comisión de manos del presidente Porfirio Díaz y portar el uniforme de teniente del ejército mexicano. El todavía influyente Partido Monárquico Mexicano juzgó de suma importancia el hecho, cuya relevancia radicaba en el acercamiento que se daba entre monárquicos y republicanos. Hemos visto ya que el príncipe Iturbide había estudiado en la Academia Militar de México, en Chapultepec, así como en los Estados Unidos y en Europa. Por orden directa del presidente Díaz, Iturbide fue destinado al famoso Séptimo Regimiento, comandado por un oficial que fue coronel del Regimiento de la Emperatriz durante el reinado de Maximiliano.

A pesar de los buenos augurios políticos, el joven Iturbide expresó en público algunas críticas contra el gobierno de Díaz, razón por la cual se le siguió consejo de guerra y prisión. Sus amigos de Washington comentaban que la crítica era tan solo la de un impetuoso y joven ciudadano a su presidente.

No obstante lo anterior, el príncipe Iturbide fue condenado a un año de reclusión bajo el cargo de falta de respeto al régimen de Díaz. Su madre, la señora Alice Green, lo estuvo visitando y apoyando en prisión, hasta que ella contrajo una enfermedad que le costó la vida en enero de 1892.

El 5 de julio de 1915, el príncipe Iturbide contrajo nupcias con la señorita Mary Louise Kearney, hija del General Brigadier James E. Kearney. Ofició el reverendo J. M. Cooper, de la iglesia católica de San Mateo de Washington.

viernes, agosto 08, 2008

Contingente militar


De acuerdo a la información proporcionada por los medios impresos de la región, ayer arribó un contingente de 500 elementos del Ejército Nacional Mexicano, con el propósito de permanecer en los municipios de Lerdo y de Gómez Palacio, Durango.

El objetivo de la presencia de estos soldados, comandados por el General de Brigada D.E.M. Moisés Melo García, titular de la X Zona Militar, es el de incrementar la seguridad de la ciudadanía comarcana.

El alcalde de Ciudad Lerdo, Durango, señor Carlos Aguilera, declaró ayer al diario “El Siglo de Torreón”:

“Ellos estarán salvaguardando la seguridad con la intención de que volvamos a los tiempos de calma, los tiempos en los cuales la gente se paseaba muy tranquila aquí en la Comarca, a la ciudadanía le pediría que vuelva a ser la misma gente de antes, la que sale tranquilamente al mercado a surtir su despensa, la que sale a hacer ejercicio a los parques o a la Plaza a tomar una nieve”.

jueves, agosto 07, 2008

Visita del Embajador Español


El señor Carlos González Castañón


El Excmo. señor Carmelo Angulo Barturen


Vista general del banquete

En un ambiente festivo y muy optimista, se llevó a cabo hoy la comida de negocios convocada por el titular del Consulado Honorario de España en Torreón, señor Carlos González Castañón. El evento se verificó en uno de los suntuosos salones del Parque España de nuestra ciudad.

Para esta reunión, fuimos invitados representantes de la cultura, las artes, la ciencia, la educación superior, la industria, el comercio, la banca, gobiernos municipales y del gobierno del estado, entre otros. La concurrencia fue muy selecta, y el evento tuvo por objeto escuchar los mensajes del ilustrísimo Cónsul General de España en Monterrey, señor Francisco Aguilera Aranda; del Excelentísimo señor Embajador de España en México, Carmelo Angulo Barturen; del Alcalde de Torreón, señor José Ángel Pérez Hernández; y del representante del Gobernador de Coahuila.

En esencia, los mensajes pusieron de manifiesto el gran interés de España (que, después de los Estados Unidos, es el segundo país por la magnitud de sus inversiones en México) en incrementar sus relaciones comerciales y culturales con Coahuila, y particularmente con La Comarca Lagunera. De acuerdo con el embajador español, las relaciones entre España y México jamás fueron tan buenas ni tan propicias como lo son en la actualidad, y esto es el fruto de cinco siglos de hermandad y colaboración hispano-mexicanas.

Por su parte, los representantes del gobierno municipal y estatal manifestaron su total disposición para emprender más y mayores proyectos conjuntos con los empresarios españoles.

La comida fue espléndida, y estuvo acompañada de vinos tintos del “Valle de Parras” de calidad exportación.

Fueron retirados los letreros



Fotos de El Siglo de Torreón, Ramón Sotomayor.
El señor David Aguillón Rosales, Director General de Comunicación Social del Estado de Coahuila, ha demostrado tener sensibilidad política y ciudadana, al tomar en cuenta el malestar que en La Comarca Lagunera despertaron los discutidos letreros limítrofes de los cuales hablamos en nuestro artículo de ayer.

Estos letreros ya fueron retirados, y en su lugar se colocarán otros más adecuados para las circunstancias de nuestra región, que como es bien sabido, se consolida como Zona Metropolitana.

Los nuevos letreros del resto del Estado permanecerán en su sitio, pues en Coahuila, la condición de Zona Metropolitana Interestatal solamente existe en La Laguna.

miércoles, agosto 06, 2008

¿Zona Metropolitana dividida?



De llamar la atención está la reciente colocación de letreros en los límites de La Comarca Lagunera de Coahuila con la de Durango. Para cruzar hacia Gómez Palacio, uno se topa con un texto que dice “Ni modo: aquí termina Coahuila”, y para entrar hacia Torreón, hay otro que dice “Por fin llegué a Coahuila”.

Aunque algún funcionario saltillense dice que el objetivo de estos letreros es puramente turístico, la verdad es que las frases citadas encierran juicios de valor. No se trata de textos puramente descriptivos o denotativos. El hecho de que el alcalde de Torreón pida a Saltillo el retiro de los letreros, significa que se colocaron por autoridad estatal.
Entendemos que, en cualquier otra región del estado, textos como esos moverían a risa, por ejemplo, la de los regiomontanos que lleguen a Saltillo. O la de los saltillenses que van de compras a Monterrey. Quizá su contenido sea más apropiado en la frontera internacional con los Estados Unidos. Pero en una Comarca Lagunera que posee una identidad varias veces centenaria, letreros así son del todo improcedentes. Y el mensaje se vuelve más provocativo en una región que se está consolidando como Zona Metropolitana.

martes, agosto 05, 2008

El Capitán Fantasma


¿Quén no recuerda al “Capitán Fantasma”, el archiconocido malandro de las décadas de los cincuentas y sesentas? (Aclaro a los lectores foráneos que “Malandro” es un término local muy popular para designar al malandrín, al malhechor).
En Torreón, sus fechorías, sus encarcelamientos y sobre todo, sus fugas de prisión, fueron legendarias. El tipo en cuestión se llamaba Santiago Reyes Quezada, y nació en 1922. Originalmente se dedicaba a robar radios de automóvil disfrazado de capitán del ejército, motivo por el cual recibió el sobrenombre de “Capitán”. Cuando era atrapado, buscaba por todos los medios ser llevado a algún hospital, para fugarse desde ahí. Por su facilidad para ejecutar las evasiones, recibió el mote de “Fantasma”. Así que por sus características y habilidades, este maleante era conocido como “El Capitán Fantasma”.
En 1958, una ola de cuantiosos robos sacudió a Torreón, y eran tan inexplicables, tan limpiamente realizados estos latrocinios, que la policía local se los atribuyó al Capitán Fantasma, de quien se sospechaba que residía en La Comarca Lagunera.
El 18 de julio de 1959, el Capitán Fantasma fue puesto a disposición de las autoridades de Torreón, luego de una persecución verdaderamente Holywoodesca, que le causó al famoso hampón heridas de bala en las piernas. Por esta razón y por otras que tenía en mente, el Capitán Fantasma se negaba a comer y comenzaba a adelgazar.
Durante agosto del mismo año, el preso fue llevado al Hospital Civil de nuestra ciudad para ser atendido de la infección y debilidad que presentaba. El enfermo estaba encamado, y tenía la mano derecha esposada a la cama. A la vez, era custodiado por varios policías. Aún así, logró escaparse gracias al soborno, según se comentaba. Fue tal el alboroto causado por la nueva fuga, que trescientos policías se dieron a la tarea de buscarlo por toda la comarca, incluso en las terminales de transportes foráneos.
Fue tal el desconcierto de las autoridades ante esta nueva fuga, que al día siguiente ofrecieron una recompensa de cinco mil pesos a quien aportara información que pudiera ser útil para la captura del maleante.
El Capitán Fantasma solía ser bastante creativo para ejecutar sus robos, asaltos y fugas. Se fabricaba placas “oficiales” para su coche, e incluso lo pintaba como patrulla. En alguna ocasión, la mala ortografía le jugó una mala pasada por pintar en su vehículo la palabra “Polecía” en lugar de “Policía”. En 1965 estaba preso en Puebla, y prácticamente todos los estados de la federación lo reclamaban para ser enjuiciado por delitos cometidos en sus jurisdicciones. Pero el Capitán Fantasma no duraría mucho, en julio de ese mismo año se había comprobado que padecía un avanzado grado de tuberculosis.
Fuente: "El Informador" (Guadalajara, Jalisco) varias fechas.

domingo, agosto 03, 2008

El primer combate aéreo en México


La primera bomba aérea en la época del Gral. Pershing

La Comarca Lagunera ha sido una región que, desde su surgimiento a la vida occidental, ha impactado grandemente las regiones adyacentes y por supuesto, la vida nacional. Por siglos ostentó el récord como productora de vinos y aguardientes, luego, como productora de algodón.

La Revolución Mexicana surgió en nuestras ciudades con Madero y el Partido Antireeleccionista. Viesca estuvo entre las dos poblaciones tomadas por el Magonismo en 1908, y Gómez Palacio fue la primera ciudad tomada por el movimiento Maderista. La batalla más sangrienta de la Revolución fue la de Torreón. En Torreón se concedió el asilo político a León Trotsky. En Torreón existe una buena cantidad de eventos como estos, dignos de efemérides.

Hoy quiero mencionar el presunto primer combate aéreo (entre aviones enemigos) del que se tenga registro en México. De acuerdo a los registros de cierto diario, esto ocurrió durante la ocupación de Torreón por el rebelde general Escobar. En marzo de 1929, nuestra ciudad se encontraba ocupada por las fuerzas de éste, mientras que el general Almazán, leal al gobierno, atacaba las fuerzas escobaristas desde Monterrey. La aviación era una prioridad en la estrategia de Almazán, que usaba aviones de reconocimiento o de bombardeo.

El sábado 16 de marzo de 1929, Torreón fue repetidamente bombardeado desde el aire por las fuerzas de Almazán. Ese mismo día se trabó el primer combate aéreo en la historia militar de México, cuando un aviador escobarista decidió atacar, él solo, la escuadrilla de aviones federales. El avión rebelde fue abatido, y los federales causaron pánico en Torreón cuando dejaron caer sus bombas sobre la ciudad. Se reportó que uno de los aviadores federales fue derribado.

sábado, agosto 02, 2008

Un patriota saltillense



Don Juan Antonio de la Fuente, Paseo de la Reforma

Para algunos cronistas y para la mayoría de los políticos, es muy difícil hablar de los hechos y de los personajes “alternos” de la Historia, porque éstos suelen estar cargados de ideología partidista. Los partidos y las corrientes políticas suelen tener sus propios catálogos de “héroes y villanos”. Los políticos prefieren guardar las apariencias de la “Historia Oficial” porque van de por medio los votos y la aprobación del partido.

En mi caso, no tengo expectativa alguna sobre los votos que pudiera obtener como político, puesto que no lo soy, ni pertenezco a ningún partido político que pudiera “disciplinarme” por mencionar los fenómenos del pasado desligados de toda carga ideológica. Como investigador académico que soy, me interesa la verdad verdadera, aquélla que surge de la lectura desapasionada de los documentos que atestiguan los hechos del pasado, sin interés partidista alguno.

Una vez aclarado lo anterior, comentaré que los historiadores de diversas tendencias parecen no haber llegado a un consenso general sobre la existencia y significado de los tristemente célebres “Tratados de Tránsito y Comercio Mc Lane – Ocampo”. Aparentemente se trataba de un acuerdo con los Estados Unidos, el cual daba demasiadas ventajas a los norteamericanos, aún a costa de la soberanía mexicana.

No es de nuestro interés atizar más las disputas entre historiadores, ni tampoco poner el dedo en la llaga. Este artículo solamente busca celebrar la integridad de un hombre, un coahuilense nacido en Saltillo, un liberal con un gran sentido del patriotismo. Se trata del Lic. Juan Antonio de la Fuente, Ministro de Relaciones Exteriores y del Tesoro en el gabinete del presidente Juárez.

En 1859, cuando México tenía, de manera simultánea, un presidente conservador y otro liberal, el señor Mc Lane, enviado por los Estados Unidos, ofrecía en la ciudad de México y en la de Veracruz el reconocimiento político de su nación a cualquiera de los dos gobiernos que aceptara los términos del famoso “tratado”.

Cuando el señor Robert Milligan Mc Lane se entrevistó con el ministro de Relaciones Exteriores Don Juan Antonio de la Fuente en Veracruz (diciembre de ese año) y lo enteró de los términos del “tratado”, de la Fuente respondió renunciando a los Ministerios de Relaciones Exteriores y del Tesoro.

Juan Antonio de la Fuente se rehusó a aceptar los términos del tratado, declarando que él no iba a firmar la pérdida de la soberanía de México para ponerla en manos de los Estados Unidos, puesto que ésta era la intención del acuerdo internacional.

Un periódico estadounidense de la época incluso se felicitaba de que el Ministro mexicano de la Fuente hubiera sido “sacado de la jugada” para que no estorbara la firma de este tratado, tan conveniente para la Unión Americana. Comentaba dicho periódico lo siguiente:

“Pero este “moderado” que preferiría ver a su país aniquilado antes que dárselo pacíficamente a los americanos, afortunadamente está fuera de la jugada, y el proyecto cobra vida”.

Finalmente, el tratado se firmó en Veracruz el 14 de diciembre de 1859. Afortunadamente nunca se ejecutó su contenido, por cuestiones de política interior estadounidense.

Don Juan Antonio de la Fuente es recordado por su lapidaria frase pronunciada en la corte francesa de Napoleón III, cuando el señor “La Fuente” como le llamaban algunos (del francés “Lafontaine”) era plenipotenciario de México en París. Dijo entonces “No luchéis contra mi patria; mi patria es invencible”.

Nadie le recuerda por este aún mayor acto de patriotismo que implicaba renunciar a sus ministerios y al favor del Partido Liberal por cuestiones de conciencia, porque él no podía sancionar con su autoridad un tratado que consideraba vulneraba la soberanía nacional.

Fuente: New York Times, 21 de diciembre de 1859.

viernes, agosto 01, 2008

Miguel Báez Durán


Hoy tuvimos la oportunidad de saborear una buena taza de café Miguel Báez Durán, talentoso y notorio literato lagunero que radica en Québec, y yo. Nos conocemos hace tiempo, pues Miguel es ex alumno, entre otras instituciones, de la Universidad Iberoamericana y del renombrado taller literario de Jaime Muñoz Vargas (para quien deseo pronta recuperación).

Precisamente hoy apareció en un diario de la ciudad, el aviso sobre una conferencia que dictará el joven Báez Durán en torno a la relación entre cine y literatura, conferencia que tendrá lugar el miércoles 6 de agosto en el Icocult (Juárez y Colón) a las 20 horas.

Miguel y yo estuvimos conversando sobre sus proyectos actuales, que consisten básicamente en la redacción de cuentos y novelas. Definitivamente, es lo suyo. Da gusto saber que existen jóvenes talentos regionales (nació aquí a la literatura) que, con su creación artística, colocan a La Laguna en el mapa de la literatura nacional e internacional. Enhorabuena...